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Argentina encara esta noche, con equipo predominantemente formado por �extranjeros�, su segundo partido de estas estiradas eliminatorias para el Mundial de Corea-Japón para el que faltan dos años y pico. Son un verdadero campeonato, ya se sabe: juegan los diez sudamericanos todos contra todos en dos ruedas y entran los cuatro primeros, con un quinto que va a repechaje (Argentina zafó así para ir a Estados Unidos en el �94). Es �para todos� más complicado que la última vez porque ahora Brasil participa; pero pareciera que Argentina viene bien. Es el otro candidato de fierro, además de los brasileños. Y empezó alentadoramente con un 4-1 a Chile jugando bien. Ahora va por más. Los venezolanos, que se refugian en la tropicalísima Maracaibo para ablandar la ideas rivales a fuerza de humedad, han mejorado muchísimo, algo que se nota sobre todo en juveniles. En la primera fecha le hicieron buen partido a Ecuador y �según dicen� perdieron por �distracciones� defensivas. Algo de eso hay. El laborioso José Omar Pastoriza, que los ha trabajado a conciencia en ese sentido, confía en que por más que en los papeles �confiesa� su selección esté �varios goles abajo� de Argentina, serán un rival digno. Qué duda cabe: como en todo partido de fútbol, puede pasar cualquier cosa. Y es alentador escuchar a Bielsa, respetuoso sin verso de rivales y �sobre todo� con el énfasis puesto en la actitud de su equipo. Algo que se vio y admiró contra Chile. Eso es lo que todo el mundo quiere (queremos) ver esta noche. Que Argentina no mire ni espere, que vaya a buscar el partido con decisión, fútbol y continuidad. Tiene con qué y sabe cómo. El esquema será el mismo que ante Chile. Puede haber sorpresas, pero la formación no estará lejos de la tentativa que se adjunta. Almeyda por Simeone no cambiaría demasiado, y el obligado cambio de Crespo por Batistuta �en lo funcional y los movimientos� tampoco. Si entra Gallardo y se lo junta con Ortega y Verón puede haber, sí, más variantes que la presión, la apertura, el desborde y el centro. Ojalá. La cuestión es que esta noche llena de fútbol por cuanto canal se imagine �ver aparte� el programa será la Selección, con sus actores habituales. Esos que ya ni necesitan venir por acá para juntarse. Casi casi mejor que así sea. Lo importante es que se muevan juntos, solidarios y armónicos en la cancha.
PERU LLEGA MUY AGRANDADO A SANTIAGO En La Paz hay muchas ilusiones con el equipo local. Gustó lo que hizo en Montevideo �perdió 1-0 y pudo empatar� y ahora, con la conducción imprevista de Platini Sánchez y la ausencia del otro Sánchez, Oscar, cree que puede con los colombianos que llegarán con el orgullo de haberle empatado a Brasil y la falta de Angel, al menos de salida. Para aclimatarse se tomaron la semana previa en Perú.
LUXEMBURGO VA CON EDILSON-AMOROSO Brasil empató, en un horrible �partido táctico� inicial, contra Colombia de visitante 0-0. Ahora le toca uno de los �fáciles�: de local contra uno de los casi desahuciados apriori, los técnicos pero livianos ecuatorianos, que se hacen fuertes en la altura (la pelota no dobla, se sabe) pero que en el Morumbí paulista y con defensores suplentes �no estarán Montaño y Jácome� van de punto. Pero arriba tienen fútbol: Aguinaga, Kaviedes, Delgado y nuestro Graziani, y con eso le ganaron a Venezuela. Luxemburgo va con Sampaio por Emerson y, mientras le piden a Romario, parece haber elegido como dupla a Edilson y Amoroso, el que está en Italia, relegando a la joyita Ronaldinho Gaucho. Que le salga bien.
PARAGUAY Y URUGUAY DEBEN MEJORAR Vienen ambos de jugar mal, con la diferencia de que Uruguay ganó de local 1-0 a Bolivia y Paraguay perdió feo en Lima ante Perú 2-0. Va a ser un partido duro, al menos en los papeles y en los antecedentes. El paradójico uruguayo Markarián que dirige a los locales no tendrá al Chiqui Arce para que le complete su orgullosa defensa y ponga los centros adecuados; además, duda con el cuarto volante y con una punta: ¿Santa Cruz o el �soldadito� Benítez? Passarella �que elogió cautamente a Chilavert� no tendrá a Montero atrás, a O�Neill de enganche y a Diego Alonso arriba.
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