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Por José Natanson Aunque asume la responsabilidad de la represión del miércoles, el ministro del Interior, Federico Storani, aseguró a Página/12 que su orden no fue reprimir. Aclaró �en cuatro oportunidades del reportaje que concedió ayer al mediodía� que su única instrucción a la Policía Federal fue colocar un vallado alrededor del Congreso. ¿Quién dio la orden, entonces? El ministro del Interior afirmó que, luego de que llegara el oficio de la fiscalía contravencional, el encargado de ejecutarlo era el policía que se encontraba en el lugar. Y dijo que el funcionario político que monitoreaba el operativo era Enrique Mathov, el secretario de Seguridad. Lo mencionó dos veces. �El estaba siguiendo el tema de cerca�, dijo. �Una vez que llegó el oficio de la fiscalía, ¿quién dio la orden de reprimir? �La autoridad que estaba en la calle. Pero empiezo antes: mi orden genérica fue colocar simplemente un vallado para separar a los manifestantes del Congreso y que quedase el espacio suficiente para entrar libremente. �¿A quién le dio la orden? �Directamente al jefe de la Policía, a (Rubén) Santos. A partir de ahí, no intervine más. En el ínterin los policías fueron a poner el vallado y se encontraron con esta situación de lugar ocupado, el incendio de las cubiertas, los intentos para que no se pusieran las vallas. Y entonces llegó la orden contravencional. �¿Y quién la ejecutó? ¿Quién ordenó reprimir? �Santos me dijo que hubo media hora de conversación desde que llegó la orden hasta que se produjo el desalojo. Conversaciones para disuadir, para decirles que se retirasen más allá. Todas infructuosas. Hasta que se ordenó el desalojo. �¿Quién lo hizo? �La autoridad que estaba en la calle. �¿Quién? �El policía que estaba ahí. Tenía una orden de desalojo, donde estaba implícito que se iba a hacer por la fuerza. Ahora, todo lo que pasó después, en las inmediaciones, estuvo excedido, y es lo que estamos investigando y castigando. El desalojo no significaba perseguir manifestantes hasta 200 metros, sacar una navaja, cortarle la campera a un manifestante o golpear a otros en el piso. �Si la situación, como usted dice, era tan delicada, si existía ese intento de copamiento del Congreso que usted denunció, ¿por qué se delegó en un policía el comando del operativo? ¿No debería haber habido allí un funcionario político siguiendo el episodio? �Estaba Mathov. �¿Dónde? �No en el lugar de los hechos, pero los estaba siguiendo. Nosotros advertimos que había camiones interceptados y baleados, el clima difícil, el intento de que camiones de gran porte coparan el microcentro, la incautación de diez camiones en Avellaneda. Se estaban preparando para producir algo grande, porque (Hugo) Moyano sabía que los senadores peronistas habían acordado la sesión para tratar la reforma laboral. Yo me enteré del panorama a las diez de la noche. Hablé con Santos y le dije que fuera tomando medidas de prevención. �¿Por qué, si sabían desde las diez de la noche, no comenzaron en ese momento a hacer el vallado? �Comenzaron en ese momento. Lo que pasa es que los manifestantes no llegaron a las doce sino antes, como a las diez y media u once. �Usted dijo que a Santos quiere desestabilizarlo algún sector interno de la Policía Federal. ¿En qué se basan sus sospechas? �Primero, en una evaluación política. Santos está en un proceso de renovación profunda, que afecta a determinados intereses, serios. Era una buena ocasión para hacerle pagar un costo político. Todo el mundo sabe, dentro de la Policía, que Santos tiene una muy buena relación conmigo: que me ve día por medio, que me reporta directamente, que viaja conmigo a las provincias. En fin, está dando una mano importante en muchas cosas. En el tema de Asuntos Internos ha descabezado cualquier cantidad de cajas y corruptelas y colaboró con el tema de la (Comisaría) 30ª por las apretadas a los comerciantes. Yo lo sostengo, y creo que eso está generando alguna vendetta de parte de la conducción anterior. Algunos informes teníamos sobre esa cuestión. Ahora estamos profundizando una línea de investigación sobre el oficial de ese grupo, porque no pensamos que un policía de tropa pueda tener semejante capacidad de conspiración. �¿Qué oficial? �El jefe del grupo que se excedió. �¿Y quién es? �El oficial que está en disponibilidad. �¿El jefe de los doce de Infantería? �Sí (se refiere a José Laino). �¿Sospechan entonces que la maniobra puede venir de la vieja conducción de la Policía? �Sí, y de algunos que estaban manejando algunos nichos de dinero que estaban siendo cortados. �¿Tiene nombres? �No, son cosas que todavía estamos chequeando. Alguien más importante. Pueden ser los mismos que me vienen amenazando de manera permanente: me dicen que tengo los días contados y ese tipo de cosas. �¿Sabe de dónde vienen las amenazas? �De dos teléfonos públicos. Uno de ellos de la zona de Merlo. �¿De quién es la responsabilidad de la represión? �De todos. Yo obviamente asumo la responsabilidad que me corresponde. Lo que puedo señalar es que mi orden fue genérica: establecer un vallado, garantizando que se pudiera protestar y que pudiera funcionar el Congreso. �¿Y Mathov daba las indicaciones? �Sí. Él estaba siguiendo el tema de cerca. Es lo que le corresponde como secretario de Seguridad. �No es la primera vez que el Gobierno reprime brutalmente. También ocurrió en Corrientes. ¿El Ejecutivo maneja efectivamente a las fuerzas de seguridad? �Son dos episodios que no se pueden relacionar. No hay un patrón de conducta. En el caso de Corrientes los incidentes no los cometió la Gendarmería. Y la situación explotó el mismo día que nosotros asumimos. El puente que después ordenamos desalojar se tomó el 10 de diciembre. �¿Por qué no renunció ningún funcionario por la represión en el Congreso? �Vamos a establecer primero las responsabilidades. Lo que teníamos que hacer es lo que hicimos: el pase a disponibilidad y la derivación de la pesquisa a la Justicia. Fue una medida que nunca se tomó de manera tan drástica. No hay antecedentes. �¿Hubo un intento previo de hablar con Moyano para evitar los incidentes? �No, lo que hubo fue un intento de prevenir con un vallado. Y el diálogo de la Policía con los que estaban en el lugar. �¿No hubiera convenido hablar con Moyano antes de reprimir? �Hubo diálogo en el terreno hasta la orden. Pero después fue todo muy rápido. No hubo diálogo directo con Moyano, además de que es difícil hablar con él. Su objetivo es constituirse en el líder del sector sindical y del peronismo. �¿Qué avances hubo en la investigación? �La lleva el juez. �¿Y la Policía no hace otra investigación? �Sí, para facilitarle al juez todos los elementos. La estamos haciendo. �Usted habló de golpizas de los militantes a los policías, de disparos contra camiones, de un intento de copar el Congreso. ¿Eso no significa poner en igualdad a las fuerzas de seguridad, que representan al Estado y tienen una responsabilidad mayor, con los manifestantes? Parece una versión reducida de la teoría de los dos demonios. �Por supuesto que la responsabilidad de la Policía es mayor. Una cosa no justifica la otra. Por eso calificamos como brutal y alevoso al episodio. Por eso separamos a los policías y los sometemos a la Justicia. �¿Qué significa el volante firmado por Montoneros que apareció en el Congreso? �Yo no le doy autenticidad. Huele a ex servicios de inteligencia. �¿Cree que pueden haber actuado, mezclados con los manifestantes o los policías, agentes de la SIDE desplazados? �Puede ser. �¿Al Gobierno le convenía evitar la represión u ordenarla? �Por supuesto que evitarla. Yo sólo quería poner un vallado. �Pero, aun si no podían hacerlo, ¿no era políticamente mejor para el Gobierno que el sindicalismo bloquease el Congreso? ¿El costo no hubiera sido, en ese caso, mayor para Moyano que para el oficialismo? �Pero sentaba un precedente peligroso. La crítica hubiera sido que el Gobierno no controla, que no tiene autoridad. No podemos dejar que el Congreso no funcione. Lo razonable era poner un vallado y que el Congreso pudiera sesionar. Sin reprimir, obviamente. Soy enemigo de la represión y, además, ésa no fue mi orden. Es el sentido común y lo que se ha hecho otras veces. �¿Como se siente alguien que se siempre se definió como progresista ante situaciones como la del miércoles? �Por un lado me siento sereno, para evitar toda provocación. Y, por otro lado, con toda la autoridad para aplicar la ley. Con la convicción de que tienen que funcionar las instituciones democráticas. Por lo tanto, lamento el tema, lo condeno, y llamo a la concordia, al diálogo. Yo siempre estuve más del lado de los manifestantes que del otro. Por eso, cuando me preguntan cómo califico el hecho digo que fue brutal. Igual que antes, cuando me tocaba estar del otro lado y veía una cosa de ese tipo. �¿Qué van a hacer el Ministerio y la Policía Federal el miércoles que viene? �Una prevención para garantizar las dos cosas: el derecho legítimo y constitucional que tiene la gente a la protesta y la necesidad del Estado de Derecho de hacer funcionar sus poderes libremente. �¿Esta vez va a ir al Congreso a comandar el operativo? �No sé si voy a estar personalmente. Por supuesto que habrá funcionarios políticos que estén todo el tiempo en el lugar. �Sin represión, ¿la ley laboral se hubiera sancionado? �No lo sé. La iban a tratar, pero no sé si no se iban a producir modificaciones.
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