|
|
|
|
|
|
|
|
|
Por Marcelo Justo Desde Londres  El más importante operativo policial de los últimos diez años no consiguió contener a los miles de manifestantes que se congregaron en el centro de Londres para protestar contra el capitalismo global. Al grito de �resistencia global�, una alianza variopinta de ecologistas, anarquistas y comunistas continuaron con la violenta fiesta anticapitalista que sacudió a la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle y a la city londinense el año pasado. Decenas de manifestantes fueron arrestados; nueve policías resultaron heridos y un céntrico McDonald�s y un par de agencias de empleo quedaron hecho añicos. El premier Tony Blair condenó a los manifestantes, a quienes acusó de �imbéciles� cuyas acciones eran �más que despreciables�. Curiosamente el más perjudicado por la manifestación podría ser no el capitalismo sino uno de sus más exitosos fustigadores, Ken Livingstone, apodado �Ken el rojo�, favorito para las elecciones para intendente londinense que se realizará este jueves. La manifestación comenzó pacíficamente. En medio del imponente dispositivo policial que acordonó el centro de Londres, unas cuatro mil personas marcharon de la Plaza de Trafalgar al Parlamento en un ambiente carnavalesco. Con un promedio de edad que rondaría los 24 años, mezclándose las ropas cotidianas con los disfraces, las máscaras con los pañuelos de bandolero y los shorts con vestidos de lentejuela de copacabana, los manifestantes tomaron la Plaza del Parlamento y se dedicaron a poner en práctica la consigna de la jornada: �Reclaim the streets� (reconquistar las calles). Todo el césped de la plaza fue levantado para plantar semillas; un bloque de cemento de la vereda fue removido para que, en perfecto remedo de las utopías hippies de los 60, crecieran allí flores y una celebración a ritmo de batucada inglesa se prolongó bajo un benigno día primaveral. En una muestra de repudio a una de las instituciones inglesas, los anticapitalistas colocaron una franja de césped sobre la estatua del héroe de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, que coronaba su cabeza de bronce al estilo mohicano y rociaron de pintadas alusivas su figura en la esquina de la plaza. Mientras esto ocurría, el impresionante dispositivo policial se limitó a una tarea de contención. El objetivo primario de la policía era evitar incidentes como los ocurridos en la city de Londres el 18 de junio del año pasado, cuando unas 10 mil personas tomaron el corazón financiero de la capital y terminaron enfrentándose violentamente con la policía dejando un saldo de 42 arrestos y destrozos por valor de unos dos millones de libras (tres millones y medio de dólares). Cientos de policías fueron desplegados en el escenario mismo de las manifestaciones, cerrando vías de acceso y canalizando el flujo de personas por la avenida de Whitehall que une la Plaza de Trafalgar y el Parlamento. Un grupo especializado de cien policías seguía desde una sala central de vigilancia por cámaras de monitoreo y otras tecnologías inteligentes el movimiento de la gente para orientar la acción de los efectivos en el terreno. El imponente dispositivo no pudo impedir los incidentes que se iniciaron cuando unos cientos de manifestantes pasaron delante de 10 Downing Street y empezaron a arrojar botellas y latas de cerveza. La policía se mantuvo firme en la entrada de rejas de lanzas que conduce a la casa del primer ministro y sólo intervino cuando unos metros más allá los manifestantes sitiaron un McDonald�s y se dedicaron a destrozarlo con ladrillos y palos. El más afectado por estos hechos podría ser Ken Livingstone, quien poco después de las protestas de Seattle en noviembre del año pasado formulódeclaraciones de apoyo a la alianza global anticapitalista. �Bienvenidos al Londres de Livingstone�, señaló el conservador Steve Norris, uno de sus rivales. Pero parece difícil que consiga revertir con un solo golpe los 30 puntos de ventaja que tiene �Ken el rojo�, quien este jueves podría erigirse en el primer alcalde electo de la capital inglesa.
|
