Por Horacio Cecchi
Más de 200 integrantes de la congregación judía Jabad Lubavitch se instalaron desde ayer en el hotel Llao-Llao, ocupando prácticamente todas sus plazas dispuestos a pasar los días de Pesaj como si fuera en casa pero rodeados de bosques y montañas nevadas. A tal efecto, la policía local montó un impresionante pero discretísimo operativo que ocupará a alrededor de 200 efectivos y al servicio de seguridad del hotel en pleno hasta que el último de los visitantes abandone el lugar. Para las fiestas, los dueños del Llao-Llao deberán poner en funcionamiento una cocina �kosher� paralela y observar determinados preceptos religiosos como el de no mezclar harina y levadura, o carne y leche, ser controlados por un rabino y no utilizar electricidad durante el sábado.
De las 163 habitaciones de que dispone el hotel, ayer ya habían sido ocupadas 96. �El resto irá llegando el viernes. En total se ubicarán en un poco más de un centenar de plazas�, informó a este diario una fuente hotelera. Según Guillermo Lavallén, gerente general del Llao-Llao, �las puertas del hotel están abiertas a cualquiera�, aunque de acuerdo con otras fuentes, todo el lugar fue contratado en exclusiva por �el grupo Pesaj�, como los empleados ya denominan a 200 jabádicos.
De cualquier forma, desde ayer, el edificio distintivo de postales andinas será escenario de los rituales específicos de la Pascua judía, habrá chiquillos correteando con su Torá a través de los salones, y un número no determinado de policías dando vueltas discretamente alrededor del parque. �El operativo de seguridad es importante�, señaló una fuente policial. �El centro de operaciones se instaló en la Comisaría 27ª y ocupa a alrededor de 200 policías�, a razón de un uniformado por cada integrante del �grupo Pesaj�, además del servicio de vigilancia privada contratado por el hotel.
Dentro de la comunidad judía, la congregación Jabad Lubavitch es considerada como ortodoxa extrema, tiene un alto poder adquisitivo y desarrolla tareas misioneras con un importante soporte de marketing. Según empleados del hotel, la rutina de la cocina fue modificada por completo. �Pidieron que no se mezcle harina con levadura, ni carne con leche, que las verduras sean lavadas bajo supervisión de un especialista puesto por ellos y que controlará todos los movimientos en la cocina. También pidieron que fueran vaciados de alimentos todos los frigobares de las habitaciones y en su lugar colocarán comidas kosher certificadas por un rabino.� Pero Lavallén aseguró que �lo único diferente que tienen es que un técnico controlará cómo se preparan los alimentos, pero la cocina internacional continuará funcionando. Ayer los empleados comieron pizza y a la tarde, para el té, se habían puesto tortas de frutilla. En los frigobares sí pidieron que se retirara el champagne para poner un champagne kosher�.
Esta es la segunda vez que miembros de la congregación Jabad se instalan en el Llao-Llao para pasar la Pesaj como en Tierra Santa pero entre las montañas. El año pasado también lo hicieron. Como en aquella ocasión, los religiosos saldrán este año de excursión al Cerro Catedral y a Villa La Angostura. Y el sábado, como se debe, no probarán bocado, no usarán medios de transporte ni electricidad, ni hablarán por teléfono.
MATARON AL CHOFER EN UN ASALTO
Un micro en caída libre
Fue un viaje hacia el infierno. El conductor del ómnibus de la empresa Quebrada no imaginó lo cara que podía salirle la resistencia al robo cuando se negó a entregarle la recaudación a un hombre que fingiendo ser pasajero lo había encañonado. De un disparo, el ladrón asesinó al chofer y dejó sin control al micro, que cayó al lecho del río. Uno de los pasajeros resultó herido de bala y otros cuatro sufrieron lesiones en la caída. Los conductores de micro reaccionaron con un paro de actividades y cortaron el acceso a Río Ceballos en reclamo de mayor seguridad.
Luis Bustos iba al volante del interno 494 de la empresa de micros cordobesa Quebrada cuando, en las proximidades del puente de acceso a Río Ceballos, un supuesto pasajero lo increpó y le reclamó la recaudación. Los pasajeros contaron que hubo una fuerte discusión y un forcejeo que terminó drásticamente cuando el asaltante disparó. Un segundo disparo dio en la pierna del pasajero Pedro Melián, de 65 años, a quien la bala le provocó una fractura expuesta.
El ladrón arrebató entonces el dinero y saltó del micro en movimiento: lo seguía una pick up que le hacía de respaldo. Los gritos en el ómnibus marcaron la desesperación de los pasajeros cuando vieron que, sin control, el micro se salía de la ruta y caía, de un metro de altura, a las aguas del río. Los pasajeros Silvia Martínez y Andrés Ochoa sufrieron heridas en la caída y debieron ser hospitalizados, pero su situación no era de gravedad.
El comisario Francisco Garrone aseguró que la policía cuenta con datos que podrían esclarecer el hecho. La indignación, en tanto, estallaba entre los conductores de los micros, que en un primer momento cortaron la ruta en el lugar de la tragedia en reclamo de mayor seguridad para trabajar. Tras la intervención del jefe de la policía provincial, comisario Luis Iturri, quien se comprometió a interceder, aceptaron levantar la medida.
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