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No obstante lo anterior, en el
abultado expediente que guarda celosamente Guzmán, existen diversas
piezas judiciales donde se establece que el general Pinochet realizó una
visita al norte del país a comienzos del régimen militar, cuando la
Caravana de la Muerte se encontraba en plena misión en la zona norte.
Dicha comitiva militar a cargo del general Sergio Arellano Stark, delegado
oficial de Pinochet, ejecutó a más de 72 prisioneros políticos entre
setiembre y octubre de 1973 en diversas ciudades del norte y sur del país.
Arellano se encuentra procesado junto a otros seis altos oficiales en
retiro por la ejecución y desaparición de 19 personas. Trece de estas víctimas
fueron ejecutadas el 19 de octubre en Calama.
Según se ha establecido,
Pinochet habría llegado a Antofagasta el 18 de octubre, de ahí
proseguido a Iquique, donde habría estado el 19 y 20 de octubre,
día en que retorna a Santiago haciendo escala en Antofagasta. El
general Joaquín Lagos, en setiembre de 1973, jefe de la I división de
Ejército, al mando en Antofagasta, confirmó en su declaración al
ministro Guzmán la visita
del general Pinochet a la zona, al narrar un enfrentamiento verbal que
tuvo con Arellano Stark. Lagos responsabilizó a Arellano de las
ejecuciones en su jurisdicción.
Según relató a Guzmán,
Lagos, estando en la intendencia en Antofagasta, recibió
un llamado telefónico del general Arellano, quien le agradecía las
atenciones recibidas, "a lo que le repliqué que no aceptaba
su agradecimiento
y que debía venir de inmediato a la intendencia a darme explicaciones
por los crímenes cometidos por su gente". Luego de no haber
permitido el ingreso del coronel Sergio Arredondo --según relata Lagos--,
"ingresó Arellano solo a mi oficina. Lo increpé en forma
violenta, pues no concebía la actitud innoble y cobarde con esta gente
indefensa y para lo cual no existía juicio ni sentencia alguna".
"Después de abandonar mi
jurisdicción, Sergio Arellano Stark se dirigió a la ciudad de Iquique.
Estando en conocimiento de que el comandante en jefe del Ejército,
general Augusto Pinochet, se encontraba en la ciudad de Iquique, durante
dos días y en forma muy insistente, traté de comunicarme con él a fin
de informarle lo sucedido, dado la gravedad de los hechos. Pero nunca me
devolvió el llamado", reveló Lagos a Guzmán.
Cuando Pinochet visitó Iquique
el 19 de octubre, la máxima autoridad de la zona era Forestier, quien
reconoció en su declaración al juez Guzmán haber tenido después del
golpe militar la responsabilidad del mando militar y responsabilidad
integral jurisdiccional de la provincia de Tarapacá. También admitió
que tenía a su mando el campo de prisioneros de Pisagua, reconoció que
éste estaba bajo su mando.
Forestier sostuvo categóricamente
que su jefe superior era Augusto Pinochet y que la suerte de los presos
políticos de esa zona finalmente estaba en sus manos. "Los consejos
de guerra después de llegar a una conclusión proponían, o deliberaba el
juez militar esa decisión, y como comandante y juez yo aprobaba,
modificaba o rechazaba lo propuesto, en cada caso individual".
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