Por Karina Micheletto
�¿Y, maestro, cómo va saliendo?�, preguntaba por teléfono el productor, Gustavo Mozzi. �Despacito, pero no sabe qué lindo va a quedar...�, respondía invariablemente Adolfo Abalos, desde el estudio de grabación de Mar del Plata. El pianista santiagueño se tomó dos años para decidirse a hacerlo, y tres meses para grabar El piano de Adolfo Abalos, el disco que salió a la calle este mes, editado por el sello BAM, del gobierno porteño, y EPSA Music. �Es que durante 60 años fuimos Los Abalos, y ahora grabar sólo era un problema�, explica este músico, considerado por muchos colegas como el más importante instrumentista del folklore tradicional argentino. �El asunto es que un día me decidí. Y, como soy improvisador, para cada tema organizo cuatro compases, de acuerdo a lo que improvisé veo cómo va a seguir lo otro, después hago otros cuatro compases, y así voy siguiendo. A algunos les he puesto bombos, a otros castañas, palmas, chas chases... Me he tomado mi tiempo, pero ha salido un disco muy especial.�
El fin de semana pasado, Abalos �que tiene 86 abriles�, presentó el disco tocando en la sala AB del Centro Cultural San Martín, ante un público entusiasta y devoto. �La gente no va a escuchar el disco, va a escucharme a mí tocando con amigos, porque como tengo la virtud de la improvisación, después no puedo tocar igual, aunque sí parecido�, aclara Abalos. Es que, en realidad, y más allá de cuestiones promocionales, estos conciertos se convirtieron en un homenaje a la trayectoria y al talento del artista, con participaciones de sus hijas y de varios de sus �admiradores� más famosos: Ariel Ramírez, Domingo Cura, Juan Falú, Liliana Herrero, Peteco Carabajal, Chango Spasiuk, Raúl Carnota, Luis Salinas,Jaime Torres y Lito Vitale.
Figura fundamental de la formación que supo imprimir su estilo propio al folklore argentino, Abalos puede mirar hacia atrás y decir que su vida �parece una historia de cuento�. Muy lejos de aquella que debía escribir el hijo del primer dentista con título de Santiago del Estero, que había estudiado farmacia en Tucumán, y que vino a Buenos Aires para ser bioquímico. Cuenta que una vez aquí él y su hermano Machín armaron un grupo �por jugar, nomás�. Que de casualidad los vio tocar gente de Radio El Mundo y les ofreció un contrato de seis meses. �Nosotros nunca habíamos ganado plata. Nos parecía una barbaridad lo que nos pagaban�, recuerda. Después llamarían a sus dos hermanos menores y, finalmente �cuatro años más tarde� a Roberto, el más chico, maestro de escuela. �En la primera década la gente no terminaba de entender lo que nosotros hacíamos, querían que tocáramos con orquesta�, relata el segundo de los hermanos. �Pero después se fueron acostumbrando. Alquilamos el Loraine y ahí tocamos tres años seguidos. Después de eso, Los Abalos se habían hecho famosos. Qué me iba a imaginar yo que iba a recorrer el mundo, varias veces...� Fue en una de esas giras que conocieron a Louis Armstrong: �Nos contrataron por un año en un lugar que se llamaba El Chico. Armstrong nos fue a ver, lo invitamos a subir al escenario, comenzó a tocar y yo lo acompañaba en el piano, los muchachos hacían manos, y él se reía con esa risa fuerte, nos abrazaba y decía `yeah, yeah�... Fue fabuloso�. De paso en Buenos Aires (vino de Mar del Plata, ciudad en la que vive, para la presentación del disco), rodeado por su familia, Abalos dialogó con Página/12.
�En el disco hay dos tangos suyos. ¿Piensa seguir incursionando en otros géneros?
�A la gente le parece raro porque piensa que soy folklorista. Pero yo me defino como músico, cuando toco tangos soy tanguero, y si toco jazz soy jazzero, no soy un folklorista tocando otro género. El tango siempre me ha interesado, he compuesto varios que están ahí guardaditos.
�¿Los va a grabar en algún momento?
�Si este disco llega a andar bien, a lo mejor hago otro, qué sé yo... La composición es un misterio. Por ahí hago un tema por jugar, me gusta y entonces lo sigo, lo sigo, hasta que le doy forma, si quedo conforme loestudio y lo arreglo bien, y si no lo hago un bollito. De esas cositas que no he hecho un bollito, tengo dieciocho tangos, a los que llamo �Tangos famosos pero que nadie conoce�, porque sólo son famosos ante mis amigos. Pero por ahora quiero disfrutar esto. En estos días ha fallecido un hermano (Machaco), el cigarrillo lo ha llevado a la tumba, entonces estoy con la alegría del disco y con la pena de la muerte de mi hermano, son sentimientos que se juntan.
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