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![]() Los antecedentes de los roces entre Rusia y Occidente son muy cercanos. El primero fue la campaña de la OTAN contra Yugoslavia por la situación en la provincia de Kosovo. Los rusos han sido tradicionalmente aliados de los serbios (que gobiernan Yugoslavia) y la intervención militar de la Alianza Atlántica fue siempre rechazada enérgicamente por Moscú, que cumplió un papel clave en el fin del conflicto. El segundo es la campaña que Rusia misma, como si fuera su Kosovo, lanzó contra la república independentista de Chechenia, a quien acusaba de estar detrás del rebrote terrorista islámico en el territorio ruso. Los ataques rusos sobre Chechenia fueron criticados severamente por las potencias occidentales, debido a las pruebas de una violación masiva de los derechos humanos. Pero esas críticas jamás se transformaron en una medida concreta de �castigo�. El actual presidente Putin fue el principal impulsor de la política de �tierra arrasada� en Chechenia. En enero, cuando aún era presidente interino, presentó a la Duma (Cámara baja del Parlamento ruso) su nueva doctrina militar, que permite más fácilmente la utilización de armas nucleares �en caso de agotarse todos los otros medios o éstos no tuvieran éxito�. Luego de las elecciones presidenciales y legislativas de marzo pasado, donde Putin obtuvo una resonante victoria, la relación de fuerzas a favor del oficialismo dentro del Parlamento se hizo ostensible. El CTBT fue ratificado por el Parlamento ruso con 298 votos a favor frente a 74 en contra. Durante siete años consecutivos, la mayoría comunista en la Duma frenó su aprobación. Hasta el momento, el CTBT ha sido firmado por 155 estados, pero sólo 55 lo han ratificado. Entrará en vigencia cuando sea ratificado por una lista determinada de 44 estados con capacidad nuclear. De ellos, además de Estados Unidos, no lo ratificaron todavía China e Israel. Además, los gobiernos de India, Pakistán y Corea del Norte se niegan rotundamente a adherirse a él. Este tratado es considerado uno de los instrumentos más importantes para el control del armamento nuclear en el mundo, pero el Senado de Estados Unidos se negó a ratificarlo en octubre del año pasado. Rusia considera la aprobación de ambos acuerdos como un avance para lograr que Estados Unidos desista de modificar el tratado ABM sobre la limitación de los sistemas de defensa antiaérea. En contra de lo que establece el tratado ABM, de 1972, y de la voluntad rusa, Estados Unidos pretende levantar un sistema nacional de defensa antimisiles, con el objetivo de protegerse, por ejemplo, de Estados como Corea del Norte, uno de los últimos regímenes comunistas del mundo. La Cancillería rusa calificó la ratificación del CTBT como un �paso importante� hacia la estabilidad internacional. Rusia está dispuesta además a negociaciones oficiales sobre un nuevo acuerdo de desarme de armas atómicas estratégicas, el Start III, según informaron fuentes diplomáticas en Moscú.
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