  Independiente goleó a Talleres de Córdoba por 4-0 y se acercó a los líderes, en un encuentro adelantado de la décima fecha del Clausura. El conjunto de Avellaneda, que marcó sus goles por intermedio de Bruno Marioni, en dos ocasiones �uno de penal�, Esteban Cambiasso y Diego Forlán, llegó a las 16 unidades, dos menos que los líderes Boca y River, que tienen dos partidos menos y juegan hoy.
La buena imagen que Independiente había exhibido en su victoria sobre Gimnasia y Esgrima La Plata, en la fecha anterior, se repitió anoche en Córdoba y les permitió a los dirigidos por Enzo Trossero sumar un nuevo triunfo y consolidar su recuperación luego del ciclo negativo que sobrellevaron hasta dos fechas atrás.
El equipo de Avellaneda comenzó a crear peligro en el área de Mario Cuenca en forma temprana y ya a los 10 minutos encontró la manera de quebrar el empate mediante un penal que Maidana le cometió a Cristian Díaz. El remate de Bruno Marioni, a ras de piso y al medio del arco, engañó a Cuenca, quien se arrojó a su derecha. Talleres, con ideas poco claras y demasiadas urgencias, no llegó a poner en peligro el triunfo parcial de Independiente, que siempre dio la sensación de estar cerca de vulnerar nuevamente a su rival.
Ya en el segundo tiempo Ricardo Gareca intentó mejorar la imagen ofensiva de su equipo con el ingreso de Darío Gigena, ya que hasta ese momento dependió del paranaense José Luis Marzo, de pobrísima tarea. Pero Independiente, continuando con su supremacía, llegó al segundo gol con una buena definición de Marioni, quien empujó un centro de Forlán. En el momento en el que el visitante logró su tercer gol (excelente definición de Cambiasso luego de recuperar la pelota en tres cuartos de cancha), Talleres ya se había resignado a la derrota.
Por eso no extrañó que Independiente tuviera otras chances de gol. El uruguayo Diego Forlán, al recibir un centro de su compatriota Víctor López, no hizo más que aprovechar una de ellas, a los 43, cerrando el marcador.
PARA ALGUNOS NO HAY LIMITES
El muñeco de la vergüenza
En un pretendido alarde de humor negro, durante el partido contra El Porvenir, hinchas de Huracán se burlaron ayer de su adversario de siempre, San Lorenzo de Almagro, al colgar de lo alto de una de las alambradas perimetrales un muñeco con camiseta azulgrana que semejaba un ahorcado, en obvia alusión al suicidio del futbolista Mirko Saric. Si bien la mayor parte de la gente de Huracán permaneció ajena al episodio y no se unió a algunos cantitos referidos al tema, el muñeco en cuestión pudo verse todo el primer tiempo colgado de lo más alto de una de las tribunas del estadio de Parque de los Patricios. La policía sacó el muñeco durante el descanso.
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opinion
Por Diego Bonadeo |
| La redonda y Los Redondos
Sería difícil de rebatir aquello de que los dos fenómenos culturales masivos más importantes en la Argentina son el fútbol y la música. Y en cierta medida, contraculturalmente, de la música no es el tango ni el folklore convencional lo que más se emparenta con el fútbol sino el rock, la bailanta y el cuarteto cordobés.
En Inglaterra, por ejemplo, es sabido de los masivos recitales de rock en canchas de fútbol. Y en la Argentina, es sabido de la presentación este fin de semana de Los Redonditos de Ricota en River. Y también se recuerda que �Obras Sanitarias con el trágico y no esclarecido episodio de Walter Bulacio mediante� la última presentación ricotera en la Capital Federal fue en la cancha de Huracán.
Si bien es cierto que Los Redondos no tienen en sus canciones demasiados mensajes futboleros (a la manera de Los Piojos, Ariel Prat o Rodrigo), la estética de �misa pagana� �como sus propios seguidores bautizaron las ceremonias musicales del Indio Solari y compañía� tiene, en la periferia de los recitales, fortísimas vinculaciones con la de las canchas.
Inclusive las antinomias propias del fútbol que pasan por River-Boca, Colón-Unión, Gimnasia-Estudiantes, Central-Newell�s y demás no están demasiado alejadas de las más recientes Redondos-Soda Stereo o Los PiojosCadillacs.
Lamentablemente la violencia también es común denominador de los dos fenómenos, aunque deba terminarse con los simplismos de �violencia en el fútbol� o �violencia en el rock�. Ni los caños, ni los sombreros, ni el Puti Clú de Los Redondos, ni El balneario de los doctores crotos de Los Piojos tienen nada que ver con los asaltos a supermercados ni con los asesinatos a mansalva de ciudadanos asociados lícitamente o de barrabravas asociados contra la ley.
De todas maneras, quienes amamos el fútbol y la música y defendemos la libertad para que se juegue y para que se toque y para ver a los que juegan y para oír a los que tocan o cantan, bien sabemos que las circunstancias que llevan a delitos y contraven-ciones en partidos y recitales tienen su disparador en las crisis sociales y económicas ya analizadas hasta el hartazgo.
Pero es injusto que en estos días vecinos de Núñez hayan debido soportar restricciones que llegan hasta la prohibición de transitar libremente por la cuadra y el barrio donde viven y que no puedan hacerlo tal como la ley natural y las leyes de los hombres lo han determinado.
Pero no les echemos la culpa ni a la cultura futbolera, ni a la cultura ricotera. La desculturización no es culpa ni del fútbol-juego, ni del rock-música. |
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