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Un colectivo sin control en la mañana de Pompeya

Al bajar del puente Alsina, un colectivo perdió el control, embistió una parada y se incrustó en un local. Hubo dos muertos.

Al parecer, al interno de la 158 se le rompió la dirección.
Al subir a la vereda, el colectivo hirió a ocho personas.


Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) �Mitad encajado, mitad fuera. Mitad encajado, mitad fuera.� El coreano In Kim, de 56 años, aprendió a silabear en segundos lo que no había logrado en años: describió la embestida de un colectivo, sobre la vereda, arrasando con todo lo que encontraba a su paso, incluyendo a una multitud que aguardaba en la parada. Kim tuvo suerte. Cuando ayer a las 7 llegó a la puerta de su comercio sobre la avenida Sáenz casi Roca, del barrio de Pompeya, habían pasado unos minutos desde que el bólido arrastrando cuerpos, columnas y marquesinas quedara mitad encajado, mitad fuera del comercio de al lado. Dos personas murieron, una de ellas un inspector de la línea 15 que aguardaba en la parada, y al menos ocho resultaron heridas. Horas después, Kim seguía repitiendo con gestos ampulosos y sobre la misma vereda las tres palabritas en español con las que intentaba describir la tragedia.
A las 6.45, Pompeya se transforma en un centro de trasbordo de pasajeros. Sus veredas están atestadas de personas que llegan del conurbano para tomar alguna de las 22 líneas de colectivos que pasan por la avenida Sáenz levantando pasajeros hacia sus destinos porteños. Ayer, a esa hora, Benedicto León Fernández, de 30 años, bajaba del Puente Alsina, al volante del interno 274 de la línea 158, cerrando el último tramo de su circuito Lanús-Nueva Pompeya.
Aún no están claros los motivos, pero sí las consecuencias de que Fernández perdiera el control de la unidad. �Se le rompió la dirección�, decía la mayoría de los testimonios, repitiendo las palabras del conductor. �Lo encerró uno de la línea 9�, argumentaba otro. Lo cierto es que a esa hora Gregorio Vaneskeheian, de 68 años, aguardaba cerca de la parada del 15, a mitad de cuadra, y detrás de una gruesa columna que sostenía un cartel indicador de tránsito. Vaneskeheian cumplía su función de inspector de la línea. Cerca de él, esperaba una fila de gente, y otro inspector, de nombre Luis, de la 28. Junto a ellos, el churrero Sergio ubicaba sus últimas ofertas.
Fue aquél el primer contacto de la carrocería del 158, que, totalmente fuera de control, subió a la vereda. Luis lo vio venir y saltó hasta la puerta de una casa. Con él, seis personas atinaron a lo mismo. El churrero Sergio, que se encontraba unos metros más atrás, se lo vio venir encima y salió disparado hacia la esquina de Roca. �Gregorio quiso protegerse detrás de la columna�, explicó a Página/12 Jorge Carballo, propietario de Rolfi�s, un local y fábrica de indumentaria ubicado sobre Sáenz 1250, contra el que el colectivo terminó su carrera. �No tuvo tiempo de hacer otra cosa. Pero el 158 venía a tanta velocidad que arrancó la columna que es gruesísima, y lo mató.�
Con la columna y el cuerpo del infortunado inspector a cuestas, la unidad siguió su carrera, llevándose por delante las marquesinas de Luichi y de Capricho. Allí se encuentra la parada del 28. �Dejé pasar uno porque venía el otro más vacío�, relató María Elena Fernández. �Cuando buscaba monedas en mi cartera escuché ruido de ramas y de vidrios �era el 158 que también arrastraba un árbol�. Cuando levanté la cabeza lo tenía encima. Terminé tirada en la calle. Cuando quise mirar, había un señor abajo de una rueda, una mujer que tenía encima una columna, otra que estaba ensangrentada. La gente de adentro del colectivo quería salir y no podía y rompía los vidrios. No soporté más. Me levanté rengueando, me tomé un colectivo y me fui al hospital.� El 158, con la columna como un ariete transversal a su trompa, destrozó la marquesina de Cocoa, el negocio de Kim y su esposa Chung Cha Moon, y se incrustó dentro del local de Carballo, a esa hora todavía cerrado. Una parte de la pared fue arrancada de cuajo, la persiana del negocio quedó transformada en un tirabuzón y la vidriera desparramada por toda la vereda. �Angelo (el diariero de la esquina de Roca) corrió�, dijo Kim. Maxi, dueño de un kiosco, no se animó a salir hasta que concluyeron losruidos. �Si esto pasaba 15 minutos después no sé qué habría sucedido con mis empleados�, dijo Carballo.
Además de Vaneskeheian, uno de los nueve heridos cuya identidad aún no había sido determinada falleció en el hospital Penna por politraumatismos. De los ocho restantes, a última hora sólo permanecía uno, con fractura expuesta. Fernández, que acusaba ruptura de dirección, terminó acusado de �homicidio culposo� en la comisaría 34ª. Poco después, Daniel Bernadó, directivo de la empresa El Puente S.A.T que explota la línea 158, aseguraba: �Tiene dos años, es supervisado constantemente, cumple con todas las normas obligatorias�. No hablaba del chofer sino del micro.

 


 

UN COLECTIVERO CONDENADO SE FUGO
En busca del chofer

�Buscado. Asesino del Volante�, es el lema con el que la fundación Familiares y Amigos de Víctimas de Accidentes de Tránsito (Favat), difundirá hoy en las escalinatas de Tribunales la foto del colectivero Miguel Angel Scarpino, condenado a un año y medio de prisión de cumplimiento efectivo por el homicidio culposo de Pablo Márquez Pereyra y ahora prófugo. Según informó la Justicia, al vencerse los plazos y quedar firme la sentencia, la jueza en lo correccional Mónica Atucha de Ares ordenó el allanamiento de su domicilio, pero no lo halló.
La distribución de la foto pretende, dicen los familiares de la víctima, que �toda la sociedad busque a Scarpino�, por quien hay pedido de captura nacional e internacional, en virtud de que, luego de atropellar a Márquez Pereyra, el colectivero se dio a la fuga. Esto le valió una pena de cumplimiento efectivo.
La historia empieza el 2 de julio del año pasado cuando el conductor atropelló a un joven en motocicleta en el barrio de Floresta. Luego pisó el acelerador y no se detuvo ni un segundo para mirar atrás. El 8 de octubre de 1999 fue condenado, pero siguió en libertad porque la sentencia no estaba firme. Apeló la condena a través de su abogado, Mariano Cúneo Libarona, pero el recurso fue rechazado. Cuando el fallo debía hacerse efectivo, Scarpino se fugó de su domicilio. 
En las últimas horas de ayer venció el plazo para recurrir ante la Corte Suprema de Justicia, por lo tanto, la magistrada ordenó allanamientos en la casa que Scarpino compartía con su esposa e hijos y en la vivienda de los padres del colectivero, pero en todos lados se informó que el condenado �hacía quince días� que no aparecía.
Gregorio Dalbón, representante legal de Favat dijo a este diario que esperan que el homicida se entregue. �Yo estoy tratando de detener al padre de Pablo (Márquez Pereyra), porque quiere hacer justicia por mano propia y lo que nosotros queremos es evitar eso, pero lo que sí exigimos es que se lo busque con ganas. Si a Trovato lo encontraron, si a Pico lo encontraron, entonces se puede esperar que encuentren a un colectivero� concluyó Dalbón.

 

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