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Por Darío Pignotti Desde San Pablo Ostentando una peluca rubia y arropado a la usanza de los conquistadores, un negro pasea por Lisboa seguido por las cámaras de la TV Globo. Micrófono en mano, el actor asalta a los transeúntes para contarles chistes de portugueses (que equivalen a los de gallegos). El sketch termina con el negro diciendo que 500 años después del desembarco de Alvares de Cabral, los portugueses siguen tan brutos como siempre. �La burla, la risa y un racismo liviano han sido siempre formas simbólicas que tuvieron los pueblos dominados de resistir al conquistador�, especula el experto Juares de Paula Xavier, de la Universidad de San Pablo. �Se pelea con la risa, con la religión, con los monumentos, con las celebraciones: por eso en Puerto Seguro los bandos se dividen. Ellos quieren la gran fiesta del poder con fuegos artificiales. El presidente Fernando Henrique (Cardoso) se enoja porque había imaginado la imagen de un país integrado. Pero en el Brasil hablar de integración es una hipocresía: los poderosos de este país siguen discriminando a los indios y los negros como si llevaran el ADN de los conquistadores.� Juares investiga desde hace años las culturas ancestrales de origen africano y es activista del movimiento Unegro. Página/12 lo entrevistó cuando partía hacia Puerto Seguro una caravana con miembros de esa organización. �El gobierno dice que queremos convertir todo esto en un velorio y, sin querer, comete un acto fallido. ¿Cómo llamar al exterminio de la población indígena que de unos 5 millones en 1500 no llega a las 400 mil personas hoy?� �Decir conquista, descubrimiento, nacimiento, significa tomar posición sobre los 500 años. ¿Qué palabra elige? �Yo prefiero usar los términos hallazgo y deslumbramiento, es más correcto decirlo así porque no hubo ningún descubrimiento. Nadie descubre algo que ya existía y uso deslumbramiento porque al contemplar las costas de Bahía los portugueses quedaron justamente deslumbrados. Si se leen las cartas de Vaz Caminha (escriba de la expedición conquistadora) aparece el encantamiento que les despertó la riqueza vegetal, la diversidad biológica; están escritas con mucho detalle. Y luego se ve la confusión cuando llaman indios a los que creen ser oriundos de la India hacia donde quería llegar (José Alvares de) Cabral (comandante de la expedición). �¿Qué se dirime en Puerto Seguro? �Es una pelea por la territorialidad simbólica, la llamaría guerra de posiciones simbólicas. La policía recibe la orden y derrumba un monumento levantado por los indígenas pataxós a los golpes. Después mandan interceptar las rutas para impedir la llegada de los sin tierra. El gobierno sabe que lo que está en juego. Y sería excelente para la salud de Brasil que las víctimas ganen aunque sea una vez. Los pataxós fueron los primeros en ver al blanco; ellos tienen más derecho que ningún otro pueblo sobre ese palmo de suelo, son los primeros dueños del lugar. �¿Cómo ve la cruz de acero inoxidable erigida por el gobierno? �Es bien contradictorio. El gobierno encarga la obra al escultor Mario Cravo, un hombre de mucha sensibilidad poética, aliado de la pluralidad cultural de Bahía, frecuentador del candombé. Pero Cravo diseña una gran cruz de acero, limpia, sin otra decoración. Cuando la vi me asustó, pero después hice una lectura nueva y noté que era una cruz de metal, algo incomún en la tradición católica donde las cruces son de madera. Y descubrí que ese metal enterrado puede simbolizar la herida que dejó la espada clavada para civilizar por la sangre una tierra que para los portugueses precisaba de religión y rey. No sé si esa lectura le agrada al gobierno. �¿Cabral y sus 1500 tripulantes eran genocidas? �Yo evito trabajar bajo el esquematismo de héroes y villanos; Cabral era un hombre de su tiempo, y para comprender el texto hay que ver el contexto. Era un hombre de su tiempo, involucrado en un proyecto más amplio que su propia visión de empleado del imperio. Hay que comprender la aventura de esas barcas con 1500 hombres atravesando el Atlántico y llegando al Brasil. Ahora, cuando te detienes a ver lo que ocurrió poco después de arribar, veremos la narrativa de un verdadero genocidio. �¿Cómo se expresaba el racismo por entonces? �Ya desde el desembarco portugués el racismo fue más disimulado. Primero porque hubo una inmediata �misceginación�, una mezcla étnica que relacionó portugueses e indígenas, especialmente indígenas mujeres y luego vino la mezcla con negros, ya con los primeros quilombos. �¿Cuándo surgieron? �Los quilombos son la primera respuesta organizada y subversiva contra la esclavitud portuguesa que empieza a brotar a fines del siglo XVI. Eran ciudadelas apartadas donde los negros huían y donde se resistía el embate blanco. Como es obvio, en esas comunidades de 5000 y hasta 20.000 personas el 90 por ciento eran hombres, pues era muy difícil que una mujer fugara. Entonces los negros organizaron ataques sobre las poblaciones para secuestrar mujeres blancas con lo cual apareció una forma de mestizaje negro y blanco. �¿Qué ocurría con la población negra mientras se exterminaba al indígena? �Durante siglos fueron traficados como esclavos especialmente desde lo que hoy es Angola, Mozambique y, en menor número, desde Senegal y otros lugares. A pesar de las condiciones de vida la demografía negra creció y a principios del siglo XIX ya éramos el primer grupo humano si se considera por negro a todos los no blancos, ni indígenas. Y allí comienza otra fase de racismo con el blanqueamiento. �¿Qué significa? �Poco antes de la República (1889) comienzan las inmigraciones europeas estimuladas por el Estado como una forma de reducir el peso negro en la población general. Fue una política planificada e implementada con rigor científico. En esos años la academia no dudaba en que el negro era biológicamente inferior. �En el racismo brasileño actual hay algo de amabilidad, buenos modales. �Pero no se confundir con esa cordialidad tropical, suave. El brasileño es racista, aunque si uno pregunta cualquiera dice estar en contra de la discriminación. Pero el racismo se lleva más adentro en los prejuicios, en la pasividad ante las formas de exclusión racial. Por ejemplo nadie en la izquierda aceptaría ser racista, pero es muy difícil que la izquierda acepte polemizar sobre el racismo. En los sindicatos se decía en los 70 que poner esa discusión dividía a la clase trabajadora. �¿Y 500 años después de Cabral qué? �Es muy restrictivo decir que los 500 años sólo dejaron algo malo. Ellos quisieron civilizarnos y no tuvieron tanta suerte. Porque en muchos casos fueron ellos los civilizados, como dice el grande y polémico Gilberto Freire: los blancos brasileños llevan mucho de negro adentro, en el mirar, en la subjetividad. �¿Qué indican estos 500 años en el calendario negro? �Bastante poco. Primero la historia ancestral africana no es la de Occidente. Nosotros venimos de un tiempo de miles de años, miles antes que la tradición judía que ya va por los 5000 o 6000 años. Segundo, en algunos pueblos como el iorubá el tiempo es sincrónico, convive el mundo real con el invisible. No hay una evolución de la piedra, a la herramienta, al motor, al satélite. Por eso los 500 años nos traen la memoria de nuestra tragedia como esclavos arrancados de su tierra ytransplantados aquí. Pero los 5000 años no nos marcan el inicio ni el fin de nada en nuestra temporalidad ancestral.
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