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Fue en un cementerio privado. Estuvieron Raúl Alfonsín, Alfredo Bravo, Marcelo Stubrin y Lucía Alberti entre otros pocos, los amigos más cercanos y los familiares. Los discursos más sentidos fueron los del ex presidente y Bravo.

Alfonsín también había hablado antenoche, en el velorio que se realizó en el Congreso nacional.
�Simón enfocaba su pensamiento casi en una sola dirección: construir la democracia social�, dijo.

EMOTIVA DESPEDIDA
EN EL ENTIERRO DE SIMON LAZARA
�Perdemos un hombre para unirnos�


t.gif (862 bytes) �Perdemos a un amigo entrañable. Pierde el país a un hombre que podía brindar mucho todavía, para enlazarnos, para unirnos�, dijo Raúl Alfonsín. �Vamos a seguir luchando por la democracia social�, agregó al final, con cara de cansado, visiblemente triste. Fue ayer, en el cementerio Jardín de Paz, durante el entierro de Simón Lázara, quien había muerto el viernes de un paro cardíaco a los 57 años.
El ex presidente conoció a Lázara en los días de la dictadura. El dirigente socialista, uno de los fundadores de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), se reunía con Alfonsín y un grupo de radicales para discutir de política. Allí, en esas reuniones secretas, el jefe radical trabó una amistad con Lázara, quien más tarde se convertiría en su vocero.
Alfonsín habló pausadamente, en un tono calmo. Comenzó recordando el almuerzo que había compartido con Lázara el sábado pasado en Chascomús. �Fue una noche de alegría en la que hizo gala de su optimismo, de su empuje, de su imaginación y de su gracia. Hablamos de su audición en televisión y le dije que iba a ir el martes�, recordó. 
�Fue un amigo entrañable, que estuvo a mi lado en tiempos muy duros. Fue un hombre con inteligencia, creatividad y empuje. No dejó de luchar jamás en el campo de los derechos humanos. Enfocaba su pensamiento casi en una sola dirección: construir la democracia social, concretar al mismo tiempo la igualdad y la libertad�, terminó el ex presidente. 
Lo escuchaba un pequeño grupo de dirigentes. A diferencia del velatorio que se realizó el viernes en el Congreso, lo de ayer fue más íntimo. Además de Alfonsín, estaban el diputado Marcelo Stubrin, Federico Polak, Lucía Alberti y el peronista Dante Gullo. 
El Gordo Lázara, que comenzó militando en el socialismo desde muy joven, nunca abandonó su lugar en la APDH. Pero se las arregló para desarrollar al mismo tiempo una carrera política. Fue concejal y diputado nacional, una banca que puso al servicio de la lucha por los derechos humanos: redactó la ley que impide la detención de personas por averiguación de antecedentes y que redujo el período de permanencia en las comisarías, llevó adelante la acusación contra el médico policial Jorge Bergés y promovió la expulsión de la Cámara de Angel Luque. 
Parte de su larga trayectoria había sido recordada minutos antes del discurso de Alfonsín por otro de los amigos de Lázara, el diputado socialista Alfredo Bravo. �Tu bandera no va a dejar de flamear porque tus amigos seguiremos pensando y luchando de la misma forma en que pensaste y luchaste toda tu vida�, dijo Bravo. �Hoy me toca despedir a un amigo de los pocos amigos que se encuentran en la vida�, agregó el legislador.
En el entierro, algunos comentaban la última preocupación de Lázara: la política militar del Gobierno y los reflejos corporativos del Ejército para trabar los Juicios por la Verdad. Y también recordaban que el Gordo andaba mal de salud en los últimos días. Dormía mal, tenía problemas para respirar, lo que se complicaba por su sobrepeso. Una serie de problemas que, según recordaban ayer sus amigos, él prefería ignorar. �No les hacía demasiado caso a los médicos y planeaba cosas. Hablábamos del viaje a República Dominicana�, recordaba ayer Alfonsín ante un grupo de dirigentes.
El jueves, Lázara había pasado una mala noche. Durmió mal, le faltaba el aire. A las once de la mañana del viernes murió de un paro cardiorrespiratorio. Sus restos fueron velados ese mismo día en el Congreso. Durante la tarde y la noche desfilaron los principales dirigentes de la Alianza, entre ellos Fernando de la Rúa, Carlos �Chacho� Alvarez, Ricardo Gil Lavedra, Alberto Flamarique, Aníbal Ibarra y Darío Alessandro; opositores como Guillermo Francos y Carlos Corach, y otras personalidades como Nora Cortiñas, León Arslanian y Adolfo Bagnasco. 
Ayer, en cambio, estuvieron sólo sus amigos más cercanos. Al borde del llanto, Lucía Alberti contó que últimamente repetían una frase cada vez que se veían: �Nos va tan mal a los progresistas que cuando uno de nosotros dos se muera, sólo le va a quedar el otro para despedir�. En realidad, fueron muchos más los que despidieron ayer a Simón Lázara.

 

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