debate |
Por Daniel Lagares
¿Cuál es la razón que nos haga ser optimistas? Como tantas otras veces, la situación será definida por Julio Grondona. Agremiados exige que AFA garantice la �seguridad psicofísica� de los jugadores, el ministro Storani denunció ayer por segunda vez en cuatro meses (la anterior fue después de la �batalla de Mar del Plata� entre la barra brava de Boca) que existe connivencia de los dirigentes con los barras. ¿Qué va a hacer Grondona? Planteará el cuadro de situación desfavorable para la dirigencia y recomendará arriar las velas y llevar el barquito al puerto más seguro. Es decir, firmará todo lo que le pidan. Y ahí se acabará la historia, pero nada cambiará. Gatopardismo.
La única manera de erradicar a los violentos de las tribunas es con voluntad política. Lo que hubo hasta ahora es voluntarismo. El Gobierno se puso a la cabeza del conflicto y claramente respaldó la posición de Agremiados. Salió en defensa de �trabajadores� agredidos, pero debió asumir el costo político de la carga policial sobre otros trabajadores a las puertas del Congreso, hace dos semanas. Propone un pomposo �Plan� que incluye la creación de un Cuerpo Antibarrabravas integrado por una policía que no puede sujetar bajo su autoridad. En ninguna de las propuestas se incluye una investigación acerca de la utilización de barrabravas en campañas electorales. Es política cortoplacista, ¿por qué ser optimista?
Agremiados paró la pelota con legítimo derecho. ¿Hará recomendaciones a sus afiliados para que colaboren desde el juego? La simulación, la patada artera, la deslealtad contribuyen a crear un clima de violencia. Es cierto que muchos de los futbolistas que �colaboran� con los muchachos de la tribuna lo hacen por miedo. También es cierto que muchos otros pasan la gorra en el vestuario recogiendo colaboraciones espontáneas. ¿La bienintencionada conducción de Agremiados hará docencia en el gremio?
Algunos ejemplos de la dirigencia a la cual se le exige la ruptura del vínculo con la barra brava: para que �La 12� masacrara a los de Chacarita en la Bombonera durante un amistoso fue necesario que �alguien� abriera una puerta mágica. A Pedro Iso, presidente de Independiente, anoche, a las puertas de la AFA se le escapó un �no fue para tanto� la agresión a los pibes de Comunicaciones. Fernando Miele, titular de San Lorenzo, culpó de la violencia en su cancha a la vecina villa de bolivianos y paraguayos. �Los borrachos del tablón� tienen en River un rol protagónico cada vez que las aguas políticas internas se encrespan. Los ejemplos podrían seguir largamente (la Itaka en Platense, las �apretadas� en Belgrano e Instituto, las amenazas en Tigre). ¿Hay que ser optimistas? No hay que preocuparse. Se firma lo que se pide y �todo pasa�. |
El negocio que pierde la tv si no hay futbol
Dos domingos son suficiente
Por Esteban Pintos
Ya pasaron dos noches de domingo sin �Fútbol de primera�. ¿Soportará el negocio otra más? Es posible que no. �Está claro que su facturación por publicidad se ve afectada por la suspensión del campeonato �dijo a Página/12 una fuente confiable y profunda conocedora del negocio�. Hasta ahora, Torneos se ha mantenido al margen de todo, o eso ha demostrado públicamente. Pero seguro que no están tranquilos con esta situación.�
Torneos y Competencias, la empresa que dirige Carlos Avila �titular de un 20 por ciento de las acciones� y cuyo capital comparte con Telefónica, CEI (en el que ahora participa el fondo de inversión norteamericano Hicks, Muse, Tate & Furst Inc.) y TCI, posee los derechos exclusivos del fútbol profesional argentino hasta el año 2014 y tiene en �Fútbol de primera� su buque insignia. El mismo que, desde hace dos semanas, no zarpa.
El domingo, Canal 13 programó Un día en apuros en su reemplazo y eso se notó en términos de rating. La película promedió 11.3 puntos, quedando detrás de �Versus� (Telefé), que tuvo 15.2. Más allá, es otra la cuestión preocupante para los dueños de la pelota: la publicidad. Que no es la misma si no hay �Fútbol de primera�. La situación ya se había producido el fin de semana anterior, aunque aquella vez el programa se emitió el sábado y con apenas tres partidos, entre los que sobresalían los que jugaron Boca y River. Allí sí se emitió la publicidad de costumbre.
La huelga suma un inconveniente inesperado a la ronda de intereses que gira en torno del fútbol, bastante agitados en los últimos tiempos. A mediados de 1999, la versión de una posible y suculenta oferta de un grupo inversor para quedarse con los derechos del fútbol generó �inquietud� en los clubes. La misma que los había llevado a solicitar una renegociación del monto total que TyC les entrega por esos derechos, unos 45 millones de dólares.
La minicrisis en la productiva sociedad Torneos-AFA, sin embargo, no llegó a producirse. Hubo acuerdo, aumento y compromiso de caballeros. Fundamentalmente, porque el contrato que los une indica que, si el vínculo se rompe por una oferta que no pueda igualar TyC, la AFA deberá indemnizar a su socio con una cifra que �no puede ser difundida�. Y que, aseguran, sería imposible de pagar.
Opinion
Por Diego Bonadeo |
Una cuestión de Estado
No estaba tan equivocado el juez Víctor Perrotta, tan vapuleado en su momento más por cuestiones de forma que de fondo. Y, por cierto, los cuestionamientos se originaron casi sin excepción en quienes, voceros inveterados del poder, tienen como únicas ideologías el gatopardismo y la billetera.
Son los que antes, cuando en su momento Perrotta suspendió el fútbol, preguntaban con ávida mezquindad sobre la continuidad de los torneos y jamás sobre lo que se haría �o sobre lo que ya se había hecho� para intentar torcerles el rumbo, los brazos y los �códigos� a la suma de estamentos de la sociedad futbolera y no futbolera, cómplices ya culposos, ya dolosos de tanto agravio, tanta herida y tanta muerte.
Quizás a algunos les llame la atención que esta sucesión de años de desaguisados se considere una �cuestión de Estado�. Como si la vida y la muerte no lo fueran. O como si esto fuese un problema que el fútbol por sí solo debiera solucionar. Sin pensar que el fútbol-poder está en manos de muchos que adhieren embozada o desembozadamente a lo que se pretende combatir.
Para desenmascarar de a poco o de a mucho la perversa hipocresía de los caretas y de los sanateros, sería importante que se diga de una vez por todas públicamente y con nombre y apellido quiénes son los que están en desacuerdo con las afirmaciones del ministro del Interior Federico Storani respecto de la comprobada concurrencia de algunos dirigentes de fútbol en las culpas o los dolos que han llevado a la actual situación. Que los responsables de los clubes que �escudados en ignorancias y en amnesias� en su momento le negaron a la Justicia nombres, apellidos, apelativos, sobrenombres de guerra y actividades de los asociados ilícitamente tengan ahora las pelotas de recoger el guante y de hacerse cargo, en vez de mentir impúdicamente por televisión, por radio y por los diarios.
Ojalá, y mejor pronto que nunca, el permanente falso testimonio fuera de los estrados, que pareciera ser la gimnasia dialéctica preferida y habitual de quienes cuestionan todo sin cuestionar nada, tenga también en la Justicia el castigo social mayoritario que estos militantes de la cháchara y la desvergüenza se han ganado con creces desde la corrupción y amparados por la impunidad.
Sí, es una cuestión de Estado. Y que paguen su culpa los traidores. |
opinion
Por Juan Sasturain |
La Ley de la Vereda
El barrabrava dibujado sucia e implacablemente por Fontanarrosa explica lo que hicieron con la simplicidad y justeza de un cubo: �Nos robaron una bandera después del partido y los agarramos a palos�. El periodista se atreve a preguntar con las cejas enarcadas y el micrófono vacilante: �¿Usted sabe que rige la Ley De la Rúa?�. Y el homanoide, sorpresivo políglota, no vacila en afirmar imperturbable: �Eso. Eso. La ley de la calle�. Punto y fuera. Ese fue el chiste diario de ayer del incisivo humorista. Ese fue el tema (implícito) de ayer en todas las idas y venidas de Interior a Agremiados, de Agremiados a la AFA, de ahí a Gobierno de la Ciudad, y siguen las reuniones y las firmas. Lo que va de la Ley De la Rúa �que rige pero no reina� a la Ley de la Calle �que reina, como el desorden, sin necesidad de regir� es la famosa y siempre necesaria �decisión política� que resucite la letra muerta.
Sin embargo, a esa vergonzosa oposición entre la realidad y los papeles que nos empaqueta cada día y que en el fútbol se ejemplifica con la oposición De la calle/De la Rúa desculada por el filoso filósofo rosarino, se superpone otra ley vigente, reinante y regente que es la no escrita Ley de la Vereda. Esta norma, de la que el ubicuo Corach fue artífice y aprovechado cultor, consiste en el ejercicio habitualmente matinal de esgrima política (esquive, clinch, pido, distracción, contragolpe) que los funcionarios con poder y cintura realizan cuando salen intencionadamente a la vereda a �someterse a la requisitoria periodística�: la no escrita Ley de la Vereda consiste en que el funcionario �ministro, secretario, presidente, rey de bastos, caradura o polizón� hablará de lo que quiera y callará de lo que no quiera con el simple expediente de patear el tema más allá del cordón de la vereda.
Ayer nomás, De la Rúa �y el Gabinete todo con él� actualizó una vez más la vigencia de la norma. El Presidente salió con todo armado a la vereda y nada lo sacó de la huella. Lástima que para conservar el rumbo alevosamente prefijado incurrió en algunos despropósitos. No se puede calificar de otra manera su gesto de soslayar el tema del represor Menéndez y la actitud del Ejército al respecto con la pobre gambeta de �es un tema de la Justicia� y a continuación y sin rubores asumir como propia y genuina la res futbolera en tanto �cuestión de Estado�. Por lo menos, desprolijo. |
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