Por Jesús Ruiz Mantilla
Desde Madrid
Milos Forman fuma puros habanos grandes, como los directores consagrados. Y es que este director de origen checo, nacionalizado ya estadounidense, pasito a pasito y con películas como Man on the Moon, la biografía de Andy Kauffman, un controvertido comediante estadounidense que saltó a la fama en la serie televisiva �Taxi� y murió muy joven, víctima del cáncer (el film se estrenará a fines de este mes en Argentina como El mundo de Andy), va consiguiendo el reconocimiento de gran maestro en los últimos años. Con el Oso de plata al mejor director, premio que recibió en el Festival de Berlín, Forman pasea esta tragicomedia para gente con ganas de reírse de sí misma y una dura crítica de fondo a la sociedad de consumo.
Con Man on the Moon, Milos Forman sigue fiel a la visión del mundo desde el punto de vista de los lunáticos. Despedazó varios trozos de la mente más oscura de Estados Unidos en Atrapado sin salida; alertó, en Amadeus, de que un genio musical como Mozart no tiene por qué ser necesariamente alguien serio y maduro; buscó y encontró honestidad y radicalidad en la defensa de las libertades individuales en un pornógrafo como Larry Flint. Y ahora aborda en Man on the Moon el humor surrealista y muchas veces patético a través de un magnífico Jim Carrey en una película sarcástica, arriesgada, tierna y divertida que le ha valido elogios en muchas partes del mundo.
�En EE.UU. existe un fuerte culto a la personalidad, que está más presente en la vida norteamericana que lo que estuvo en el estalinismo. Es importantísimo ser alguien en EE.UU. y la presión para alcanzar esto es más fuerte que en ningún otro sitio.� Está orgulloso Forman de Man on the Moon. Se rió como loco con Carrey en el rodaje. �Con Carrey apenas trabajé, cuando entraba en el set no era él, era Andy Kaufman o Tony Cliffton�, dice. Pero lo que no le hace ninguna gracia a Forman es que no hayan reconocido a Carrey como un merecido candidato al Oscar de este año. Para él, su encarnación de este cómico incomprendido en su época al que Carrey hace suyo en una ensalada de disparates brillantes, es por lejos una actuación descomunal. �Para mí es un shock el hecho de que no reconocieran el trabajo de Jim. Está pagando un precio muy alto por ser tan bueno, le está costando muchos sudores que lo reconozcan.� Lo que sí se llevó fue un Globo de oro al mejor actor de comedia, algo que, en Hollywood, parece ya bastante.
Con 68 años a las espaldas y una carrera sosegada pero llena de películas intensas, Forman se ha forjado una fama de gran observador de las tripas de la cultura norteamericana y de Hollywood. �Hollywood no existe. Hay muchos hollywoods, depende de las puertas a las que llamés podés encontrar gentes de talante abierto o cerrado, es como en todas partes�, cuenta socarrón. Es escéptico, habla pausadamente con un fuerte acento de Caslav, la ciudad checa donde nació. Haber trabajado a ambos lados del Atlántico desde 1960, cuando rodó su primera película, le da una visión curiosa de la pugna entre ambas maneras de hacer cine.
�En Estados Unidos, lo principal en una película es que sea entretenida y luego que nos ofrezca algo sobre la búsqueda del alma humana, si viene al caso. En Europa, lo más importante es la búsqueda del espíritu y luego, en segundo plano, se puede meter algo de entretenimiento, si cabe�, comenta con sorna. De todas formas, el sabe lo que busca en una sala de cine. �El cine debe conmover. En dos horas yo quiero que me hagan llorar un poco, reírme y, sobre todo, lo que quiero es salir de la sala con la sensación de que sigo siendo inteligente.�
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