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La denuncia también es un
arte: se trata de impactar pero sin perder la escala, no aburrir y no
escandalizar, elegir el tema justo en el momento indicado. Un frágil
equilibrio que este equipo domina. Castro se rodeó de figuras del género:
Lorena Maciel, Ricardo Ragendorfer, Fernando Carnota y Marcelo Gantman
traen de la radio y la gráfica un arsenal de recursos que convierten al
programa en una hipotética usina de investigaciones. En el estreno, un
informe denunció que ciertos juzgados se apropian de autos de los
procesados, y no los devuelven al finalizar las causas. Otro criticó el
desembarco de empresarios y gerentes en los clubes de fútbol. Un tercero
tiró sus dardos contra el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique,
acusado de traficar influencias a través de los planes Trabajar en
Mendoza. Y un cuarto cargó sus tintas sobre Eduardo Martínez, el nuevo
jefe de la Policía Bonaerense. ¿No será mucho?
"Nunca es demasiado",
es el sello de identidad de "Unidos y dominados" a medida que se
suceden las entrevistas en piso y las notas grabadas. Su puesta en escena
es la de una redacción que no detiene su ritmo. Se ven computadoras, una
mesa de trabajo, gente que se desplaza: el efecto --ya casi un clásico--
es el de "nos sorprendieron trabajando". Termina un informe, y
los periodistas debaten, cruzan ideas, se proponen nuevas metas. No tienen
tiempo para cerrar una conclusión, porque ya surge una nueva denuncia, un
nuevo tema. En todos hay buena información y un acoso de preguntas
siempre útil para disparar actos fallidos y confesiones de los
funcionarios. Pero a veces el "efecto desastre" agobia. Los
informes no paran y los temas son pesados. Un momento blando más
relajado, un recreo para parar la pelota (ya pasada la ansiedad del debut)
haría bien a todos, y ahuyentaría un fantasma: ¿Podrán sostener ese
ritmo?
Castro se siente cómodo en un
horario --los domingos a las 23-- que ya había transitado con
"Zoo". Si con ese magazine --su primer gran salto-- se puso el
traje y el tono de periodista serio, aquí va más lejos. Ya no asume el
registro políticamente correcto que fue la marca del ciclo anterior.
Ahora quiere inquietar, y dice: "En este país no se decide, se
acata". Luego, las investigaciones proponen lo contrario. Los
informes no están pintados con barniz, y eso es bueno. El equipo no se
subió al boom de la denuncia; busca resultados. Entrevistan a un juez que
le cede autos de detenidos a su esposa y lo corren hasta que implica a
Alberto Piotti en la trama de complicidades. Cuando toca el turno del
ministro de Trabajo, la imputación no queda en la sospecha. Incriminan a
su hombre de confianza con cámaras ocultas y cintas telefónicas. Queda
expuesta la evidencia, para que no queden dudas.
La denuncia --según propone
"Unidos y dominados"-- no tiene días, ni horarios. Siempre es
tiempo de saber de qué se trata. Mientras "Versus" --a la misma
hora, por Telefé-- pinta un mundo siempre frívolo y light (bien poblado
de colores flúo, gritos, música pop, muchas cosas "¡impresionantes!"
y risas a granel), el equipo de Castro no esquiva la depresión del
domingo a la noche, donde hay un monstruo grande que pisa fuerte en el
rating, y se llama "Fútbol de primera". No la neutralizan con
euforia de artificio. La enfrentan con su costado más oscuro.
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