Por Pedro Lipcovich
Pensar que Gimena, toda entera, no pesa mucho más que el hígado de un adulto: con cuarenta días de edad y dos kilos y medio de peso, recibió un pedacito del hígado de su padre, en el trasplante al bebé más pequeño que se haya registrado en la Argentina. Las operaciones al padre y a la hija, que duraron en total 15 horas, se efectuaron el lunes pasado en los hospitales Garrahan y Argerich. Fue una verdadera carrera contra el tiempo, ante una insuficiencia hepática de pronóstico fatal a breve plazo. La intervención fue un éxito, aunque recién la semana que viene se confirmará que el hígado de papá funcione bien para Gimena.
La beba nació hace 40 días en San Pedro, provincia de Buenos Aires, con bajo peso y síntomas de insuficiencia hepática. En el hospital de Pergamino �le hicieron los estudios correspondientes y, como no podían hacer más, hace 15 días la derivaron acá�, contó a este diario Lidia Galina, neonatóloga del Garrahan. El hígado de la chiquita tenía una falla congénita: no fabricaba una enzima llamada �reductasa�, que permite la formación de las sales biliares; si falta esta enzima, se acumulan sustancias tóxicas en el hígado. �Cuando ingresó, la insuficiencia hepática ya era importante y en rápida evolución�, explicó la neonatóloga.
Entonces, �el trasplante era urgente porque el pronóstico era la muerte a breve plazo�, sintetizó para Página/12 Oscar Imvertarza, jefe de trasplante hepático del Hospital Garrahan. El jueves de la semana pasada, el laboratorio del Garrahan confirmó el diagnóstico de la beba: �La pusimos en emergencia nacional, a la espera de un donante cadavérico compatible, pero sabíamos que no había tiempo�, contó Imventarza.
Ese mismo día, exploraron la posibilidad de un donante vivo relacionado: ¿la madre?, ¿el padre? Era preferible que no fuese la madre, de 17 años, �porque todavía está en el puerperio� correspondiente al nacimiento de Gimena. Entonces, el padre: 32 años y 78 kilos de peso.
Papá dio su consentimiento inmediato. Entretanto, el mismo jueves se le habían hecho estudios genéticos a Gimena para descartar una malformación que pudiera hacer inútil el esfuerzo del trasplante. El viernes ya estaban los resultados: la beba era sana, excepto por el defecto hepático que estaba conduciéndola a la muerte.
Entre el viernes y el sábado se completaron los estudios de compatibilidad entre los tejidos de padre e hija, y los exámenes físicos para verificar que él, por su parte, estuviera en condiciones de afrontar una cirugía mayor. El lunes, ambos fueron al quirófano: él en el Argerich, ella en el Garrahan.
Imvertarza, al frente de un equipo de 60 profesionales, empezó la doble intervención a las 8 de la mañana en el Argerich. Por estudios previos -en especial, tomografías practicadas a la beba�, ya sabían exactamente el tamaño y la forma de la porción de hígado que debían extirpar. La operación era compleja: en lugar de extraerse dos de los ocho segmentos del hígado, como es habitual en trasplantes a niños, se debía tomar una porción menor, de sólo 100 gramos, integrada con parte de dos segmentos distintos, y había que cortarla de modo tal que conservara intacto su sistema de vasos sanguíneos, que luego se conectaría al aparato circulatorio de la niña. Seis horas duró la operación al padre.
Entretanto, en el Garrahan, dos cirujanos del equipo extirpaban el hígado enfermo de Gimena. Había que proceder con total sincronización para reducir al mínimo el lapso en que el hígado estaría ya fuera del cuerpo del padre pero todavía no en el de la hija, es decir, sin irrigación sanguínea. En el Argerich, los cirujanos habían guardado el trocito en un envase con un líquido especial a 4 grados centígrados de temperatura: una ambulancia voló hasta el Garrahan con el hígado y los especialistas.
En la tarde del lunes, los cirujanos empezaron a trabajar en la pancita de Gimena: usaron técnicas de microcirugía para suturar los pequeños vasos de dos milímetros de diámetro. Cuando se restableció la circulación sanguínea, no hacía más de dos horas que el hígado había salido del cuerpode papá. Faltaba terminar de unir las venas, las arterias, los conductos biliares. Trabajaron hasta las 11 de la noche, y todo salió bien.
�Lo importante es que la bebita pudo tolerar el procedimiento �señala Imventarza�. Ahora está en terapia intensiva y con respirador; aunque la operación fue un éxito, justamente por ser tan chiquita debe considerársela todavía en estado crítico, por lo menos hasta dentro de 7 o 10 días. Lo seguro es que, sin el trasplante, la probabilidad de muerte era del ciento por ciento.� Anoche Gimena estaba consciente y se movía bajo los aparatos de su cunita.
El papá, entretanto, fue dado de alta ayer. En pocas semanas, su hígado se regenerará hasta recuperar el peso normal de 1500 gramos. �Es preferible que él y la familia no hablen por ahora con la prensa, porque están todavía muy afectados por la situación�, recomendó el doctor Imvertarza. La pareja es de condición humilde y, en la emergencia, recibió asistencia del hospital y de la provincia de Buenos Aires.
Donar y votar el mismo día
A partir de las elecciones del 7 de mayo en cada mesa electoral se consultará a los votantes si quieren donar sus órganos. La iniciativa tomó forma de ley el pasado 5 de abril a partir de un proyecto impulsado por el legislador radical Cristian Caram. La ley incluye una campaña previa de información, protege la identidad del donante que así lo desee y apunta a concientizar a la mayor cantidad de gente posible en un mismo día.
En lo sucesivo, en todas las votaciones se podrá manifestar la voluntad de donar en un stand especialmente ubicado en cada una de las 750 escuelas de la Capital Federal. Mil quinientos agentes capacitados por el Incucai informarán a los que se acerquen voluntariamente y ofrecerán la oportunidad de firmar un formulario-acta de donación. Durante la primera semana de mayo además de los tradicionales afiches políticos, el ciudadano podrá informarse sobre el estado actual de la problemática.
Según las últimas estadísticas, hay 5990 personas entre niños y adultos en lista de espera para recibir un órgano y salvar su vida. Pero el 50% de la gente no dona por el temor a que se disponga de sus órganos antes de morir. �Sabemos que el 57% de la gente estaría dispuesto a donar pero no conoce cómo hacerlo �sostiene Caram�. Nosotros consideramos que los comicios son una excelente oportunidad. Si con esta ley le salvamos la vida a una sola persona el objetivo buscado estará cumplido.� Asimismo, la vocera de prensa del Incucai, Valeria Devicenti, adelantó a este diario que esperan �por lo menos conseguir de los 2 millones de votantes, un 10% de donantes en un mismo día, algo inédito, ya que en un día no se consiguen más de 50 personas�. |
Donantes �relacionados�
Diecinueve chicos recibieron ya hígados de �donantes relacionados� (familiares directos mayores de edad) en el Garrahan. �Es ya una intervención quirúrgica habitual para nosotros�, dice Oscar Imvertarza, jefe de trasplante hepático del hospital.
Las operaciones van precedidas de estudios para establecer, no sólo la compatibilidad de los tejidos, sino también si la anatomía del hígado del adulto permite extraer una porción de la forma que necesita ese niño. Efectuada la ablación, el hígado del adulto se regenera en pocas semanas.
En la Argentina, la primera de estas intervenciones fue el 30 de junio de 1992, cuando Agostina Garegnani recibió una parte del hígado de su madre; sin embargo se produjo rechazo, y el primer trasplante exitoso fue recién el 6 de agosto de 1996, cuando Elio Ardiles fue donante para su hija Tamara, de 11 meses. |
Una técnica diferente
La �laparoscopía� para facilitar la operación de los donantes vivos en trasplantes de riñón ha permitido aumentar las donaciones en Estados Unidos. La técnica, que todavía no se usa en la Argentina, permite extraer el órgano por una incisión de sólo cinco o seis centímetros, cerca del ombligo, más cuatro pequeños orificios para insertar los instrumentos; el cirujano emplea una cámara de video en miniatura para guiarse al extirpar el riñón, introducirlo en una bolsa de plástico y sacarlo por la incisión.
La cirugía tradicional, en cambio, requiere un corte de 25 centímetros en los músculos abdominales, y su recuperación exige hasta seis días de hospital y seis semanas de reposo. Con laparoscopía, en cambio, los tiempos se reducen a dos días de internación y dos semanas de reposo.
En la última reunión de la Asociación Quirúrgica Norteamericana, el Centro Médico de la Universidad de Maryland, en Baltimore, presentó los resultados de una experiencia de varios años con esta cirugía: los porcentajes de éxito en el trasplante son similares a los obtenidos mediante el método quirúrgico tradicional.
En la Argentina, el 30 por ciento de los trasplantes de riñón son gracias a donantes vivos, que por ley deben ser parientes de sangre o cónyuges. La lista de espera para trasplantes renales cadavéricos incluye a 4550 personas en todo el país.
Fuente: Agencia Universitaria de Noticias y Opinión |
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