|
Por Mariano Blejman Luego de llevar adelante la producción ejecutiva de �VideoMatch�, el programa más visto en los últimos 10 años de televisión, Claudio Villarruel tiene ahora el sillón de director artístico de Telefé. El ex productor de Marcelo Tinelli ocupa el lugar que dejó vacante Gustavo Yankelevich, pronto a zambullirse de lleno en Telefónica Media. Este sociólogo de 34 años fue alguna vez amante del cine de vanguardia y actor under. Ahora ya no. Pero para él �no se trata de populismo�, y sentencia frente a Página/12 que �no hay que subestimar a la gente, hay que respetarla. Yo respeto los programas que se ven, aunque no me gusten. La gente los quiere ver, y decir que hay que sacarlos porque son chabacanos es desprestigiar a la gente�. Villarruel disfruta de su lugar de privilegio y de las mediciones que le dan un 41% de encendido y casi 40 puntos de rating, una de las más altas de los últimos tiempos. Pero entiende que lo suyo es la continuación de un trabajo. En 1991 comenzó produciendo �La TV Ataca� junto a Mario Pergolini. Luego se sumó a las filas de Marcelo Tinelli. Ahora, de alguna manera, es jefe de su jefe. Hasta mayo, cuando Telefónica Media se haga cargo del control de Telefé y de Azul, la empresa estará en un proceso de transición, con la gerencia general de Jorge Pérez Bello. Villarruel explica que �es una transición estructural por el nuevo dueño que viene, pero acá abajo sigue todo parecido�. �¿No le asusta un poco estar en un lugar importante, donde hay por arriba suyo un mundo que no se alcanza a comprender? �Siempre arriba de uno hay un mundo que nunca alcanza a entender. Pero yo sé para quién trabajo. Mi cabeza está puesta en Telefé. Arriba de uno hay estructuras, los dueños están a otro nivel. Soy un profesional que trabaja para que Telefé sea lo mejor. Lo que pasa es que parece que se van a crear grandes medios transnacionales en un par de manos. Mi visión del futuro es el gran Truman Show. Los generadores de contenidos van a tener la boca de expendio y la competencia va a ser en esos grandes escenarios. A las empresas pequeñas les va a costar subsistir. Y los medios van a construir esa realidad. �¿Van a construir identidades? �Eso me apasiona más como sociólogo que como director artístico. La realidad está totalmente mediatizada. Siempre pienso en el fenómeno de los medios y cómo generan una realidad que no es la realidad. La realidad no existe, está totalmente construida. Hay una realidad cotidiana de la vida común de la gente, pero como la preeminencia y la presencia de los medios es tan fuerte, lo que existe no es una realidad real sino mediática. El otro día veía un noticiero que mostraba una cámara que no había prendido la luz, pero seguía filmando. Cuando se prendió la luz, una señora que estaba tranquila agarró un palo y empezó a romper todo. Los medios generan y reproducen esa realidad virtual. �¿Cambia la percepción de lo real? �Si bien estamos inmersos en una lógica de mercado, se viene una época donde los canales van a tener un compromiso más importante con la solidaridad y la preservación de la ecología. Alguna devolución de los medios a la sociedad tiene que haber. Por ahí va a venir el quiebre. Es una devolución que tienen que hacer los medios frente al achicamiento del Estado, ya que en estos últimos años hubo algunas funciones suprimidas. �Pero eso no sucede aquí. �No. Es un momento de transición. Los gustos y las demandas de mercado son cíclicas. Creo que hubo una saturación y están surgiendo nuevas audiencias, la TV se repite mucho, pero habrá cosas nuevas. Los espectadores nuevos, los chicos, tienen otra cabeza. Como programador uno tiene que estar atento a esas señales. El fenómeno de �Pokémon� es impresionante, porque ése es el público del futuro. �¿Cómo es que una empresa primera en rating por 10 años tiene problemas económicos? �¿Quién dijo? El canal está funcionando muy bien, cumpliendo con el presupuesto. Y los números del rating dan bien. La torta siempre se repartió entre dos. Ahora, Azul está mejorando, pero en los últimos años era un 50% y 50%. El 90% se reparte hoy entre Telefé y Canal 13. �Hugo Di Guglielmo, gerente de programación del 13, dice que el negocio no es ser primero sino tener un nivel económico más alto que lo siga. �Es una posición que me parece respetable. Lo lindo es ser primeros y tener una buena facturación. �¿El rating tiene un límite ético, o está todo permitido? �Yo lo tengo. Trato de sumar gente para hacer una TV de calidad y con rating. No es contradictorio. Hay límites como la honestidad profesional. Pero no depende de uno. Es la gente. Uno tiene que estar con la antena parada. Ahora estamos en una crisis total de estructuras de sentimiento frente a la tecnología, los estímulos y los cambios de mentalidad. Por eso es lindo estar en este lugar, en este momento. A mí me gusta pensar a cinco años. Todos somos producto de hacia dónde va la gran cabeza de la gente. La TV es un producto de eso. Si uno quiere conocer un país, llega al lugar y pone la tele. En París tienen una cultura impresionante y a las 21 ponen programas de cultura, películas en versión panorámica y sin cortes. Es el emergente de una sociedad, así somos los argentinos. �¿Como Telefé? �Somos como Telefé, y también como Canal 13, como Azul... La TV argentina es una de las mejores del mundo, en términos de entretenimiento y producción. �¿Cómo está su relación con Tinelli? �Bien. Estoy contento por él, porque los tres productos suyos son bárbaros. Aunque extraño un poco. A veces, cuando termino la jornada, bajo, lo saludo. El se enteró primero de que me iban a llamar y fue por una cuestión de respeto. �¿No le da impresión el hecho de que haya un gran directorio con personas importantes decidiendo a quién elegir, y lo nombren a usted? �Es muy loco. Es muy raro y para mí, me sentía secretaria ejecutiva. Me pasaron cosas particulares, me vinieron imágenes de mi viejo a la cabeza. Me dio tristeza que no pudiera ver que era director de programación. Yo estoy acá por él. Uno a veces piensa que estos lugares son de gente con mucho poder, y yo, que soy el ser más normal, que nunca le hizo mal a nadie, dije: �Qué bueno, me dieron el título�. El sueño de todo tipo que hace televisión es sentarse acá. �¿Hay lugar para la vanguardia en la TV? �No... No sé. Depende de qué se pida por vanguardia. Para mí, toda idea nueva en TV que funcione es vanguardia. Se transforma en �no vanguardia� cuando tiene 20 puntos de rating. Todo fue vanguardia. Pero se transformó en éxito y cagó. �Ya no hay tiempo de carreteo para los programas: o anda o se levanta. �Pero eso es bueno. Hace pensar los programas de otra manera. La gente ve productos acabados porque permite trabajos de preproducción y testeo. �¿Para eso sirven las productoras independientes? �Claro, porque se concentran en dos o tres productos y concentran la energía en eso. Yo quiero armar un equipo de generación de nuevos proyectos, pero la tendencia en estos últimos años fue dar espacio a las producciones independientes. Es bueno porque me genera más diversidad. �¿Cómo sabe que un producto funciona? �Uno tiene una mezcla de sensibilidad, intuición, racionalidad y lógica, pero hasta que el programa no salga al aire es todo teoría. Uno le da el marco de 90% de variables, pero el 10% define si sigue o no. Cuando está bien apuntado, muy pocas veces se pifia. �¿Qué relación tiene con Yankelevich? �Bárbara. El quedó como asesor de los canales en Telefónica Media. El racionaliza la intuición. Tiene un método de cómo bajar al papel la intuición, en eso es un capo. Tenemos muchas cosas en común: mi carrera empezó a los 34, la de él a los 36, tenemos mentalidad de productores. Estamos arriba de los programas. Entendemos el negocio de otro lado. Espero humildemente mantener los estándares. �¿Que cosas le emocionan? �Me emocionó Mundo Grúa. Ese tipo sintetizó al segmentado, al que quedó afuera de la realidad, quedó afuera del sistema y creo que la historia de su hijo debería ser la segunda parte. Porque frente a las políticas de este país, eso representa la síntesis de todos los que fueron expulsados. Por eso, cuando uno hace algo que pega en todo el mundo y toca la fibra del devenir de la humanidad, parece una cosa grandiosa. El tipo tocó la cuerda y suena en todo el mundo. Almodóvar toca cuerdas del devenir del hombre. Mi teoría académica es que hay 10 cuerdas de la sensibilidad humana, la televisión se resume en eso. �¿Se siente importante, con poder? �No. Para mi gato soy importante. Este lugar se mira desde afuera de una manera distinta, pero en lo personal no lo siento así. Después de 10 años de estar en el programa de más éxito de la tele, las cosas que suceden parecen naturales. Pero todo pasa.
|