Por Pedro Lipcovich
Igual que en la película Doce del patíbulo �donde un grupo de criminales, precisamente por ser tan peligrosos, eran elegidos para cumplir la más difícil misión de guerra�, el virus que causa el sida tiene tanta capacidad infecciosa que los científicos lo han elegido para hacerlo entrar en las células, no para destruirlas sino para producirles alteraciones genéticas que permitan curar enfermedades hereditarias, el cáncer... y el sida. Así lo anunció ayer el Instituto Pasteur de París, en ratificación de investigaciones anteriores. La tecnología para usar el VIH en terapia génica (siempre en etapa experimental, ya que faltan años para su aplicación clínica) también está disponible en la Argentina, y los científicos explican que el método no entraña ningún riesgo de contraer la enfermedad, ya que el virus es despojado de su carga genética y privado de la posibilidad de reproducirse.
El uso terapéutico del VIH fue caracterizado ayer como �un importante avance científico� por el genetista Pierre Charneau, de la Unidad de Oncología Viral del Instituto Pasteur de París, quien anunció su próxima publicación en la prestigiosa revista científica norteamericana Cell.
Los ensayos de �terapia génica� apuntan a curar enfermedades hereditarias como la hemofilia y la fibrosis quística, y a combatir diversas formas de cáncer. Apuntan a modificar genes defectuosos o producir cambios genéticos que le permitan al organismo vencer a la enfermedad. La cuestión es: ¿cómo hacemos para meternos adentro de una célula viva y cambiarle ese gen que no le conviene?
�No da resultado transferir los genes directamente �contesta Osvaldo Podhajcer, director del equipo de investigaciones en terapia génica de la Fundación Campomar�: hay que usar intermediarios, �vectores�, y los virus son mil veces más eficientes que todo otro vector.� Es que el trabajo sucio de los virus consiste precisamente en meterse en las células y tomar el mando de su dotación genética para hacerla trabajar en su beneficio.
Para que el virus se redima como los Doce del Patíbulo, hay que adosarle los genes que hacen falta en la célula del organismo enfermo. La cuestión, ahora, el acertijo para el lector, es: ¿cómo hacemos para mantener el virus activo, de modo que pueda �infectar� con los genes benéficos, y a la vez desactivarlo para que no pueda causar la enfermedad que le es propia, por ejemplo el sida? Ayuda para el acertijo: es sustancialmente lo mismo que la humanidad viene haciendo desde hace milenios con los toros.
¡Claro, castrarlos! Obtener un virus-buey requiere una tijera muy chiquita pero esto no es problema para los investigadores: más exactamente, se trata de quitarle al virus su propio material genético, de modo que no pueda reproducirse. �El virus así tratado podrá infectar una única vez a la célula�, resume Podhajcer. Por eso ayer, en París, Pierre Charneau pudo asegurar que �estamos ciento por ciento seguros de que no hay ningún riesgo de trasmitir accidentalmente el sida al utilizar esta técnica�.
Pero, ¿por qué precisamente el virus del sida? Manuel González Castillo �investigador del Centro Nacional de Referencia para el Sida en la Facultad de Medicina de la UBA� lo explica así: �Cuando, en ensayos de terapia génica, se usaba un virus respiratorio frecuente llamado adenovirus, aparecía el problema de que, como muchas personas han estado expuestas a él, su sistema inmunitario lo reconoce, lo rechaza y así rechaza también los genes terapéuticos�. En cambio �agrega Horacio Salomón, del mismo Centro�, �al VIH no hay respuesta inmune que pueda eliminarlo fácilmente�.
La terapia génica se desarrolla en distintos centros del mundo, todavía a nivel experimental. Ya hace tres años, en un ensayo con perros hemofílicos, se utilizó el VIH como vector para reemplazarles el gen que les faltaba para coagular bien la sangre y se logró mantenerlos libres de la enfermedad durante más de un año. Para ensayos con humanos, �el vectorVIH está disponible, también en la Argentina tenemos la tecnología para producirlo�, señala Podhajcer, y comenta que, en el mejor de los casos, �habrá que vencer una barrera social muy fuerte para poder usar ese vector�. Si los ensayos avanzan, convendrá levantar esa barrera porque �una de las perspectivas de uso del vector VIH es bloquear en células humanas los genes llamados TAT y REV, con el objeto de impedir la infección por el virus VIH�, anuncia el investigador argentino.
LOS INVESTIGADORES SE REUNEN HOY
Encuentro por la vacuna
�La vacuna contra el sida es una prioridad absoluta�, sostiene la convocatoria a un congreso de investigadores de primerísimo nivel, que empieza hoy en París y podría marcar un punto de inflexión en la orientación de la lucha contra el VIH. El encuentro está auspiciado por las Naciones Unidas y, �si logramos suficientes acuerdos, podríamos poner a punto una vacuna dentro de seis años�, según uno de los organizadores.
�Si podemos reunir suficientes argumentos para pasar a la fase 3 de investigación (la decisiva, que ensaya sobre seres humanos la eficacia del fármaco), la puesta a punto de una vacuna podría tener lugar en un plazo de seis a diez años�, sostuvo ayer Michel Kazatchkine, director de la ARNS, organismo oficial de lucha contra el sida en Francia.
La ARNS, en acuerdo con el organismo oficial de las Naciones Unidas contra el sida (Onusida) y con los institutos de la Salud de Estados Unidos (NIH), organizó el encuentro de 300 científicos de todo el mundo, especializados en la investigación de vacunas contra el VIH, �para reflexionar sobre las condiciones que deberá cumplir una vacuna capaz de bloquear el VIH�.
El encuentro tendrá lugar hoy y mañana en el Instituto Pasteur y entre sus impulsores está el célebre Luc Montagnier, uno de los descubridores del virus del sida. Las discusiones previas se centraron en la posibilidad de una vacuna �terapéutica�, que actuaría sobre el sistema inmunitario de personas ya infectadas para impedirles desarrollar la enfermedad.
La doctora Françoise Barre-Sinoussi, codescubridora del virus del sida junto a Luc Montagnier, señaló que �la vacuna debe ser capaz de controlar la multiplicación del virus en el organismo, pero a la vez debe tolerar su presencia, para mantener estimulados los factores de inmunidad�.
En principio, los investigadores estiman que �una vacuna podrá considerarse eficaz si impide al 80 por ciento de los vacunados desarrollar la enfermedad a largo plazo�, pero no acuerdan todavía sobre cuánto tiempo puede admitirse como �largo plazo�: ¿diez años?, ¿veinte?
En Estados Unidos, la presión de las entidades de personas seropositivas se hace sentir cada vez más para que los gobiernos y los grandes laboratorios reconsideren sus decisiones de inversión, que hasta ahora priorizan los medicamentos antivirales, mucho más rentables que las proyectadas vacunas. Por otra parte, la mayor parte de los enfermos de sida viven en países pobres donde los �cócteles� son inaccesibles y la única esperanza es la vacuna.
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