Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LA COMPETENCIA CONCLUYO Y HOY SE ANUNCIAN LOS PREMIOS
Cuando el final se acerca 

�Esperando al Mesías� fue la tercera película argentina en concurso, acompañada por una �Pizza, birra, faso� a la ecuatoriana y un film japonés, �Gekko No Sasayaki�, de una extraña e inquietante intensidad.

Dos a quererse, aunque a su manera, en el film japonés.


Por Horacio Bernades
t.gif (862 bytes) La exhibición de dos películas latinoamericanas y una asiática cerró la muestra competitiva del II Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. El miércoles se presentó la ecuatoriana Ratas, ratones, rateros, mientras que ayer fue el turno de la japonesa Gekko No Sasayaki/Moonlight Whispers y de la última argentina en competencia, Esperando al Mesías. Hoy a las 18, en la sala 10 del complejo Hoyts, será la ceremonia de clausura, con el anuncio de los premios y la proyección (sólo para invitados) de Dark Days, un documental sobre los homeless neoyorquinos, presentado por autoridades del Festival de Sundance.
Ratas, ratones, rateros y Esperando al Mesías son como dos caras posibles del cine latinoamericano. La opera prima de Sebastián Cordero es una muestra característica de cine social, alrededor de un grupo de marginalizados de la ciudad de Quito, mientras que la película de Daniel Burman (realizador de Un crisantemo estalla en Cincoesquinas) adhiere a un modelo de comedia dramática de factura muy profesional, aunque haya sido filmada en el formato de Súper 16. Desde el título mismo, es difícil para el espectador argentino no comparar Ratas, ratones, rateros con Pizza, birra, faso. En esa comparación, hay que decirlo, la película de Cordero pierde, porque queda mucho más pegada al modelo de cine-social-urbano, sin las particularidades que le daban al film de Caetano & Stagnaro una personalidad propia.
Una nerviosa persecución en un cementerio demuestra de entrada la solvencia técnica del realizador. Quien, atento a la necesidad de colocar el film en mercados extranjeros, no desdeña darle al film un esquema básico de thriller. El film de Cordero se ve favorecido por ciertas pinceladas de humor (algunas, decididamente negras, alrededor de una abuelita en silla de ruedas) y sobre todo por unos diálogos llenos de color. No es que esté mal Ratas, ratones, rateros, pero lo cierto es que no va mucho más allá de lo esperable. En cuanto a Esperando al Mesías, atribuirle la categoría de �comedia dramática� es sin duda una reducción. De hecho, Burman, que coprodujo el film con España e Italia y contó con apoyo del Sundance Institute, dibuja, al fondo de la escena, un cuadro social que está entre cierta modernidad y la pauperización lisa y llana.
De estructura coral, Esperando al Mesías se ordena alrededor de dos personajes opuestos: un muchacho judío de clase media y un ex empleado bancario que tras perder su puesto se dedica al cirujeo. Como ocurría mucho más acentuadamente en su film anterior, hay sin duda en Burman una tendencia a narrar de modo dispersivo. El realizador intenta abarcar gran cantidad de temas, desde la condición judía hasta la amenaza siempre presente de la marginalización, pasando por la búsqueda y pérdida de identidad y las dudas del protagonista en lo personal, vocacional y amoroso. Ese cuadro nunca termina de profundizarse, entre otras cosas porque las bazas a las que el realizador apuesta son de la índole más diversa.
Como suele ocurrir en tantas coproducciones, la presencia de actores extranjeros de renombre (Imanol Arias, Stefania Sandrelli, Chiara Casselli) no termina de justificarse. Los diálogos oscilan entre una lograda ironía y cierta cursilería propia del peor cine argentino, así como las historias de amor no convencen. Es posible que Esperando al Mesías no sea una obra acabada. Pero indiscutiblemente, del conjunto se desprende no poca gracia y encanto. Si la película de Burman es dispersiva, Gekko no Sasayaki/Moonlight Whispers encuentra su fuerza, contrariamente, en la concentración con que el realizador Shiota Akihiko hace foco sobre una pareja, unida por una suave pero indudable perversidad. Takuya y Satsuki, protagonistas de Moonlight Whispers, bienpodrían ser la versión teenager de los amantes sadomaso de la coreana Gojitmal, también exhibida en el marco del festival.
La diferencia es que lo que en Gojitmal pasa por una elección voluntaria y sin culpas, aquí adquiere un matiz torturado y fatal, propio de un melodrama. Se desprende una morbidez del film japonés, que el tratamiento impreso por Akihiko, lento y progresivo, no hace más que potenciar, bloqueando todo sensacionalismo y redondeando uno de los films más parejos de la muestra. Con ella, la competencia se cerró en muy buen nivel. Ahora, el jurado tiene la palabra. (Gekko no Sasayaki se verá hoy a las 14.30; Esperando al Mesías repite a las 15. Ambas, en el Hoyts Abasto.)

 

Recomendados de hoy

12.00: Garage Olimpo, de Marco Bechis, la oportunidad de recuperar un film esencial sobre los años de plomo en la Argentina (Hoyts 7).
13.30: Iluminación garantizada, de Doris Dörrie, el film más reciente de la notable realizadora alemana, rodado en Japón (Hoyts 8).
14.50: L�Humanité, obra consagratoria de Bruno Dumont, ganadora del Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes (Lorange).
15.00: Japan Edge, imperdible encuentro con la historia secreta del animé, a cargo de especialistas norteamericanos (Cosmos).
16.15: Le violon de Rothschild, obra maestra de Edgardo Cozarinsky, que hace dialogar la ópera, la ficción y el documental (Hoyts 8).
18.00: Encuentro con lo mejor de la animación argentina (Cosmos).
19.30: Herr Zwilling und Frau Zuckerman, último aporte a la sección �La banalidad del mal�, a cargo del cineasta alemán Volker Koepp (Hoyts 12).

 

PRINCIPAL