Por
Felipe Yapur
A pesar de que
los senadores justicialistas especularon que durante la reunión que
mantendrían con el ministro del Interior, Federico Storani, el principal
perjudicado iba a ser el secretario de Seguridad Interior, Enrique Mathov,
el ministro sorprendió a propios y extraños al asegurar que toda la
responsabilidad política de la represión del miércoles pasado recae
sobre su persona. Aseguró además que no hubo una sola razón que
desatara la violencia. Remarcó por ejemplo una supuesta interna policial,
a pesar de que en la misma reunión el jefe de la Federal, Rubén Santos,
la descartó. Los aliancias salieron conformes con el encuentro, pero los
justicialistas insistieron en que "todavía continúa sin
esclarecerse quién dio la orden de reprimir".
Tanto Storani como Mathov --e
incluso el jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, quien también formó
parte de la comitiva que acompañó al ministro--, no se desviaron un centímetro
de la versión oficial: "No hubo una orden de reprimir".
Sostuvieron durante la reunión que existen varios motivos que pudieron
haber provocado la represión. Por un lado dijeron que "la violencia
se desató por excesos emocionales fruto de la juventud e inexperiencia de
los efectivos policiales". Pero a pesar de que Santos lo negó, el
ministro insistió en que no se puede desechar la teoría del choque
interno. Lo hizo en estos términos: "Es imposible entender que los
efectivos que reprimían continuaban haciéndolo a pesar de que estaba un
camarógrafo filmándolos", dicen los senadores que dijo Storani en
una interpretación que asimila a los policías con suicidas.
Varios integrantes del bloque
justicialista aseguraron que habían decidido en un primer momento cargar
las tintas sobre el ministro. Pero a poco de andar la reunión, que contó
con la presencia de casi cuarenta legisladores, los representantes del PJ
viraron de objetivo y comenzaron a cuestionar la responsabilidad de Mathov
en los hechos de violencia. Hubo chicanas, como la del riojano Jorge Yoma,
quien de manera insistente llamó al secretario de Seguridad "el
comisario Mathov". Esto hizo enojar en un par de oportunidades al
funcionario pero la rabieta no llegó a mayores, según confió a este
diario un senador de la Alianza, "fruto de la insistencia de Freddy
(Storani) en hacerse cargo de la responsabilidad política de los
hechos".
Mathov
no convenció a los justicialistas cuando explicó que los hechos de
violencia ocurrieron a 200 metros de la plaza del Congreso, y que él sólo
se limitó a controlar el desalojo de la calzada frente al Parlamento.
Este argumento sirvió para que varios miembros del bloque del PJ creyeran
ver en el funcionario al responsable de la orden de reprimir. Pero, de
acuerdo a las versiones de senadores oficialistas, "no tuvieron el
coraje de decírselo en la cara. Por momentos dejaron entrever la
necesidad de que Mathov renuncie. Pero sólo fueron insinuaciones".
La decisión de atacar al
secretario y preservar al ministro no fue una especulación. Quedó
confirmada en las declaraciones de Yoma posteriores a la reunión, quien
señaló que "Storani es una persona absolutamente democrática que
ha tomado las medidas del caso: separar de sus funciones a quienes han
cometido actos delictivos en la utilización de la seguridad o de las
armas que el pueblo les ha otorgado".
Obviamente que a la hora de las
evaluaciones no hubo consenso. El bloque oficialista destacó la firmeza
de Storani para respaldar a sus subordinados. Los representantes del PJ
reconocieron: "Nos quedamos con las ganas de saber quién dio la
orden de reprimir".
COMISION
MIXTA POR LA LEY DE REFORMA LABORAL
En
busca del artículo
salvador
Peronistas y
aliancistas buscaban a medianoche la forma de incluir en la futura ley
laboral una cláusula con la que muchos decían coincidir: la que podría
fijar una garantía para que el nuevo régimen no implique una baja
general de salarios. Una comisión mixta comenzó a analizar el punto
con un ojo puesto en la Casa Rosada y otro en los sindicalistas
rebeldes.
La comisión está
encabezada por el peronista Alberto Tell (jujeño de extracción
sindical) y el radical Alcides López, a quienes secundan técnicos
peronistas y funcionarios de la segunda línea del Ministerio de
Trabajo. Justamente surgió después de que llegó a la reunión del
Senado el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, para incorporarse
al debate después de que terminó la discusión sobre el salvajismo
represivo del último miércoles.
Hugo Moyano, líder de la
CGT disidente, anunció que mañana se realizará otra
manifestación contra la reforma laboral, que juntará a 50.000
personas, porque cuenta con la adhesión, dijo, "del interior, de
los intendentes del PJ, de todos los partidos y de entidades
defensoras de los derechos humanos". Confirmó que la nueva
marcha de protesta frente al Congreso, convocada por la CGT disidente,
se realizará salvo que no se trate la reforma laboral. "Si la
ley no se trata, no hay movilización", explicó. Moyano anunció
un paro nacional de 24 horas para el 2 de mayo contra la reforma
laboral y la represión.
"Como
están las cosas en este momento es muy difícil que mañana se trate
la reforma laboral", pronosticó Tell, presidente de la comisión
de Trabajo, quien además culpó a la Alianza de "no sentarse a
analizar con seriedad el articulado de la ley". Todavía no se
había acordado la formación del cuerpo mixto de acercamiento. Por
eso López aún coincidía con su colega del PJ: "En esta situación
es difícil tratar la ley. Ellos (los peronistas) no nos respondieron
ninguno de los llamados".
Sin embargo, Moyano no
tiene asegurado, ni mucho menos, el consenso automático del peronismo
en el Senado. Ayer, cuando llegó a la cámara alta, comprobó con
rabia que sólo lo esperaba un legislador, el rionegrino Remo
Costanzo, cuando hace una semana el bloque justicialista le había
prometido una recepción con asistencia perfecta. Después, la suerte
y los nervios ayudaron al líder de la CGT disidente. En una de las
puertas del Parlamento, sobre Hipólito Yrigoyen, se tropezó con
Augusto Alasino, el jefe de la bancada justicialista, quien hablaba
con suficiencia a las cámaras de televisión. El camionero encaró al
senador entrerriano.
--Tengo que hablar con vos,
porque vine aquí para reunirme con ustedes como habíamos quedado la
semana pasada y sólo me atendió Costanzo --le
reclamó delante de las cámaras de televisión.
Alasino entonces aceptó la
reunión.
Al salir del encuentro, y mucho más calmado --tal vez por las
promesas de los legisladores--, Moyano advirtió que sólo cambiará
su postura de rechazo a la reforma laboral si se realizan
"modificaciones sustanciales" en el proyecto oficial del
gobierno. "Que no caigan los convenios colectivos de trabajo, que
no se rebajen los salarios y que el período de prueba quede como está
ahora, en un mes", puntualizó el dirigente del MTA. |
|