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Haciendo uso del consenso que conserva frente a la sociedad, el presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, centró su ofensiva contra la evasión en una convocatoria pública a pagar impuestos. �Ustedes y yo vamos a hacer un trato, aquí frente a todos y con todos: ustedes confían en mí y pagan sus impuestos, y yo me encargo de meter presos a los que no paguen�, remató su discurso a la Nación anoche el primer mandatario, recurriendo a un mensaje personalizado, que buscó impacto por la emotividad antes que por el anuncio de medidas concretas, de las que el discurso careció por completo. De la Rúa asumió personalmente la responsabilidad de encarar ante la opinión pública una batalla clave para su gestión: mejorar la recaudación a través del cumplimiento impositivo de los obligados a pagar. Echó mano a la moratoria para ofrecerla como �la última oportunidad que tienen quienes no han pagado impuestos para no ser sancionados�. Y se cubrió frente a los que puedan criticarla por estar al día con sus obligaciones. �Sé que hay muchos que dicen que están al día y no lo están, y como tienen medios para quejarse, son a los que más se escucha. Usted sabe bien a qué me refiero�, completó, buscando la complicidad del ciudadano frente a los habituales voceros del establishment y sectores empresariales con fácil acceso a los micrófonos. Con su particular estilo, De la Rúa mostró cierta agresividad solapada, sin poner en evidencia al agredido, en tono medido y afirmándose en la confianza en su persona. Buscó así revertir la pobre imagen que dejó la presentación del viernes último del ministro José Luis Machinea y el titular de la AFIP, Carlos Silvani, que presentaron una lista de �evasores� que no incluyó ninguno de los grandes nombres �por fama o poderío económico� que se habían echado a rodar en los días previos. �Creer para crecer�, fue el lema que De la Rúa utilizó al principio de su discurso y enfatizó al final. �Si no pagamos los impuestos nos vamos a arrepentir, este país desaparece (...). Sin impuestos no hay más policía, vamos a robarnos los unos a los otros. Sin impuestos no hay más maestros, no hay más escuelas. Sin impuestos no hay jubilaciones, no hay cultura, no hay caminos, ni luz en las calles, ni justicia, ni nada�, dramatizó el Presidente para presentar el problema. �¿Usted quiere resignarse a vivir en un país así? No, y yo tampoco, y fue usted quien me ha puesto en este lugar para impedir que esto suceda�, dijo enseguida dirigiéndose a la cámara, buscando el �mano a mano� con el televidente, para rematar diciendo �yo también necesito de usted. De ustedes. Tienen que creer en mí�, rogó. Tras cuatro meses en el Gobierno, ni la reactivación �tímida por ahora- ni la reforma impositiva �con más cuestionamientos que beneficios� se han visto reflejadas en la recaudación tributaria en la forma esperada. Abril puede ser un mes clave para medir la gestión en el área fiscal, ya que coinciden los vencimientos de las declaraciones anuales de ganancias de las empresas y de autónomos, y de bienes personales (impuesto a la riqueza). El sacrificio realizado por el Estado en materia de gastos ya comprometió la realización de obras y la ejecución de planes sociales, que quedaron postergados para el segundo semestre. Más recorte supondría empezar a resignar por un largo tiempo objetivos centrales del programa de la Alianza. De la Rúa se refirió también en su discurso a las reformas impositiva y laboral. Con lenguaje sencillo, simplificó su sentido presentándolas como iniciativas en favor de las mayorías. �Hay un sector minoritario de la población, los que más pueden, a los que les he pedido un esfuerzo adicional en beneficio de todos los argentinos, y haré que valga la pena. Para los sectores más pobres de la población no hubo aumentos de impuestos�, aseguró, pese a que éstos también pagan los incrementos de Internos en el precio de las gaseosas y bebidas alcohólicas, productos que no pueden considerarse suntuarios. �La reactivación de la economía y la nueva ley de empleo, que espera en el Senado, traerán como consecuencia lacreación de nuevos puestos de trabajo. Empleo digno y estable para nuestro pueblo�, refirió, obviando las críticas a la nueva vuelta de tuerca en la flexibilización. Como había hecho la semana anterior ante dirigentes industriales, y hace 48 horas ante los banqueros, Fernando de la Rúa concentró en su persona el diálogo con la ciudadanía, y con el mismo tono personalizado cerró su discurso: �No les estoy pidiendo sólo que paguen sus impuestos, les estoy pidiendo que crean en un Presidente que les habla con la verdad�.
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