Por Gabriela Cañas
Desde Pamplona
Los países desarrollados llevan años beneficiándose de los espectaculares efectos de los fármacos antirretrovirales. Desde 1996, además, la llamada triterapia, a base de tres medicamentos diferentes, ha logrado disminuir la mortalidad y aumentar la calidad de vida de los pacientes. Ahora, el fenómeno que más preocupa a los expertos son las resistencias que el virus presenta a los fármacos. Un estudio concretado en Galicia presentado en la V Reunión Nacional sobre el Sida que se celebró en Pamplona (Navarra, España) demuestra que hasta el 76 por ciento de los pacientes presenta resistencias a uno de los grupos de fármacos. Son enfermos que, a su vez, trasmiten el virus ya mutado y resistente. Y varios expertos dejaron constancia, además, de cómo cada día son más los enfermos que presentan resistencia a todos los fármacos a la vez, es decir a los quince disponibles hoy en el mercado y a los que, por tanto, no se sabe cómo tratar.
La resistencia a los fármacos es una seria amenaza a la lucha contra la epidemia de sida. No se trata sólo de la imposibilidad de tratar eficazmente a un enfermo de sida, sino de la diseminación en todo el mundo desarrollado de virus ya mutados y tremendamente resistentes. �De aquí a cinco años la situación podría ser peor�, advirtió Charles Boucher, virólogo del Hospital Universitario de Utrecht (Holanda). Boucher explicó que ya hay descritos en el mundo 60 casos de pacientes cuyo virus es resistente a los quince fármacos disponibles, pero que éste es un asunto que va en aumento. �Cada día tenemos más pacientes así en el hospital y realmente no sabemos qué hacer�, añadió Boucher. �En los años �90 -agregó� teníamos previsiones de disfrutar de nuevos fármacos en el próximo futuro, pero ahora no es el caso. Y tampoco la vacuna es la solución.�
El estudio presentado por el técnico de la Xunta de Galicia José Antonio Taboada está dentro de los parámetros que ya se manejan en los países desarrollados, pero sus datos son significativos. �La proporción de resistencias entre los pacientes tratados alcanza el 76,2 por ciento para los inhibidores de la transcriptasa inversa (un grupo de fármacos) y el 43 por ciento para los inhibidores de la proteasa (el otro gran grupo de fármacos)�. Entre el 5 y casi el 7 por ciento de los nuevos enfermos han quedado infectados, según este estudio, ya con el virus resistente a alguno de ambos fármacos. Se sabe que cada vez hay más multirresistencias, pero aún no hay porcentajes al respecto. Lo que sí se sabe, como explicó Vicente Soriano, del Instituto de Salud Carlos III, es que todas esas resistencias son las que están haciendo fracasar las terapias combinadas en el 50 por ciento de los casos. Soriano aseguró tener en Madrid ya a dos pacientes resistentes a todos los fármacos disponibles.
La razón de estas resistencias se debe fundamentalmente a que el virus del sida tiene una gran habilidad para mutar. Pero también se debe al hecho de que los tratamientos no se cumplen correctamente y a que quizá no se están utilizando bien los fármacos existentes, en un fenómenos similar al que ocurre con las resistencias a los antibióticos. Rafael de Andrés, del Centro de Biología Fundamental del Instituto Carlos III y secretario de la Sociedad Española del Sida, advirtió que hay que huir del intento de culpabilizar a los enfermos. �Los tratamientos del sida son muy incómodos, con medicinas muy potentes que tienen graves efectos secundarios y que deben seguirse con dietas rigurosas. Hay que tener en cuenta que ni siquiera todos los médicos son capaces de seguir el tratamiento durante sólo 28 días cuando han sufrido una exposición al sida pinchándose, por ejemplo, con una jeringa infectada. Sólo son 28 días y, sin embargo, el 33por ciento de los profesionales es incapaz de hacerlo. Un paciente de sida tiene que seguirlo durante toda su vida.�
Boucher admite también que tras las resistencias está el mal uso o el abuso de unos medicamentos que apenas llevan diez años en el mercado. Y, en todo caso, lo que se está poniendo en cuestión es la idoneidad de intervenir inmediatamente en el paciente o esperar el mayor tiempo posible antes de prescribir unos medicamentos que por un lado protegen el sistema inmunológico y, por otro, generan tales resistencia a largo plazo. �Son muchas las incógnitas porque el fenómeno es nuevo. Hace diez años desconocíamos las resistencias a los fármacos del sida y ahora tenemos pruebas de resistencias que aún debemos diseñar mejor para saber aprovecharlas y también tenemos que estudiar en profundidad las vacaciones farmacológicas para evitarlo�, explica Boucher.
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