Por Laura Vales
 El compromiso fue firmado por la mayoría de los candidatos porteños. Convocados por la Defensoría de la Ciudad de Buenos Aires, los aspirantes a gobernar la Capital y a ocupar bancas en la Legislatura acaban de prometer con su palabra y su firma que, en el caso de ser electos, van a colaborar con las investigaciones sobre el robo de bebés durante la dictadura y a contribuir en la búsqueda de la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por el terrorismo de Estado. Pero la invitación de la Defensoría dejó al descubierto un buen catálogo de ausencias. Entre ellas los candidatos cavallistas Santiago de Estrada y Elena Cruz, quienes junto a otros cuatro pares de Encuentro por la Ciudad no firmaron el acta de compromiso. La Alianza tuvo su oveja negra: el candidato a legislador Eduardo Passalacqua. Y cuatro postulantes a la Legislatura del PJ, como Raquel Kismer de Olmos y Laura Suardi, también miraron para otro lado. A la Defensoría tampoco llegó ninguna respuesta del médico Lorenzo Borocotó, quien sin embargo ayer aseguró a Página/12 que había enviado su adhesión y que está �absolutamente de acuerdo en trabajar por la búsqueda de la verdad�.
La convocatoria a firmar el compromiso público fue cursada a todos los partidos políticos a principios de abril, ante la clara falta de propuestas sobre el tema durante la campaña.
�¿Qué pueden hacer concretamente quienes firmaron el acta por la búsqueda de la verdad? �preguntó este diario a la ombudsman Alicia Oliveira.
�Muchísimo. En principio, si hay funcionarios que fueron partícipes del terrorismo de Estado ordenar su cesantía y si hay archivos ponerlos a disposición de la Justicia. No hay que olvidar que en Buenos Aires hubo durante la dictadura una oficina de inteligencia donde se hicieron informes para hacer desaparecer gente. Funcionó durante la gestión de (Osvaldo) Cacciatore y se dedicó, entre otras cosas, a la expulsión de quienes vivían en villas de emergencia. Quienes firmaron, si son electos, van a tener injerencia sobre los hospitales, las morgues o el registro civil, y en un entramado burocrático como fue el terrorismo de Estado cualquier lugar de la burocracia tiene un pedacito de verdad para entregar.
Oliveira dio a conocer ayer un informe con las adhesiones y los rechazos cosechados. De las 14 fórmulas que competirán en las elecciones del domingo, ocho manifestaron su compromiso con la búsqueda de la verdad y la restitución de la identidad a los chicos apropiados durante la dictadura. No firmaron, en cambio, el Partido Blanco de Federico Pinto Kramer �quien fue juez federal durante la dictadura� ni Acción Ciudadana, el mismo que empapeló Buenos Aires con afiches que proponen que los hijos de los funcionarios se atiendan en hospitales públicos y concurran a escuelas del Estado. Tampoco lo hicieron el Partido Obrero, el PTS (Trabajadores Socialistas) ni Patria Libre.
Entre los candidatos que sí pusieron por escrito su adhesión estuvieron Aníbal Ibarra y Cecilia Felgueras �Alianza� y Granillo Ocampo y Aníbal Jozami, del PJ. Cavallo y Beliz la entregaron, aunque a última hora. Y también lo hicieron el Partido Humanista, la Alianza Buenos Aires para Todos de Antonio Cartañá, Izquierda Unida y el Movimiento al Socialismo. La lista de PAIS, encabezada por Irma Roy, fue un poco más allá y reclamó que la justicia no se agote en el conocimiento de la verdad.
Los resultados de la convocatoria encierran algunos ítem no aptos para prejuiciosos. Todos los candidatos a legisladores de la Unión de Centro Democrático, por ejemplo, dieron su aprobación en bloque. El de la Alianza que se negó a poner su firma, Eduardo Passalacqua, argumentó para esto que desconocía el derecho de la Defensoría a entender en el tema. Los cinco postulantes a la Legislatura del PJ que no firmaron no dieron explicaciones de su decisión. Con razones disímiles, se sumaron así a una serie de negativas más previsibles, como las del cavallista José Miguens �coautor junto a Mariano Grondona del comunicado 150, que respaldó el golpe de Estado de Onganía� o la del nacionalista Alberto Asseff. Pinto Kramer también fue coherente con su historia. Conocido por sus afanes como de defensor de Lino Oviedo, el abogado guarda en su pasado una intervención durante la dictadura con la que intentó impulsar la aplicación de la ley de Seguridad Nacional a los familiares de los desaparecidos que se habían atrevido a denunciar sus casos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Un represor interrogado y repudiado en Rosario
Tras el silencio, los huevos
Por José Maggi
Desde Rosario
El represor Eduardo Constanzo fue repudiado ayer por los jóvenes de HIJOS, quienes lo esperaron a la salida de los Tribunales Federales con una lluvia de huevos y golpes de puño que cayeron sobre él y su hijo, que lo acompañaba. El ex agente de inteligencia del Ejército había sido citado a declarar por el juez Omar Digerónimo en la causa donde se investiga la desaparición de Fernando Dante Dusex, un detenido de la Quinta de Funes. En su declaración testimonial, Constanzo desconoció la mayor parte de las personas cuyas fotografías se le exhibieron y negó haber realizado las declaraciones que distintos medios periodísticos habían reflejado en su momento. Tal el caso de la nota que Reynaldo Sietecase publicara en Rosario/12 en junio de 1992, en la que revelaba la existencia de los �vuelos de la muerte�, donde fueron asesinados los 16 detenidos del centro de detención de Funes, entre otros. �No sabe nada, no recuerda nada y lo que dijo en realidad asegura no haberlo dicho nunca�, resumió Cecilia Nazábal, compañera de Dusex.
Constanzo llegó acompañado de uno de sus hijos y de un abogado de apellido Corbacho, quien no pudo ingresar al despacho del juez Digerónimo por ser su cliente un testigo y no un imputado. Matilde Bruera, abogada patrocinante de la causa Dusex, fue la encargada de preguntar en nombre de Nazábal, durante las cuatro horas que duró la audiencia. La letrada indicó que Constanzo argumentó que �sus dichos a periodistas eran versiones que le habían acercado sus compañeros de trabajo, a quienes no pudo recordar�.
Negó también ser �el Tucumano�, sindicado como uno los miembros de la patota que operaba en la Quinta de Funes, �donde sólo iba a llevar y traer detenidos�, aseguró. Pero lo positivo para la letrada es que �se abrieron distintas líneas para seguir investigando, lo que amerita una nueva citación del represor en otras causas, así como la de los periodistas cuyas notas dieron origen a esta declaratoria�.
Nazábal, quien compartió la declaración abrazada a su hijo, reveló que �Constanzo negó todo, dijo que no sabía nada, que sólo era un servicio, que no tenía contactos con los detenidos y que no declaró lo que en verdad declaró ante el juez Suárez Romero en el �92, cuando denunciara a Rodolfo Riegé por su complicidad en los �vuelos de la muerte. Es decir que no dijo nada�, indicó.
Constanzo reconoció apenas la existencia de la Quinta de Funes y de La Calamita, en la vecina localidad de Granadero Baigorria, y dijo saber de la existencia de La Intermedia �por los medios de prensa�, a pesar de que la nota con Gonzalo la había realizado frente mismo a este centro de detención. A pesar de la negativa del represor, Nazábal se mostró �esperanzada en el resultado final de estas declaraciones, porque no hay posibilidad de hacer historia si no se resuelve hacia atrás�.
Finalmente, alrededor de las 14.45, cuando la declaratoria había terminado, Constanzo y su hijo, ambos enfundados en sendos e impecables pilotos gris perla, enfrentaron a los cronistas que los esperaban en la salida del edificio de Tribunales Federales, por calle Alvear.
En ese momento, los chicos de HIJOS comenzaron a insultar al represor y a arrojarle huevos. En esta circunstancia, y casi como una figura emblemática, el hijo del represor y el hijo del desaparecido Cabezón Toniolli se trenzaron en un duro forcejeo que fue zanjado por la participación del volante de Ñuls, Kurt Lutman, quien salió en defensa de Eduardo Toniolli. Con sus ropas sucias de huevos, Constanzo padre e hijo decidieron reclamarle a los efectivos de Prefectura �que custodian el Tribunal� �por haberlos dejado solos�.
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