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Por Martín Pérez Una es de Corea del Sur, otra es de Estados Unidos, y la última es finlandesa. La primera es un thriller, la segunda un documental y la tercera una tragedia muda. Son tres películas que no podían tener menos en común. Salvo el hecho de que se exhiben este fin de semana dentro del ciclo Panorama del Cine Independiente del Festival porteño. Y que probablemente ésta sea la primera y última oportunidad de poder verlas. Al menos en una sala de cine. Se trata de Nowhere to Hide, de Lee Myung-se; The Source, de Chuck Workman, y Juha, de Aki Kaurismaki: tres películas que conviene no dejar pasar de largo. Aunque parezca difícil de creer, luego de haber visto la ductilidad con la que maneja todos los registros de la acción cinematográfica, Nowhere to Hide (hoy a las 13.45, Abasto 9) es la primera película del género de Lee Myung-se, que con sus cuarenta y dos años es uno de los directores más completos del nuevo cine surcoreano. �Es verdad, ésta es mi primera película de acción�, ha dicho Lee. �Pero uso el género como Sergio Leone usaba el western: con humor y música.� Con una avasallante heterogeneidad estética, pasando del blanco y negro al color, y del lirismo poético al homenaje a Dragon Ball casi sin pestañear, este sexto opus de Lee es un policial dinámico y atrapante, cuyo vértigo recuerda inevitablemente el estilo de directores de Hong Kong como John Woo y Wong Kar-wai. �Aunque no tengo una auténtica relación con ellos, es verdad que existen ciertos elementos estilísticos en común. Pero creo que hay cosas que yo hice antes que Wong Kar-wai, por ejemplo, pero que la gente identifica con él porque se ha vuelto famoso en todo el mundo.� Con un prólogo en blanco y negro y una admirable secuencia inicial que es un asesinato filmado como un corto expresionista, Nowhere to Hide estáprotagonizada por el joven detective Woo, un proto-Columbo coreano obsesionado con capturar a un enigmático asesino. A partir de aquel primer asesinato, Woo y sus colegas corren implacablemente detrás de personajes callejeros como Keystone Cops atrapados en un film de Tarantino, con permanentes citas al manga y al cine mudo. Tan desconocido como Lee Myung-se al menos en lo que se refiere a ese reconocimiento que viene después de leer/escuchar su nombre, el trabajo del director y editor Chuck Workman es, sin embargo, largamente conocido por los cinéfilos locales: desde hace más de una década es el responsable de editar los clips de los films nominados al Oscar que se exhiben en la transmisión televisiva de la entrega de dichos premios. Ganador de su propio Oscar en 1986 por su cortometraje Precious Images, The Source (hoy a la 0.15 �domingo, o sea� en Abasto 9, repite mañana a las 13.45 y 21.45) es el segundo largometraje documental de Worman, cuyo previo Superstar estuvo dedicado a la vida de Andy Warhol. The Source, mientras tanto, recorre vida, obra y leyenda de la Generación Beat, partiendo del encuentro que en 1944 unió los destinos de Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. Yendo de los inicios del mito a los avisos de khakis actuales a través de un copioso material de archivo, Workman recorre la fina cornisa que lleva de la Generación Beat a la hippie, y de allí al mainstream sin escalas. En su metraje aparecen Timothy Leary y Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti y Bob Dylan, e incluso Neal Cassady en unas películas caseras que lo muestran en toda su gloria. �No estaba destinado a envejecer�, dice Ferlinghetti de Cassady. �Siempre fue joven y siempre lo será.� Pero no sólo hay material de archivo en The Source: Workman convocó a Dennis Hopper para leer a Burroughs, mientras John Turturro hace lo propio con Ginsberg y Johnny Depp con Kerouac. Si Workman recupera la leyenda Beat, lo que hace el finlandés Aki Kaurismaki con Juha (mañana a las 19.15, Abasto 9) es recuperar un cine perdido. Presentada en el festival de cine de Nueva York como la última película muda del siglo veinte, Juha es una adaptación cinematográfica de un clásico de la literatura finlandesa tal como se lo hubiese filmado en los años veinte: mudo y en blanco y negro. Ayudado por una banda de sonido magistral, Kaurismaki cuenta con su habitual parquedad la trágica historia del pastoral Juha y su destino de venganza urbana. Sin estar a la altura de sus grandes obras, Juha es un atrevido experimento de un cineasta genial, lamentablemente poco conocido en nuestro país.
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