Por Pablo Rodríguez
Eran las cinco y cuarto de la mañana en Miami. Unos cien agentes federales norteamericanos (sí, cien), entraron en la casa de Lázaro González, abuelo de Elián. Lanzaron gas pimienta. Elián dormía. Lo encontraron dentro de un ropero, cubierto por una frazada y sostenido por Donato Dalrymple, el pescador que lo rescató del mar el 25 de noviembre de 1999 y que se había quedado a dormir en la casa de Lázaro González. Uno de los agentes apuntó a Darlymple para que devolviera a Elián, que comenzó a llorar. Tres minutos después, una furgoneta blanca se llevaba a Elián al aeropuerto de Miami y de allí a Washington. Allí, en la base Andrews, el balserito recuperaba la sonrisa al encontrarse con su otra familia: su padre y su medio hermano de siete meses. En Miami, los incidentes callejeros dejaron 30 detenidos, mientras Lázaro y Marisleysis González, prima y �madre adoptiva� de Elián, viajaban a Washington. Los gobiernos de Estados Unidos y Cuba celebraron la restitución de Elián a su padre. El único que se desmarcó fue el vicepresidente y candidato a presidente Al Gore, quien declaró que la cuestión debía haberse resuelto �en un tribunal de familia�. Florida es uno de los estados decisivos en las elecciones norteamericanas.
Primera parte: Entre gallos y medianoche. 5.15 AM. Según Marisleysis González, muy poco antes del asalto, ella, su familia y Janet Reno estaban reunidos en algún lugar de Miami para acordar dónde sería la entrega pacífica del balserito. Las negociaciones fracasaron y Reno, que mantenía una línea directa constante con el presidente Bill Clinton y con el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Podesta, dio el OK para el operativo. Los más de cien agentes federales rodearon la casa, apartaron a los 50 manifestantes que estaban allí en la madrugada, y ocho de ellos llamaron a la puerta. Nadie contestó, así que la derribaron y apuntaron a los familiares que fueron apareciendo. Cuando dieron con Elián, uno de los agentes dijo, fusil en mano, �dame al niño o si no, disparo�, según declaró Dalrymple.
Segunda parte: Reencuentro en Washington. 9.30 AM. �Esto te puede dar miedo ahora, pero todo va a salir bien rápidamente. Te llevamos a ver a tu papá. No te llevamos a Cuba. No estarás en un barco. Vamos a cuidarte. Por favor, no tengas miedo.� Eso es lo que le dijeron a Elián, en correcto español, luego de entrar al avión que lo llevaría a Washington, según la directora del Servicio de Inmigración y Naturalización, Doris Meissner. A bordo, un médico y un psiquiatra infantil lo examinaron y le dieron juguetes y plastilina. �la mejor cosa para darle a un niño cuando sufre un estrés importante�, según Meissner. Y parece que la plastilina funcionó. Porque Elián, el mismo que lloraba cuando lo sacaron de la casa de su tío abuelo, lucía feliz y sonriente con su padre Juan Miguel en la base aérea de Andrews. �La conexión entre el niño y su padre es muy fuerte. Juan Miguel González ha sentido un enorme alivio al volver a ver a su hijo�, declaró el abogado de Juan Miguel, Gregory Craig, a la CNN. �No soy médico, pero no he visto evidencias de que haya en el niño trauma, miedo o incertidumbre�, aclaró Craig.
Tercera parte. Las justificaciones. Janet Reno tenía que justificar la escena del agente apuntando a Dalrymple. �Disponíamos de informaciones de que había armas entre la gente agolpada afuera y en la casa�, afirmó Reno, quien aclaró después que el agente que apuntó no tenía el dedo en el gatillo. �Yo dije �no estamos armados� y fueron corriendo a mi habitación y cogieron a Elián por el pescuezo. Y le apuntaron con un rifle�, contó a llanto vivo Marisleysis, mientras mostraba a la televisión los destrozos provocados en su casa por los agentes federales. �Así que, Janet Reno, no diga que aquí entró sin violencia. Pensaba que éste era un país de libertad�, acusó. �Y tú, Bill Clinton, eres un mentiroso, habías prometido que nunca entrarían por la fuerza de noche y no era necesario enviar agentes federales armados que sólo servirán para traumatizar más a este niño tras ver morir a su madre�, volvió a acusar. Cuarta parte. Las reacciones. Cientos de manifestantes cubanos salieron a las calles de Pequeña Habana (como se conoce el barrio cubano de Miami), quemando banderas norteamericanas y, en algunos casos, neumáticos. �Cobardes, cobardes�, gritaban. En total, hubo treinta detenidos. �Todo el mundo está frustrado, pero tenemos que mantener la calma�, salió a pacificar Armando Gutiérrez, portavoz de la familia de Elián en Miami. �Sentimos mucha indignación a nivel emocional. Pero la gente tiene que mantener la calma�, dijo por su parte Alex Penelas, el alcalde cubano-estadounidense del condado de Miami-Dade, �porque es muy importante que en estos momentos no le demos una doble victoria a Fidel�. �La entrega del niño al padre significa un giro favorable hacia la solución justa, honorable y correcta del problema�, respondió un comunicado oficial en La Habana. El gobernador de Florida, Jeb Bush, criticó la forma en que el gobierno resolvió el asunto.
Sexta parte. Continuará. Aunque no existe confirmación de organizaciones como el Movimiento Democracia o la Fundación Nacional Cubano-Americana, es posible que el martes próximo el exilio cubano organice una huelga general y paralice la ciudad. Lázaro y Marisleysis González, mientras tanto, ya están en Washington y quieren ver al niño. �Ahora no es conveniente. En dos días, quizás�, declaró Craig, el abogado de Juan Miguel González. La fecha más importante de esta historia llegará el 8 de mayo, cuando una corte federal de Atlanta se pronuncie sobre el pedido de asilo político que formuló Lázaro González en nombre de su sobrino nieto Elián. Si falla en contra, Elián volverá a Cuba con su padre.
Por lo pronto, hoy, romperá su huevito de Pascuas. La casa está en orden.
opinion
Por Caludio Uriarte |
De la peor manera
La brutalidad del rescate del niño cubano Elián González de la vivienda de sus familiares cubano-norteamericanos en Miami puede restar puntos a la causa de su devolución a Cuba, que es lo que empezará a dirimirse en la Corte federal de Atlanta a partir del 8 de mayo. Para consumar esta operación, que tenía el irreprochable objetivo de reunir al niño con su padre Juan Miguel, recientemente llegado de La Habana para asumir su custodia, la administración Clinton alegó la necesidad de proteger la salud mental de Elián. Pero ese argumento entra en problemas a partir de la foto que dio la vuelta al mundo, donde un desaforado agente federal portando una subametralladora apunta con el dedo en el gatillo al balserito y al pescador que lo rescató de las aguas del estrecho de Florida dos días después del naufragio de la frágil embarcación en cuyo hundimiento murieron la madre de Elián y otros 16 de sus 20 tripulantes. A esta altura, y después de estos episodios traumáticos, es difícil que Elián pueda llegar a tener alguna vez un desarrollo normal, y su prima Marisleysis �quien ha venido actuando hasta ahora como una madre sustituta� fue veloz ayer en responsabilizar a la administración por lo que pueda ocurrirle al chico en el futuro.
También es difícil saber qué determinó el salvajismo de la operación, cuando hasta hace poco se hablaba del envío de agentes desarmadas del sexo femenino, y cuando los medios de reconocimiento electrónico de que disponen el FBI y el resto de las principales agencias de seguridad estadounidenses debieran haber bastado para averiguar desde hace meses quiénes se encontraban dentro de la modesta vivienda de clase media baja del tío abuelo Lázaro y qué capacidad de resistencia armada tenían -ninguna, como se comprobó�. En esta operación, parece haber primado sobre todo el deseo de la obstinada ministra de Justicia Janet Reno de sacarse de encima el fantasma de la masacre de los integrantes de la secta davidiana en Waco, el feroz ataque que ordenó a la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego no bien asumió su cartera, en 1993. Pero en realidad el canon de ultraviolencia está presente en toda la administración Clinton, que a partir de un supuesto progresismo encarnó las políticas más represivas de la oposición republicana, desde la hoy célebre �tolerancia cero� con los delincuentes hasta los toques de queda para los jóvenes en las grandes ciudades. Esas mismas políticas que hoy se contempla admirativamente, como si fueran un modelo a imitar. |
UNA HISTORIA TRAGICA, UN DESENLACE INCIERTO
El niño entre un mundo y otro
Por Gabriel Alejandro Uriarte
Lo que sucedió ayer se inscribe dentro de un patrón. Todas las transiciones por las que ha pasado Elián González han sido violentas y traumáticas. Protegerlo de experiencias similares ha sido la consigna primordial de ambos bandos en una disputa que hasta ahora suma 152 días. De un lado, reunir al niño con su padre en su país natal y poner fin a un circo mediático en la Pequeña Habana. Del otro, asegurarle una vida de relativa prosperidad con la familia que lo adoptó en Miami y resguardarlo de las manos del Estado castrista. Nadie duda de que esos nobles enunciados estaban relacionados con objetivos mucho más mezquinos. Pero ayer era claro que ambas partes eran fundamentalmente honestas. Quizá cualquier desenlace deba ser mejor que la terrible historia a la que pondrá fin.
Es una historia que comenzó una noche de noviembre del año pasado. La ciudadana cubana Elizabeth Brotons y su esposo en segundas nupcias abordaron sigilosamente una embarcación con destino a Estados Unidos. Los acompañaba el hijo de ella, Elián, de cinco años. No había nacido dentro de un matrimonio constituido. De hecho, cuando fue gestado en 1993 Juan Miguel González (un cajero en un establecimiento turístico) y Elizabeth (una camarera en otro lugar turístico) ya se habían divorciado. El 22 de noviembre el barco en que viajaba Elián naufragó varias millas antes de llegar a Fort Lauderdale. Su madre y su padrastro murieron. Elián logró sobrevivir aferrado a un neumático por dos días en un mar infestado de tiburones. Cuando fue hallado había delfines nadando en círculos a su alrededor. Todo esto creó una mitología sincrética en torno de él a ambos lados del estrecho de Florida. En Miami fue llevado a la casa de su tío abuelo, Lázaro González. Se notó que no parecía percatarse de la muerte de su madre.
Sus familiares en Miami hicieron todo lo posible para brindarle un nuevo hogar. Lázaro se transformó en una especie de padre. La hija de Lázaro -Marisleysis, de 21 años�, en una especie de �madre postiza�. Es cierto que la familia no era perfecta. Dos de los hijos de Lázaro tienen prontuarios criminales por robo, posesión de armas y violencia familiar. Marisleysis había sido internada varias veces por �según afirmó el portavoz de la familia� �agotamiento emocional�. En los meses que seguirían ella sería nuevamente internada por un episodio de agotamiento.
Pero lo que ocurrió durante esos días debió ser suficiente para agotar a cualquiera. Es que el padre de Elián, Juan Miguel, no había perdido el tiempo. El 29 de noviembre, apenas enterado de la suerte de su hijo, le pidió ayuda al gobierno cubano para recuperarlo. Afirmó que su difunta madre lo había �secuestrado�. Después de reunirse con Juan Miguel para cerciorarse de que �era un buen padre�, Fidel Castro le dio 72 horas a Estados Unidos para que devolviera a Elián. En las próximas semanas Castro cumpliría su amenaza de protestas masivas y una campaña global de opinión pública. En Washington, algunos republicanos en el Congreso propusieron otorgarle la ciudadanía por ley a Elián �proyecto que obtuvo el algo cínico aval del vicepresidente y candidato demócrata Al Gore�. El 6 de diciembre Elián celebró su sexto cumpleaños en Miami. Allí un familiar se mofó del pedido cubano: �¿Para qué? ¿Para que le corten la ración de leche luego de que cumpla quince?�. Al día siguiente, el gobierno de Bill Clinton cortó por lo sano y reconoció los derechos del padre. Dos días después Lázaro contraatacó y solicitó el asilo político para su sobrino nieto.
Clinton claramente quería concluir con una historia que sólo le estaba causando problemas. El 4 de enero el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) decidió que el niño debía regresar a Cuba. Pero poco tiempo después una jueza en Miami decidió otorgar la custodia temporal del niño al tío abuelo. No sirvió de mucho que el Departamento de Justicia de Janet Reno le quitara la custodia a Lázaro. Si querían que el niño regresara con su padre, debían ir a buscarlo a Miami. Y los alcaldes deesa ciudad advirtieron públicamente que la policía local no colaboraría en tal acción. �Secesión en Miami�, tituló un incrédulo New York Times. La impasse continuó no obstante un dramático viaje de las abuelas cubanas de Elián a Estados Unidos y una visita a Cuba por religiosos norteamericanos. Siempre reacia a la confrontación directa, la Casa Blanca estiró los tiempos. Recalcó que el SIN tenía el derecho constitucional para hacerse cargo de Elián cuando quisiera. Mientras tanto, el proceso judicial por el asilo seguía su curso. El 21 de marzo Reno recibió el respaldo de una corte federal, que ordenó el regreso de Elián. El fallo fue apelado a la Corte de Apelaciones de Atlanta. En ese momento Reno tenía el completo apoyo del Poder Judicial para llevarse a Elián.
Sin embargo, ante las amenazantes huestes que se congregaban día y noche ante la casa de Lázaro, Reno decidió esperar la decisión de la corte de Atlanta. No ayudó que Juan Miguel desafiara los pronósticos y viajara el 6 de marzo a Washington. Reno quiso esperar hasta que la corte de Atlanta emitiera una orden judicial. Dicha orden le quitaría la responsabilidad por cualquier incidente en Pequeña Habana. Pero el miércoles pasado la corte de Atlanta se negó a hacerlo y ordenó que Elián permaneciera en Estados Unidos hasta que culmine el proceso judicial por asilo político. El jueves Clinton prácticamente le ordenó en público a Reno que recuperara a Elián. A la madrugada de ayer, agentes federales atravesaron el patio delantero de Lázaro listos para recuperar al balserito a sangre y fuego.
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