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Por Cledis Candelaresi Diputados de diferente extracción política trabajan sobre un proyecto de ley para imponer la instalación gratuita de medidores del servicio telefónico. La iniciativa, del radical entrerriano Guillermo Corfield, está a tono con un pedido formulado varias veces por asociaciones de usuarios aludiendo al desamparo que sufren los consumidores frente a las mediciones de las empresas. Sin embargo, el mecanismo podría resultar poco eficaz si no hay un mayor control sobre las centrales que miden el tiempo de la comunicación. Los clientes ansiosos que dispongan de 35 pesos pueden ir instalando un aparato por su cuenta, aunque sólo les serviría de autocontrol y no para discutir los montos que les facturan las telefónicas. La idea �apoyada también por el presidente de la Comisión de Comunicaciones, el radical Arturo Etchevhere; su correligionario y titular de la de Economía, Manuel Martínez; y los diputados cordobeses Miguel Abella (UCR), Eduardo Di Cola (PJ) y Atilio Tazzioli (Frepaso); y el santafesino Héctor Cavallero (PSP)� plantea la instalación de equipos con pantalla visor, que permitan identificar el número marcado, el tiempo transcurrido y el costo de cada llamada. Las compañías telefónicas aún no plantearon cuál es su posición. Pero los legisladores suponen que objetarán la pretensión de que afronten el costo de los medidores. La inversión a realizar por única vez equivaldría a las utilidades que Telefónica obtuvo en su último ejercicio: 445 millones de pesos. Según los promotores de la iniciativa, cada medidor cuesta cerca de 65 pesos, lo que, multiplicado por los aproximadamente siete millones de usuarios del país, arroja un costo de 455 millones de pesos. Especialistas del sector estiman que si se toma como referencia el valor de mercado de esos aparatitos, el monto de esa inversión se reduce a unos 255 millones. �Los problemas de sobrefacturación abundan en todo el territorio argentino�, se quejaba ayer Corfield, desnudando cuál es el leitmotiv de su propuesta para atenuar el peso del sistema pague primero y reclame después. Claro que, aun en el caso de instalar los medidores, quedarían otras cuestiones a resolver. Una es que aquéllos son espejo de las mediciones que realizan las centrales de las telefónicas, cuyo correcto calibrado debería ser chequeado por la Comisión Nacional de Comunicaciones, auditoría que ese organismo aún no efectúa. Por ahora, las compañías sólo ofrecen a sus clientes un mecanismo de autocontrol y no un instrumento para juzgar su facturación. Tal es el caso de �línea control�, de Telefónica, y la �línea 1� de Telecom: con la contratación de un abono bimestral, al finalizar cada llamada una computadora aclara cuántos pesos quedan por consumir. Agotado el tope, el usuario sólo puede seguir utilizando el servicio con una tarjeta. El sistema tradicional tampoco facilita el control de sus facturas, ya que en éstas no vienen detallados los pulsos y su valor unitario sino sólo el tiempo de las comunicaciones. Pero todas las modalidades, incluido el medidor, perderán sentido frente a la tarifa plana (aquella que permite un consumo libre por un importe fijo) que, según los especialistas del sector, se impondrá en el mercado telefónico a corto plazo.
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