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Por Cecilia Bembibre �A veces la palabra de Dios parecía una espada que atravesaba el corazón de los genocidas�, rememoró el obispo Jorge Novak, en uno de los actos más emotivos que han tenido lugar hasta ahora en la Feria del Libro. En ocasión de la presentación del libro Monseñor Jorge Novak. Iglesia y derechos humanos, la sala Victoria Ocampo recibió a casi doscientas cincuenta personas que ovacionaron de pie al religioso, después de una charla hilada por recuerdos valientes y amargos. �Rápidamente hice un curso en derechos humanos cuando me ordenaron obispo en 1976. La actividad pastoral en el área de los derechos humanos maduró en mí como respuesta a la palabra de Dios, y a una comunidad de sufrientes que golpeaban la puerta de nuestro obispado�, señaló. En la misma mesa estaba Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, quien recordó que en sus épocas de estudiante en un colegio religioso de La Plata �los obispos eran algo casi sobrenatural, había que rendirles honores y besarles el anillo�. Destacó el valor de la tarea de Novak en relación con la búsqueda y el consuelo de familiares de desaparecidos: �Todas las que somos católicas y quisimos saber algo de nuestros desaparecidos fuimos a hablar con alguna autoridad eclesiástica. Pero esa Iglesia negra nos cerró las puertas. No había tiempo, no nos recibían. Imaginen lo que fue para nosotros tener una figura eclesiástica de su jerarquía que nos recibiera con tanto respeto y tanto amor�. El público .-entre el que se contaban sólo tres religiosas.- escuchaba con atención, y el testimonio era seguido con labios apretados e inclinaciones de cabeza. �Los que lo conocían y sabían nos llevaron a Quilmes�, continuó Carlotto, �y asistimos a esas misas peligrosas. No sabíamos cuándo iban a patear las puertas: él era el obispo rojo�. José María Poirier, autor del libro que recorre vida y obra del obispo, lo presentó como �un padre que da consejos más que padre es un amigo�, y describió la vocación del religioso como �descubrir la realidad a partir del rostro del otro que sufre�. Novak comentó varios episodios en los que se hizo evidente su distanciamiento de algunos sectores de la Iglesia argentina. �Un sacerdote me dijo, en una oportunidad: �Monseñor, usted está muy equivocado. Esto es comunismo, esto es marxismo�. �Esto es evangelio�, le respondí, y supe que tenía que mantenerme firme�. Al mismo tiempo, otro homenaje, aunque esta vez con el destinatario ausente, llenaba un espacio de la feria. Otras doscientas personas desbordaban la sala Julio Cortázar, procurando seguir el acto de presentación de Los caminos de Germán Abdala, un libro de Jorge Giles. Varios oradores .-entre los que se contaban Marta Maffei y Víctor De Gennaro-. recordaron episodios de militancia compartidos con Abdala, el ex miembro del llamado Grupo de los Ocho fallecido en 1993. A pocos metros de allí, Enrique Pinti presentaba su nuevo título Del Cabildo al shopping frente a una sala colmada de lectores. Pero ni toda su verborragia pudo competir con la excentricidad del acto donde Indra Devi presentó, esa misma noche, un libro de diálogos. �Dar siempre luz y amor� fue la consigna que balbuceó una y otra vez Devi en la presentación del texto que la tiene como protagonista, y que alumbró sonrisas esperanzadas en los hombres, mujeres, jóvenes y niños que poco a poco colmaron la sala José Hernández. Con sus 101 años, Mataji personifica la esperanza y, como un recién nacido, es pura vida para un gran número de seguidores. Así al menos lo sintieron los presentes, quienes intentaron descubrir mediante reiteradas preguntas a la anciana los secretos de la longevidad y, también, de la felicidad. �No comer cadáveres�, repetía Devi para luego insistir con la parte práctica de su consigna: �Ahora que cada uno abrace al que está su lado�. Entre abrazos y sonrisas alguien consideró oportunoconsultar cómo actuar ante las personas que hacen el mal, que causan daño. �Hay que darles un beso .-indicó Devi-., porque algo malo les habrá pasado�.
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