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El hospital público como espejo del país en ruinas

�Sólo gente�, segundo largo del médico Roberto Maiocco, protagonizado por Pablo Echarri, tiene buenas intenciones, pero por momentos parece una versión subdesarrollada de la serie �ER Emergencias�.


Por Martín Pérez

t.gif (862 bytes)  Techos que se caen sobre los internos, pacientes abandonados a su suerte en camas ajenas y servicios que son cortados por falta de pago. El clima de hospital público está muy bien logrado en Sólo gente, el segundo opus de Roberto Maiocco, un anestesista recibido en 1972 que ya había incursionado en el largometraje con el policial Gracias por los servicios. Versión subdesarrollada y en cámara lenta de ese éxito de la televisión norteamericana llamado �ER Emergencias�, Sólo gente acompaña a la historia de Ignacio, un médico principiante lleno de ideales y de ganas de ayudar a sus semejantes. Un �doctorcito� �tal como lo llaman las enfermeras� con familia en el exterior y una vida solitaria que sólo parece llenar su delantal blanco. 
Indudablemente lleno de buenas intenciones, pero deshilachado, el gran logro de un film como Sólo gente es su construcción de un hospital real y contemporáneo, de acá, y habitarlo casi exclusivamente con el devenir de un protagonista creíble y cercano, ese Ignacio idealista compuesto de Pablo Echarri, un galán al que le sobra paño para encarnar su �doctorcito� del film. Acompañado por Lito Cruz y Walter Santa Ana como internos, y flashes de Ulises Dumont y Cristina Banegas �como colega experimentado y madre de un suicida, respectivamente�, Echarri les pone el rostro a las cotidianidades que enfrenta su personaje en el film de Maiocco. Día a día y plano a plano, su Ignacio lucha entre su oficio y su humanidad, casi la misma encrucijada que parece enfrentar Maiocco en su film. Y de la que �a diferencia de su personaje� no sale muy bien parado. 
Si por su entusiasmo y sus ambiciones el film de Maiocco merecería ser una ópera prima, también lo parece por sus imperfecciones. Con una historia que revive cada vez que no termina de encauzarse, Sólo gente es un film que termina vencido por el oficio. Como su protagonista, vacila �o parece hacerlo, al menos� en cada encrucijada. Pero si Ignacio terminará encontrando su camino dentro de su vocación, Maiocco se deja atrapar por todas las traiciones con las que lo tienta lo que él calcula que es su oficio de cineasta. Y así es como cada vez que corre detrás del suspenso inútil o del golpe bajo convenientemente subrayado, va destruyendo cada acierto a la hora de bajar a tierra el imaginario ficcional de médicos ejerciendo su oficio para los espectadores. 
Preocupado por un joven con intento de suicidio al que le ha salvado la vida o un interno con diagnóstico equivocado, Ignacio terminará aprendiendo esa máxima de su oficio que le recita un compañero más experimentado: �Empezás queriendo salvar el mundo, después querés salvar a uno, y terminás conformándote con salvarte vos�. Durante ese camino, sin embargo, Sólo gente es un film que ni siquiera se salva a sí mismo. Y su gran paradoja �y el peor de sus pecados� radica en que cada vez que susimágenes se empalagan con la rebeldía de su protagonista, lo hacen marcando con tarjeta con resignación en el reloj del lugar común de la emoción cinematográfica.

 


 

UN FALLIDO FILM DE TERROR DE LOUIS MORNEAU
Murciélagos que no dan miedo

Por M.P.

Educado film de género, Murciélagos comienza con la habitual pareja de adolescentes que estaciona su coche en un lugar apartado para poder disfrutar de un tiempo a solas. Y también para que la amenaza de la película de turno los utilice como su sangriento y bestial primer blanco. Un rápido corte luego de varios gruñidos y enchastres varios en la noche, y la acción se desplaza al devenir de una experta en el tema en cuestión. Arrastrada fuera de la cueva que está investigando en medio del desierto por la súbita aparición de un helicóptero, la doctora Casper es rápidamente reclutada por el gobierno a causa de una emergencia biológica. �La vinimos a buscar porque usted es la mejor en su campo�, explica el agente especial a cargo de reunir a los protagonistas del film. �¿De qué se trata la emergencia?�, pregunta la doctora. �Murciélagos, doctora�, dice el agente, con exagerada seriedad, la apropiada para la escena. Y repite, subrayando el tema justo para que suba la música al final de la escena: �Se trata de murciélagos�. 
Film clase B filmado como si no lo fuese, Murciélagos es obra de Louis Morneau, autor de Carnosaur 2, y tiene un guión simplista y lineal firmado por John Logan, que abulta su currículum con RKO 281 (un telefilm de HBO sobre el rodaje de El ciudadano, de Orson Welles), Un domingo cualquiera (Oliver Stone) y la inminente Gladiator, último trabajo de Ridley Scott. Pero ninguno de estos antecedentes prenuncia semejante historia proto �XFiles�, involucrando dos supermurciélagos genéticamente mejorados por un científico algo frankensteineano, un pueblo de Texas listo para ser masacrado desde el aire como en Los pájaros de Hitchcock (una comparación que no le hace justicia a Hitchcock, obviamente) y la torpe aparición del Ejército como para terminar de embarullar todo de manera prepotente. 
Como en la reciente El cocodrilo, Murciélagos tiene como protagonistas a una especialista demasiado joven como para serlo, un sheriff local comprensivo y sensible y un par de criaturas que ya no son tan inofensivas como los especialistas se preocupan por advertir. Sin embargo, la bizarría de aquel film protagonizado por Bridget Fonda y Bill Pullman se extraña en el trabajo a reglamento de Murciélagos, que marca tarjeta escena por escena y se va desdibujando con el correr de su metraje, con secuencias de acción que parecen filmadas con la cámara al hombro de un murciélago y un plano final que muestra a los protagonistas hundidos literalmente hasta el cuello en materia fecal de los animalitos que dan nombre al film, la metáfora ideal para resumir una película inútil, en particular porque sólo toma conciencia de su papel en el mundo cuando ya es demasiado tarde. 

 

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