Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Una nueva apuesta televisiva para
seguir hablando sobre la televisión

El lunes comenzó �Volverte a ver�, un programa de cable que se suma al malón de los que hacen de la tele el único sentido de su existencia.

Perfil: En el programa, De la Puente es cínico y canchero, y se aburre fácilmente. Dice que no le cree nada a Aptra y rinde homenaje a Tato Bores.

Eduardo de la Puente volvió a la pantalla, después del adiós de �C.Q.C�.
�Volverte a ver� gana cuando se torna reflexivo y huye del sentimentalismo.


Por Andrés Glass

t.gif (862 bytes) El canal Volver parece haber entendido que, para ser verdaderamente melancólico, hay que mirar al pasado, pero desde el presente. Por eso su apuesta fuerte, en el 2000, es la transmisión en vivo. Los tonos sepias y anacrónicos del material de archivo (la vedette del canal hasta el momento) habían comenzado a dar leves indicios de saturación. Caras nuevas y conducción en estudio intentan aportar el aire fresco que faltaba. Eduardo de la Puente �ex �Caiga quien caiga�� dio el primer puntapié de un pack que viene con tres unidades: estrenó el lunes �Volverte a ver� (a las 22), un ciclo íntegramente dedicado a mostrar el pasado y el presente de la televisión. El combo se completa con una nueva temporada de �Volver Rock� (con Nicolás Pauls, los martes) y el lanzamiento de �Volver Tango� (con Federica Pais, los jueves). En todos, la propuesta es afín: añadir comentarios a la mirada hacia atrás. No sólo exhibir los restos de algo que fue, sino también mostrarlo reelaborado. 
El primer programa de �Volverte a ver� llegó con una ineludible marca de fábrica: la factura de Miguel Rodríguez Arias, creador de �Las patas de la mentira�, y el flamante �Biografías no autorizadas�. Es el gran recopilador de la tevé argentina, y está dedicado a rescatar cuanto programa, serie o película haya sido emitido. Arias cuenta con un archivo de vocación totalitaria. Allí no falta nada, y es ése el atractivo que logra trasladar a este nuevo ciclo. En él conviven las figuras de hoy -pero diez, quince o veinte años más jóvenes�, los que ya no están en pantalla, los que envejecieron, las que se operaron... Desfilan Mirtha, Susana, Tato, Olmedo, Carlín, Gasalla (nombres que bien podrían servir para una crónica de la tevé reciente). Y De la Puente los mira, un poco ingenuo y otro poco burlón. Cumple bien con el rol del �televidente argentino promedio�, que de nada sabe demasiado, pero a todo se atreve. De la Puente pregunta, curioso, al columnista (Pablo Sirvén, que está para concretar el aporte reflexivo) y, cada tanto, despunta algún comentario melancólico. Es cínico y se aburre fácilmente. Siempre es canchero. Con su desenfado, logra desentumecer las cintas gastadas: dice que no le cree nada a Aptra y rinde homenaje a Tato Bores. Habla de �tele bizarra� cuando mira fragmentos de �Yo me quiero casar...� y se entona, despectivo, para cuestionar a Bernardo Neustadt. Acompaña. Se convierte (como ya lo hizo Pauls en sus temporadas a cargo de �Volver Rock�, y se espera que lo haga Pais) en el guía turístico que le faltaba a Volver para desempolvarse. A pesar de que su fuerte es revisar lo que ya pasó, �Volverte a ver� no pierde cuando se ocupa del presente. De la Puente y Sirvén entrevistan en el estudio, por caso, a Alfredo Odorisio, gerente de programación de América. La tevé, confirman, no es sólo el costado emotivo de los rostros perdidos, el glamour de Mirtha, el humor de Olmedo. Es, también, el negocio y la trastienda de las decisiones. 
�¿De quién es América?�, azuza Sirvén y se desencadena un ping pong de sospechas y retractaciones. Odorisio se ablanda y confiesa: �¡Cómo nos cuesta instalar un programa de ficción!�. Los hilos del poder televisivo, no sólo el barniz de los nombres propios y los decorados, se hace visible. No es nuevo decir que a la tevé le encanta hablar de sí misma: hace tiempo que vive un romance que inunda la pantalla de programas de autorreferencia. Desde Raúl Portal con su �PNP� hasta el reciente �Televisión Registrada�, pasando por �Yo amo la a la TV�, ha corrido mucha agua, y no faltaron los bloopers, las parodias, los sketches y las guerras entre programas. El mundo de la tevé, queda claro, es la propia tevé. �Volverte a ver� sí tiene algo nuevo para aportar: toma distancia y analiza sin vocación por la carcajada o la lágrima fácil. Piensa, sin lapremura y la euforia del aire, sobre lo que ha pasado y lo que pasa con la tele. Eso es bastante.

 

PRINCIPAL