Por Julio Nudler
�¿Qué consecuencias nos provocará el derrumbe de Wall Street?
�Es un proceso todavía en gestación. Hasta ahora generó mucho menos impacto que el esperable. Ya hubo cinco subas de tasas en Estados Unidos desde el año pasado, y no afectaron a la Argentina ni a la región.
�Pero Wall Street seguía subiendo...
�Eso fue verdad hasta mediados de enero. Luego pasó algo extraño: fuerte caída del Dow Jones (acciones industriales) entre el 10 de enero y el 10 de marzo, con paralelo ascenso del Nasdaq (tecnológicas e Internet). El mercado se escindió. Ahí empezó a hablarse de la nueva economía versus la vieja. El contagio que la caída del Dow provocó en otros mercados fue nulo. Estos siguieron más bien al Nasdaq.
�Pero después empezó la caída de éste.
�Y el Dow se recuperó con igual intensidad. Pero la última semana cayó todo, viejo y nuevo. No hubo refugio dentro de la Bolsa, lo cual como fenómeno es bastante más normal, y además empezó el contagio a otros mercados. De todas formas, por ahora el efecto sobre la Argentina fue moderado, igual que sobre el resto del mundo.
�¿Y si Wall Street siguiera cayendo?
�Lo que la historia enseña es que, en ese caso, la repercusión fuera de Estados Unidos sería muy importante.
�¿Qué pasará con la economía real?
�Eso es cuestión de tiempo. Un derrumbe rápido de la Bolsa puede impactar poco a la economía real. La caída por la crisis rusa en 1998 no generó ningún efecto. El profundo crac de 1987 tampoco. En ambas ocasiones la Reserva Federal reaccionó con un rápido cambio de política, que preservó a la economía real.
�Pero la caída actual lleva desde enero...
�Sí, sólo que la sensación era que no pasaba nada, porque mientras caía un sector subía otro. Si ahora la Reserva Federal no actúa, habrá impacto sobre la economía real.
�¿Qué debería hacer Greenspan: bajar la tasa?
�Exacto. Los altos precios que alcanzaron las acciones están relacionados con una liquidez abundante. Microsoft puede valer cientos de miles de millones más o menos en función de cuánta plata hay en circulación.
�¿Significa que el combustible del boom bursátil fue la política monetaria?
�El Y2K es esto. En la práctica, el Y2K fue una expansión fenomenal de liquidez, que aceleró la suba de las acciones. Los mercados empezaron a remontar vuelo fuertemente a mediados de octubre, dentro y fuera de Estados Unidos. Y ya en este año, la Fed y los otros bancos centrales empezaron a retirar esa liquidez. Esta seguía estando, pero el horizonte era que en cada reunión Greenspan aumentara un cuarto de punto la tasa. La Bolsa estaba evidentemente en problemas.
�Concretamente, los bancos financiaban la compra de acciones...
�Un inversor que dispusiera de 100 dólares podía recibir otro tanto de crédito para armar una posición de 200, o más aún si usaba opciones y futuros. La garantía eran las propias acciones, más algún otro activo en garantía, dependiendo de cada arreglo entre banco y cliente.
�Eso es timba con crédito bancario.
�Obvio. Cuando las cosas se dieron vuelta, los bancos empezaron a liquidar las posiciones de sus clientes, acelerando así la caída de las cotizaciones. Es que el efecto palanca funciona tanto para arriba como para abajo.
�¿Qué comportamiento tendrán los capitales?
�Hasta ahora, pese a las cinco subas de la tasa, no habían salido de la Bolsa ni se había desacelerado el crecimiento de Estados Unidos y del mundo. A pesar de la volatilidad, hasta estos últimos días no había habido pánico financiero.
�¿Lo que ahora sucedió puede frenar a la economía norteamericana?
�Claramente, pero no si se queda en lo del viernes. Sí si se profundiza. Nunca la Bolsa gravitó tanto en la economía ni influyó de este modo en la estrategia de las compañías, y hasta en la liquidación de las remuneraciones. Por este motivo, una caída bursátil que persista retraerá el consumo. Muchos estadounidenses se sentirán más pobres, porque las acciones y las opciones que tienen valdrán mucho menos.
�Pero si la economía estadounidense se frenara, el escenario mundial se volvería mucho menos amigable.
�Sin duda. Más aún: antes de que se frene la economía, como los mercados financieros ajustan a gran velocidad, puede sobrevenir una salida de capitales, que hasta ahora no vimos.
�Si los capitales salieran de Estados Unidos, ¿adónde irían?
�Allí de donde vinieron. Es decir, Europa y Japón, aunque todavía no ha sucedido. Para saber cómo van a moverse los capitales hay que mirar quiénes son los deudores y quiénes los acreedores. Estados Unidos está a la cabeza de los países que tomaban capitales en forma neta.
�Aunque a otro nivel, Argentina está también en el lote de los que necesitan atraer capitales.
�Así es. La pregunta acá es si un inversor al que le rompieron la cabeza con un punto com en el Nasdaq colocará en la Argentina lo que logre salvar, para comprar Alpargatas o Comercial.
�Difícil que suceda...
�En el primer momento hay una parálisis. El mercado se detiene. Lo que crece es la aversión al riesgo. La gente se vuelve mucho más reticente. Cosas que están en los manuales, hasta el miércoles no se veían. Las acciones de los bancos y las financieras subían, pese a que en situaciones como ésta suelen ser los primeros en sufrir, ya que atrás de todo están ellos. El mercado no sentía temor, a pesar de la caída de las tecnológicas. De pronto, el jueves y el viernes empezamos a ver lo que en realidad debería haber sucedido antes. Lo mismo con la entrada de capitales.
�... que también puede cortarse ante este escenario.
�A marzo, la Argentina había tomado la mitad del paquete financiero de este año. Esto habría sido imposible si los capitales no hubiesen seguido estando dispuestos a entrar. Sin embargo, a esa altura ya estaba claro que la Fed había subido la tasa y la seguiría subiendo.
�Hay quienes piensan que una caída en los mercados del Primer Mundo generará un flujo de capitales hacia los emergentes.
�No me parece. Creo que esto es cada vez menos probable, que habrá un período de transición, durante el cual sólo podrían tomarse fondos pagando tasas muy altas. Pero lo que ocurra después dependerá estrictamente de cómo se resuelva esta crisis. ¿Nos convenía que esto suceda? ¿Lo hubiéramos promovido? Claramente no. A nosotros siempre nos conviene que las cosas estén calmas porque somos deudores de alto riesgo. Si uno le debe plata a un banco, ¿qué quiere? ¿Que el banco se ponga nervioso? No, porque en ese caso, aunque uno esté al día en todo, va a venir a querer cobrarle. Lo que sí le conviene a uno es que el banquero, con serenidad, se dé cuenta de que otros clientes mejores, a los que les está prestando plata más barato, en realidad no le pagan. Entonces tal vez decida darle un poco más a uno. La clave es que no se asuste el proveedor del capital.
�Imaginar no cuesta nada: ¿cómo sería un escenario favorable?
�El mejor escenario imaginable es que esta caída de Wall Street se desinfle y sus índices se estabilicen, que los inversores lleguen a la conclusión de que allí mucho dinero no van a poder ganar, que la aversión al riesgo no aumente y la gente empiece a buscar dónde poner las fichas. Pero si la caída es muy violenta y los inversores sangran, su actitud será irse completamente del casino para buscar un refugio tranquilo.
�¿Y si no fuera para tanto?
�La Argentina es como una salita en un flanco del casino. Necesita que los inversores pierdan en la ruleta, que son los grandes mercados como Wall Street, pero que no se vayan del casino y le jueguen algunas fichas. Esto puede pasar, como puede no pasar. La verdad es que éste es un proceso en curso, que hasta ahora tuvo características bastante inusuales.
�¿Sería muy aventurado pensar que si las caídas prosiguen la Reserva Federal decida bajar la tasa, pese a haberse acelerado la inflación?
�Es lo que la gente está pidiendo a gritos. Creo que una de las razones por las cuales la Bolsa norteamericana subió tanto es que estaba implícito el rescate por parte de la Fed. Que, en definitiva, hasta cierto límite se pierde, pero llegados hasta ahí viene la Fed y rescata a los inversores. Quienes confiaron en esto pueden llevarse un chasco esta vez.
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