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` ANTONIO GASALLA ANALIZA EL PRESENTE DE LA TELEVISION ARGENTINA
�Si alguien digita todo esto, es un genio�

El cómico que inició una nueva temporada en Azul Televisión dice que la programación de los canales de aire parece sistematizada. Y que nunca estuvo cerca del poder, aunque a veces se aproveche de los políticos. 

Libertad: �Digo las cosas que se pueden decir, para que después no me hagan un juicio, o me manden carta documento... O me peguen un tiro�. 


Por Mariano Blejman

t.gif (862 bytes) Antonio Gasalla inició su decimosegunda temporada en televisión con un nuevo-viejo programa. Es que �Gasalla en libertad� �que va por Azul Televisión, ex Libertad�, es un clásico del humor televisivo, pero su versión 2000 viene con variantes. Entre sus personajes apareció �La baby�, un modisto homosexual, y los sketches sumaron uno sobre una familia posmoderna vista desde el humor absurdo. La vedette Alejandra Pradón, exhibiéndose prácticamente como Dios la trajo al mundo, no es una novedad, pero siempre llama la atención. El rating no le fue esquivo, para el día y la hora (sábado a las 22) en el debut: promedió 11.4 puntos. En una entrevista con Página/12 luego de haber vencido los nervios del retorno, Gasalla analizó su relación con el poder y los políticos, la función social del humor y, también el momento de la televisión argentina.
�¿Los políticos terminan sonriendo ante sus críticas, aun las más satíricas?
�Digo las cosas para que se pueden decir, para que después no me hagan un juicio, o me manden carta-documento o me peguen un tiro. Eso lo aprendí con más de 30 años de ejercicio de la profesión. Yo no me acerco al poder. En todo caso he invitado a los políticos y ellos cuando están en campaña vienen, pero yo no tengo ninguna relación con el poder.
�¿La sátira puede servir para poner un alerta?
�Obviamente. Ya en Grecia se veían comedias que satirizaban lo que para ellos era importante. La sátira o la comedia hacen ver las cosas con otra dimensión. Hay cosas que dichas con un golpe serio pueden ser muy fuertes, en cambio dichas mientras uno se está riendo son mucho más sutiles.
�Sigue convencido de que el humor puede ayudar a los cambios sociales, evidentemente. 
�Creo que la risa que tiene un poder muy grande para la salud de la gente. Aunque no sé, hay un montón de cosas que están vacías de contenido. Pasa también con el periodismo, los artistas o las instituciones. Yo veo que las cosas se van anestesiando, hay mucha gente que sufre mucho y entonces tiene poca capacidad de recuperación. Eso hace que la gente ande buscando reírse. Y está como sistematizado: me río a las 9 con uno, a las 10 con otro, con esto me emociono, después viene �Vulnerables� y uno dice �¡ay qué fuerte!�. Y yo no sé si está digitado por alguien, pero parece. Si hay alguien digitando todo esto, es un genio. 
�¿Entonces hay una capacidad de la risa de contrarrestar al poder?
�No se olvide de que la televisión es un gran poder. Entonces a veces los poderosos descienden hasta un estudio de televisión porque están en campaña, porque quieren aclarar algo, porque se quieren hacer los divertidos o porque tienen que mostrar que se animan a venir a visitar a un cómico transgresor. Hay miles de motivos. El pueblo, la televisión, los artistas pueden tener poder, pero es una especie de intercambio. A mí me conviene en ocasiones. Si yo estoy haciendo de funcionaria pública que atiende en la puerta de la Casa de Gobierno, me conviene que venga el Presidente. Después hay ciertas épocas del año �como ésta� donde los jefes de prensa de los políticos llaman, llaman y llaman.
�¿Ha cambiado la forma de producir en televisión?
�Cambió todo. Los canales pasaron de ser empresas de dueños visibles a tener socios intangibles, entes internacionales. Hay canales en los que uno no sabe con quién hablar... Eso hizo que haya mucho menos plazo para que funcione un programa. Es decir, si uno tiene menos de 5 puntos, el programa se levanta. Y producir desde afuera implica que los canales se lavan más las manos. Ahora hay piezas mucho más cambiables. Pero cuando uno habla de la televisión tiene que tener cierto reparo, porque hay dos megaempresas y dos medios más chicos. En el que yo estoy se supone que ya lo ha comprado tanta gente que no alcanzan los dedos. Lo compró Telefónica, los australianos y Avila. Además, de alguna manera Telefé,Azul y América son una especie de unidad, entonces es difícil hablar de saber a quién le interesa tu programa.
�¿El humor ocupa más espacio en esta televisión actual?
�El humor no sólo se infiltró en programas y noticieros sino que mezcló todo. Pero de alguna manera todos estamos haciendo lo mismo. Mientras vivía Tato Bores yo no hacía humor político, porque en esa época los espacios se mantenían. Los chistes ingenuos de la suegra los hacía Verdaguer, Tato hacía política, Pinti hablaba de Grecia y la historia. Había lugares que respetábamos. Después que murió Tato, yo empecé a leer los diarios en cámara y �no digo que empecé yo�, pero todo el mundo comenzó a hablar de política. Entonces de las noticias no se puede hablar, porque uno prende el televisor a las 7 de la mañana y ya se están haciendo chistes de actualidad. En este país hay cosas que parecen haber desaparecido.
�¿A qué se refiere?
�Acá no hay plagios, ni derechos de autor. Yo acepto los cambios porque es mi manera de vivir y sé que el mundo va evolucionando. Pero a nadie le importa de quién son las ideas. Por otro lado, en este país, en los últimos años se ha sorprendido tanto a este pueblo que yo no sé si el rinconcito de la sorpresa queda libre para alguien. De todo esto, ¿qué tengo que hacer yo para esta gente que baja de un colectivo, viene de trabajar de la Capital, vive en villa culo, prende el televisor, está muerta de cansancio y me pone a mí? Lo único que puedo hacer por ese tipo es divertirlo.

 

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