Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

el Kiosco de Página/12

19 de abril
Por Jack Fuchs *

La tradición judía es afecta a los milagros. Los ejemplos son numerosos. Así el Exodo de Egipto es narrado de generación en generación. Después de 60 años resuenan, aún, en mis oídos la voz del profesor de Historia contándonos cómo Abraham llevó a su hijo Isaac al sacrificio, rememorando el alivio con la llegada del ángel para salvar al niño. O las maravillas que se contaban de David y Goliat y la reina Ester salvando a los judíos en Persia. Sí, a lo largo de todos los tiempos hubo hechos extraordinarios que nos atravesaron pero, en Varsovia, en la primavera de 1943, no hubo milagros.
La lucha contra los judíos fue una �guerra dentro de otra guerra� y, para cumplir con los objetivos no fueron necesarios más que oficinas y expertos, trabajando, en silencio y ordenadamente. Así se produjo un �enfrentamiento� entre un grupo armado y otro, sin tanques, aviones ni ejércitos. Difícil resultaba aceptar que hubo milagros.
En noviembre de 1942 Jan Karski, resistente clandestino, fue enviado como �courier� a Londres, para entrevistarse con autoridades polacas en el exilio, el gobierno de Gran Bretaña y el liderazgo judío mundial. Llevaba, entre otros mensajes, uno para el Papa solicitándole que excomulgara a Hitler y sugiriéndole que tomase medidas con aquellos católicos que participasen en actos de asesinato y barbarie. La indiferencia fue la respuesta.
Karski viajó entonces a Estados Unidos y, a poco de llegar, acompañado por el embajador de Polonia, se entrevistó con el juez de la Corte Suprema Félix Frankfurter, quien pidió detalles sobre la vida de los judíos en Polonia. Karski explicó lo que había visto y, �cuando terminé Frankfurter se levantó, caminó algunos pasos y nos dio la espalda�. Después volvió a sentarse y le dijo: �Karski, debo ser totalmente franco. Soy incapaz de creerle�. El embajador de Polonia le espetó: �Félix: Soy tu amigo. No puedes decir que Karski miente. La autoridad de mi gobierno avala la totalidad de lo dicho�. Y Félix le dijo: �Señor embajador, no digo que este hombre miente. Digo que soy incapaz de creerle�.
Y no fue el único �incapaz�. En la primavera de 1945 el mundo �descubrió� el horror de los campos de concentración y fábricas de muerte: el mundo, cubierto por las cenizas de todos los muertos, quedó sorprendido sabiendo que, si la indiferencia no hubiera estado tan arraigada, Auschwitz no hubiese sido posible.
Al finalizar la contienda no había términos que definiesen lo vivido. No existían la voz �Shoah� ni �Holocausto�. Lo que habíamos pasado no tenía certificado de nacimiento ni partida de defunción. Recuerdo que, por entonces, se eligió el 19 de abril como fecha de convocatoria y, en Estados Unidos, solamente nosotros, los sobrevivientes, participábamos de esos actos. Después, con el establecimiento del Estado de Israel, en 1948, se decidió conmemorar la tragedia dándoles un día universal común a todas las colectividades judías del mundo.
Pasaron 57 años desde el comienzo del levantamiento, que llevó a la liquidación del Gueto de Varsovia; 57 años desde que un grupo de jóvenes, constituido por no más de 500 personas, con unas pocas y caseras armas, tomaron la decisión de morir luchando y no en las cámaras de gas. Sin duda, fueron privilegiados; un privilegio que no tuvieron, siquiera como opción, millones de personas.
Quiero rendir, desde estas líneas, mi homenaje a aquellos que perecieron en ese histórico levantamiento y a todos aquellos que no tuvieron siquiera, esa posibilidad: �(...) no quiero vivir mientras los restos del pueblo judío en Polonia, uno de cuyos representantes soy yo, son asesinados. Mis amigos en el Gueto de Varsovia perecieron empuñando las armas en esta última lucha heroica. No fue mi destino morir como ellos, junto con ellos. Pero les pertenezco, a ellos y a sus tumbas colectivas. Con mi muerte quiero expresar mi más enérgica protesta contra la pasividadcon que el mundo contempla y permite el exterminio del pueblo judío (...)�**.

* Sobreviviente de Auschwitz. Profesor honorario de O.R.T. Argentina. Miembro del PEN Club Internacional.
** Schmuel �Arthur� Zygelboim. Carta de despedida enviada antes de suicidarse, durante la noche del 11 al 12 de mayo de 1943, al primer ministro del gobierno polaco en el exilio, en Londres, general Wladyslaw Sikorski.


rep.gif (706 bytes)

PRINCIPAL