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Después del escandaloso fraude cometido por Fujimori en la primera vuelta, su desafiante Alejandro Toledo reclamó garantías para la segunda. Ahora busca negociar mediante una comisión intermediaria.

�El Cholo� Alejandro Toledo al presentarse ayer ante la prensa para decir sus condiciones.
Anunció la formación de una comisión negociadora con la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo.

�El Cholo� negocia un ballottage limpio en Perú


Por Carlos Noriega
Desde Lima

t.gif (862 bytes) El tiempo avanza y el proceso electoral peruano para la segunda vuelta -cuya fecha no se ha oficializado, aunque se habla del 28 de mayo como el día más probable� sigue tan turbio, lleno de irregularidades y enfangado por la guerra sucia lanzada desde el gobierno contra la oposición que amenaza destronar al presidente Alberto Fujimori, como lo estuvo en la desacreditada primera vuelta. A lo que se suman las pruebas de escandalosas irregularidades en la emisión y en el conteo de votos. En medio de un pulseo de fuerzas con el gobierno para conseguir una segunda vuelta equitativa y transparente, el candidato de la oposición democrática, Alejandro Toledo, decidió jugarse y lanzar un ultimátum: anunció que, si no se veían cambios, renunciaría a su candidatura. El plazo que dio vencía el lunes 24. Pero, concluido el plazo, el candidato opositor decidió dejar sin efecto su ultimátum y en conferencia de prensa dada ayer martes anunció la formación de una comisión mediadora presidida por la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo.
Esta comisión, impulsada por Toledo, tendrá como objetivo buscar acercar al opositor Perú Posible con el oficialista Perú 2000 para lograr un acuerdo de �condiciones mínimas� para la segunda vuelta. Esta vez el candidato opositor no quiso dar plazos para que se arriben a acuerdos concretos. Habló muy genéricamente de �un plazo prudencial� y evadió dar una respuesta concreta argumentando que no quería �ponerse una camisa de fuerza� ni �presionar demasiado a los negociadores�. Y también prefirió optar por la ambigüedad cuando se le preguntó sobre lo que haría si las condiciones no cambiaban. No anunció que retiraría su candidatura, pero tampoco descartó esa opción. En una carta enviada a la Comisión Episcopal, el vocero oficial del gobierno para la campaña electoral, el ex canciller y actual candidato a la vicepresidencia, Francisco Tudela, no rechaza abiertamente su participación en una posible negociación, pero su misiva está llena de cuestionamientos a la labor que tendría esta comisión. Tudela pide �mayores precisiones� antes de pactar cualquier reunión.
Las principales �condiciones mínimas� que exige Toledo, y con las que ha coincidido la OEA, son la necesidad de realizar cambios sustanciales en la estructura de la Organización de Procesos Electorales (ONPE) para permitir que observadores independientes, peruanos y extranjeros, puedan monitorear el conteo de votos; acceso equitativo a los medios de comunicación, evitar el uso de recursos del Estado en la campaña oficialista; y un código de ética que termine con la despiadada guerra sucia lanzada desde los predios oficialistas. El ex canciller Tudela ha renegado en público de la guerra sucia desatada por su agrupación política y ha dicho que no se puede hacer nada porque �el gobierno respeta la libertad de prensa y la propiedad privada�. Aunque Tudela ha pretendido ignorarlo, se sabe que los insumos de la guerra sucia salen de las Oficinas del Servicio de Inteligencia, que los propietarios de la televisión privada, ahogados en deudas con el fisco, responden a órdenes del gobierno y que uno de sus compañeros en la lista parlamentaria oficialista es nada menos que dueño de dos de los diarios amarillos más agresivos en sus ataques a Toledo. 

 


 

GIRO A LA DERECHA TRAS LA CRISIS SOCIAL EN BOLIVIA
Banzer nombra gente de su ADN

Lo que empezó como una protesta por un aumento del precio del agua y terminó en un estado de sitio puramente teórico contra un país levantado en múltiples frentes �el indígena, el estudiantil y hasta el militar, con la rebelión de 8000 suboficiales por sus bajos sueldos� derivó ayer en Bolivia en un gabinete girado a la derecha en puntos clave respecto del que lo precedió. El presidente, Hugo Banzer, juramentó ayer por la tarde a su nuevo gabinete de ministros, dominado por miembros de su partido, la conservadora Acción Democrática Nacionalista (ADN). El septuagenario mandatario boliviano, que inició así la segunda parte de su mandato de cinco años, ratificó a 10 de los 15 ministros, prescindió de tres y desarrolló un enroque en dos despachos.
�Esta segunda etapa que será de realizaciones importantes y de trabajo infatigable debe arrancar de inmediato, porque desde hoy contará cada hora trabajada, cada minuto bien utilizado en favor de la comunidad�, dijo el presidente durante un escueto discurso pronunciado en el Palacio Quemado de La Paz. �Se acabó el tiempo de los proyectos y viene el de las concreciones�, agregó el jefe de Estado, que volvió a ratificar su promesa electoral de combatir sin tregua a la pobreza, condición en la que permanecen siete de cada 10 bolivianos. Horas después de aceptar la renuncia en pleno de su Consejo ministerial, Banzer sentó en el Ministerio de Hacienda �eje y motor de un ambicioso proyecto de reactivación económica que su administración se apresta a implementar� al economista Ronald MacLean, ex candidato a la Alcaldía de La Paz y hasta el lunes portavoz gubernamental, en reemplazo del independiente Herbert Müller. En sustitución de MacLean, Banzer posesionó al ex embajador boliviano en Buenos Aires, el escritor Manfredo Kempf, en la cartera de Información Gubernamental, y llamó a un general de navío en retiro, Oscar Vargas, para hacerse cargo del Ministerio de la Defensa en lugar del socialdemócrata Jorge Crespo. MacLean, Kempf y Vargas son miembros prominentes de la oficialista ADN.
Resuelto a obtener un operador político, el mandatario convocó al ex ministro de Gobierno (Interior) y ex presidente del Senado, Walter Guiteras, hombre de su confianza, para ocupar el Ministerio de la Presidencia. En el despacho de Gobierno instaló a otro personaje de su entorno, Guillermo Fortún, hasta el lunes encargado de la coordinación parlamentaria. Banzer, un general retirado, gobernó dictatorialmente a Bolivia en los años 70, pero luego volvió al poder con el mandato de las urnas y el apoyo de una amplia coalición que incluye a sus viejos enemigos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Cuando las papas queman, sin embargo, lo mejor es el remedio conocido.

 

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