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Por Raúl Kollmann La misión parecía clandestina �entrevistar al prófugo general Lino César Oviedo�, pero en el aeropuerto esperaba su propia hija, Fabiola, y tres ostentosas camionetas 4x4 japonesas. La caravana no se encaminó hacia un lugar apartado, metido en la selva, sino hacia una especie de balneario a orillas del río Paraguay. En principio pareció que de allí se iba a seguir camino en alguna lancha, pero la expedición naufragó en ese punto: los periodistas argentinos convocados en secreto para comprobar que Oviedo efectivamente estaba en el Paraguay fueron informados de que no habría encuentro alguno. Nunca quedó claro si todo se debió a un grueso error de planificación o si Oviedo faltó a la cita porque lo tienen cercado. Al final, hubo una increíble conferencia de prensa telefónica en la que, encima, no se escuchaba nada. Las cosas se parecían bastante más a un tour que a un encuentro ultraclandestino con el personaje más buscado de Paraguay. Efectivamente, el encuentro en el aeropuerto se produjo, pero lejos de toparse con un oscuro personaje de impermeable, anteojos oscuros y leyendo un diario detrás de una columna, los periodistas de Página/12, Azul Noticias, La Nación, Clarín y el programa �Unidos y Dominados� de América TV fueron recibidos por una hermosa joven, de cabellos castaños, que no era otra que Fabiola, la única hija de Oviedo que vive en el Paraguay. Las sorpresas no pararían allí: una de las tres camionetas 4x4 que transportaron a los periodistas argentinos tenía una calcomanía en el parabrisas en la que se leía claramente Lino ya. �Es curiosa la clandestinidad paraguaya�, comentó alguno de los enviados. Los vehículos, en prolija caravana, iniciaron su recorrida hacia las afueras de Asunción y se internaron en un camino más bien pedregoso. Al final, el destino fue un club de recreo, llamado El Remanso, a orillas del río Paraguay. La impresión instantánea fue que el camino se continuaría por lancha hacia lo más profundo de la selva. Pero no. La parada en el recreo era únicamente para esperar instrucciones. Ante la creciente inquietud, la hija y los representantes de Oviedo, en continuo diálogo con el general prófugo, empezaron a esbozar algunas explicaciones, todas distintas e incluso contradictorias entre sí: �El general va a concederles una entrevista telefónica. Hubo una confusión �sostuvo uno de los allegados al militar. �Aquí hemos venido con fotógrafos y camarógrafos, que obviamente no llegaron hasta el Paraguay para hacer tomas de un teléfono -.argumentaron los periodistas. �Bueno, es que la situación cambia segundo a segundo y minuto a minuto. El general es un hombre acosado -.terció el letrado de Oviedo, Max Narváez. �A nosotros nos propusieron venir para comprobar que Oviedo está en el Paraguay. Si habla por teléfono no podemos verificar nada. Tal vez esté en Brasil, Bolivia o incluso en Buenos Aires, desde donde venimos. Tras una ardua polémica, Narváez preguntó si los periodistas se podían quedar �para recorrer mi país hasta ver al general. Una parte se puede hacer en vehículo, otra a caballo e incluso hay que hacer un tramo a pie�. Los periodistas aceptaron la propuesta, pero todo quedó en la nada. Lo que iba a ser un encuentro clandestino terminó en el único local público que tiene el oviedismo en Asunción. Allí, unos doscientos simpatizantes del general se juntaron para cantar consignas, frente a un increíble operativo policial: decenas de hombres de infantería, dos camiones hidrantes y otros efectivos policiales se colocaron a tres metros del local, intimidando a todos los que se acercaban. En una pequeña habitación de ese local, por medio de un celular y dos pequeños parlantes, los periodistas argentinos alcanzaron a escuchar la voz de Oviedo que, visiblemente molesto, pudo explicar poco: �Les pidodisculpas por adelantado. Ustedes saben que si viajan a México también les sería difícil encontrarse con el subcomandante Marcos�, razonó el militar prófugo. Al atardecer, los periodistas argentinos volvieron al aeropuerto -siempre en ordenadita caravana� para tomar el avión hacia Buenos Aires. La idea del viaje fue comprobar que Oviedo está en Paraguay, pero lo cierto es que el general faltó a la cita. Eso sí, prometió un encuentro personal en un futuro próximo.
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