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DESPLAZAN A JEFES DEL SERVICIO PENITENCIARIO
Guardiacárceles bajo sospecha

El ministro Ricardo Gil Lavedra pasó a disponibilidad a los jefes de Inteligencia y estudia intervenir el Servicio Penitenciario.

El ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, afronta la crisis en el Servicio Penitenciario.


Por Laura Vales 
 y Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes) El Gobierno pasó a disponibilidad a toda la cúpula de la Dirección de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal y anunciaría hoy la remoción de Alfredo Ayala, el titular de la fuerza. La medida fue tomada anoche por el ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, quien ahora estudia la posibilidad de intervenir el SPF e incluso poner como máxima autoridad a un civil.

  En las últimas semanas el Servicio Penitenciario quedó en el centro de gravísimas acusaciones sobre las salidas irregulares de presos a quienes se abre la puerta de la cárcel para que cometan robos y otros delitos, de cuyos beneficios --se sospecha-- sacan tajada los jefes de la fuerza.   Página/12 dio a conocer ayer una serie de escuchas telefónicas de las que se desprende claramente que los más altos niveles del SPF tejieron un acuerdo con miembros de la banda del Gordo Valor. Las escuchas son parte de una investigación de la SIDE y otros servicios de inteligencia --realizada durante el mandato de Menem-- que demuestran cómo se utiliza a los presos más pesados para controlar a otros presos dentro de los penales y a cambio les facilitan permisos de salida transitoria. En ellas, el actual director Ayala es identificado por los propios internos como quien les propone estos arreglos. 

  Ayer, Ayala fue citado especialmente por Gil Lavedra al Ministerio de Justicia. El director llegó al edificio cerca de las seis de la tarde y permaneció reunido por más de dos horas con el ministro, que estaba acompañado por Patricia Bullrich --secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios-- y el subsecretario del área, Juan Carlos López.

  Las grabaciones reveladas por este diario se suman a una seguidilla de denuncias que pusieron de manifiesto la corrupción interna del SPF. El caso más resonante fue el intento de robo al restaurante Dolli, en el que habrían participado internos de la cárcel de Caseros. Aquella noche del 18 de julio de 1998 tres asaltantes acribillaron a balazos a Rubén Juárez, un cabo de la Policía Federal que custodiaba el lugar. El juez a cargo de la investigación, Alberto Baños, identificó a los presos Alejandro Núñez y Maximiliano Noguera como dos de los integrantes de la banda. Núñez reconoció hace poco que había salido de la cárcel para participar en el robo; Noguera fue asesinado en prisión y nunca llegó a declarar.

  El miércoles pasado el juez Baños denunció que otro preso --Alejandro Penczansky, también vinculado con la banda de Valor-- había admitido que los guardiacárceles lo dejaron salir irregularmente de Caseros, pero como parte de un plan del Servicio Penitenciario para asesinarlo a él y a su secretaria María Fernández Martínez. En el juzgado, Penczansky dio a conocer detalles sobre los movimientos de Baños e integrantes de su familia, como una manera de probar que efectivamente había salido de Caseros y realizado los seguimientos que --aseguró-- le encargaron.

  Gil Lavedra se entrevistará hoy con Baños y la magistrada Wilma López, quien quedó a cargo de la investigación del supuesto plan para asesinarlo. La remoción de las máximas autoridades de Inteligencia del SPF, dijeron en el Ministerio de Justicia, está directamente vinculada "a la inoperancia demostrada para prevenir lo ocurrido con la posible participación de sus integrantes en los hechos denunciados".

 

De Viena al ministerio

La crisis en el Servicio Penitenciario ocupó durante todo el domingo a Gil Lavedra. El ministro pasó más de diez horas en el edificio de Justicia analizando la situación con Patricia Bullrich y su segundo Juan Carlos López, a quienes recibió a las diez de la mañana, apenas se bajó del avión que lo trajo desde Viena, de regreso de la cumbre de Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente.

  En el país europeo, Gil Lavedra había ratificado el apoyo del gobierno argentino a las negociaciones de la Convención y llamó a profundizar la cooperación entre los países para enfrentar la transnacionalización del delito. "Es necesario fijar regulaciones procesales y financieras comunes para que las mismas conductas sean punibles en cualquier sitio y para que los delincuentes no puedan optar por un lugar más favorable para sus intereses", señaló en su exposición en la cumbre internacional.

  También hubo un pedido especial para que los países con mayores recursos ayuden a los que menos tienen. La posición llevada por la Argentina hizo hincapié en la corrupción y en los delitos informáticos como los problemas que más preocupan a la comunidad internacional. Entre ponencia y ponencia, dijeron en el Ministerio de Justicia, hubo tiempo para una serie de encuentros con las delegaciones de Estados Unidos y Alemania y los ministros de Justicia de Cuba y Canadá. 

 

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