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Nadie
estaba muy convencido de que los militares citados fueran efectivamente al
juzgado ayer; más aún extrañó la verborragia del cabo Pérez en su
declaración, donde apuntó a varios "superiores", aunque trató
de dejar al margen de responsabilidad a Mones Ruiz. Según los testimonios
que desde 1984 obran en la causa, fue éste quien ordenó a Pérez
disparar en la cabeza de Bauducco cuando el dirigente estudiantil yacía
de rodillas en el piso después de una sesión de dos horas de golpes y
tortura. "No doy más, no puedo más, hagan lo que quieran",
declaró Pérez que decía Bauducco cuando le ordenaba que se levantara.
En sus declaraciones ante el Consejo Supremo, Pérez había dicho que el
preso se le había tirado encima para quitarle el arma. Ayer ante la jueza
reconoció que mintió y que su víctima ya no podía moverse cuando él
lo mató; también dijo que sus superiores lo felicitaban reiteradamente
por su actuación en la cárcel, especialmente cuando mató a Bauducco.
Pero, en el mismo día, el militar dio dos versiones del hecho: antes de
entrar al tribunal les dijo a los periodistas que se le había escapado el
disparo "accidentalmente"; luego, ante la jueza, señaló:
"No se me escapó el tiro, yo creía que el arma estaba descargada,
no sé, habrá sido algún soldado que la cargó por la noche". Lo
inverosímil de sus dichos y su negativa a admitir su actuación en
sesiones de golpes y torturas --hechos acreditados por decenas de
testimonios-- hicieron que fuera detenido y procesado por falso
testimonio.
"Este era el que nos hacía
desnudar, nos revisaba, y a los que tenían cicatrices de armas de fuego,
por suponerlos subversivos, los torturaba", relató el esposo de
Juana de Baronetto, sobreviviente del penal, cuya esposa fue asesinada.
Similar suerte que Pérez
corrieron el teniente coronel Mones Ruiz y el teniente Alsina, recordados
por su actuación en el levantamiento carapintada de la Semana Santa de
1987 junto al capitán Guillermo Barreiro. En ese momento, los tres
oficiales habían sido convocados a declarar por los crímenes de los
presos políticos, pero buscaron la complicidad de sus camaradas y se
refugiaron en un regimiento cordobés, lo que determinó el comienzo de la
rebelión. Ayer, acompañados por el abogado Gonzalo Echenique Frías,
entraron al tribunal, pero se negaron a declarar, remitiéndose a lo que
ya habían dicho ante el Consejo Supremo de las FF.AA. Garzón de Lascano
les aplicó el artículo 247 del Código Procesal Penal y ordenó su
arresto "para que recapaciten" durante dos días. Vencido ese
plazo, si aún se niegan a testimoniar, se les aplicaría desobediencia a
la administración pública, según el artículo 243 del Código Penal. El
abogado querellante Rubén Arroyo, en cambio, se pronunció porque sea el
falso testimonio la figura penal que se les impute, por cuanto no sólo
prevé la mentira al declarar sino la reticencia del testigo a hacerlo.
Alsina, uno de los dos
oficiales que se negó a hablar, está señalado en la causa como el que
ordenó estaquear a José René Moukarzel, el médico que murió en una
noche helada de julio después de recibir golpes y torturas en el patio
del penal.
Menéndez ya presentó varios recursos para no declarar, en los que
señala una vez más que el tribunal natural para juzgar los hechos es el
militar. "Se pretende hacernos declarar, por no decir confesar
nuestra intervención en hechos que ya han sido juzgados y resueltos
definitivamente", señala el ex represor en el escrito. Además apela
a las "garantías constitucionales" el sentido de no tener que
"declarar en contra de nuestros intereses, pues estas declaraciones,
así arrancadas, podrían producirme perjuicios penales, civiles y
morales".
Para hoy está prevista la
presencia de los militares Vicente Meli, Luis Alberto López y el capitán
Juan Carlos Hernández. Hay en total 15 "testigos" convocados,
entre militares, policías y personal penitenciario, muchos de ellos
asesorados por Echenique Frías, lo que hace suponer que seguirán la
estrategia de negarse a declarar, soportando un proceso penal aún menor
que el de falso testimonio y ni qué hablar de los que efectivamente deberían
corresponder.
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