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"Unidos y dominados" o la profecía del General reformulada por el 2000

El conductor/productor Juan Castro propone un programa de investigación y denuncia, en el más que temible horario del domingo a las 23.


Por Andrés Glass
t.gif (862 bytes) En la apertura de "Unidos y dominados", Juan Castro y los cuatro periodistas que lo acompañan se parecen a "Los Intocables". Se paran delante de un paredón y miran fijo a cámara: la expresión es de amenaza. No sólo es un gesto. Cada minuto del nuevo ciclo --que América comenzó a emitir el domingo, en el nada fácil horario de las 23-- intentó demostrar que la denuncia periodística tiene mucho para dar aún después del menemismo. Cuando muchos pronosticaban su final, el género se reproduce. Como si los tintes políticos fueran lo de menos, y el poder mismo pidiera a gritos la existencia de fiscales.

  La denuncia también es un arte: se trata de impactar pero sin perder la escala, no aburrir y no escandalizar, elegir el tema justo en el momento indicado. Un frágil equilibrio que este equipo domina. Castro se rodeó de figuras del género: Lorena Maciel, Ricardo Ragendorfer, Fernando Carnota y Marcelo Gantman traen de la radio y la gráfica un arsenal de recursos que convierten al programa en una hipotética usina de investigaciones. En el estreno, un informe denunció que ciertos juzgados se apropian de autos de los procesados, y no los devuelven al finalizar las causas. Otro criticó el desembarco de empresarios y gerentes en los clubes de fútbol. Un tercero tiró sus dardos contra el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, acusado de traficar influencias a través de los planes Trabajar en Mendoza. Y un cuarto cargó sus tintas sobre Eduardo Martínez, el nuevo jefe de la Policía Bonaerense. ¿No será mucho?

  "Nunca es demasiado", es el sello de identidad de "Unidos y dominados" a medida que se suceden las entrevistas en piso y las notas grabadas. Su puesta en escena es la de una redacción que no detiene su ritmo. Se ven computadoras, una mesa de trabajo, gente que se desplaza: el efecto --ya casi un clásico-- es el de "nos sorprendieron trabajando". Termina un informe, y los periodistas debaten, cruzan ideas, se proponen nuevas metas. No tienen tiempo para cerrar una conclusión, porque ya surge una nueva denuncia, un nuevo tema. En todos hay buena información y un acoso de preguntas siempre útil para disparar actos fallidos y confesiones de los funcionarios. Pero a veces el "efecto desastre" agobia. Los informes no paran y los temas son pesados. Un momento blando más relajado, un recreo para parar la pelota (ya pasada la ansiedad del debut) haría bien a todos, y ahuyentaría un fantasma: ¿Podrán sostener ese ritmo?

  Castro se siente cómodo en un horario --los domingos a las 23-- que ya había transitado con "Zoo". Si con ese magazine --su primer gran salto-- se puso el traje y el tono de periodista serio, aquí va más lejos. Ya no asume el registro políticamente correcto que fue la marca del ciclo anterior. Ahora quiere inquietar, y dice: "En este país no se decide, se acata". Luego, las investigaciones proponen lo contrario. Los informes no están pintados con barniz, y eso es bueno. El equipo no se subió al boom de la denuncia; busca resultados. Entrevistan a un juez que le cede autos de detenidos a su esposa y lo corren hasta que implica a Alberto Piotti en la trama de complicidades. Cuando toca el turno del ministro de Trabajo, la imputación no queda en la sospecha. Incriminan a su hombre de confianza con cámaras ocultas y cintas telefónicas. Queda expuesta la evidencia, para que no queden dudas.

  La denuncia --según propone "Unidos y dominados"-- no tiene días, ni horarios. Siempre es tiempo de saber de qué se trata. Mientras "Versus" --a la misma hora, por Telefé-- pinta un mundo siempre frívolo y light (bien poblado de colores flúo, gritos, música pop, muchas cosas "¡impresionantes!" y risas a granel), el equipo de Castro no esquiva la depresión del domingo a la noche, donde hay un monstruo grande que pisa fuerte en el rating, y se llama "Fútbol de primera". No la neutralizan con euforia de artificio. La enfrentan con su costado más oscuro.  

 

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