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ARRASADORA VICTORIA DE KEN LIVINGSTONE, RIVAL DE BLAIR Y ENEMIGO 
El día que Londres se tiñó de rojo

Ken Livingstone, o �Ken el Rojo�, expulsado del Nuevo Laborismo del premier Tony Blair por su actitud contestataria y rebelde, volvió ayer por la puerta grande, al arrasar en las primeras elecciones municipales de Londres. 

Trampolín: El gran poder del gobierno de Londres aterroriza al cuartel central laborista, ya que Livingstone puede usar su puesto como trampolín para un enfrentamiento con el primer ministro Tony Blair. 

Ken Livingstone sale ayer del puesto de votación ya seguro del triunfo.
Su victoria representa un golpe muy fuerte para el ala derecha laborista de Tony Blair.


Por Marcelo Justo
Desde Londres 

t.gif (862 bytes) Los relojes daban la medianoche en esta capital mientras los resultados a boca de urna otorgaban la victoria al candidato independiente de izquierda Ken Livingstone en las elecciones para alcalde de Londres. El gran derrotado de la jornada es el primer ministro laborista Tony Blair, cuyo candidato Frank Dobson luchaba por evitar la humillación de un cuarto lugar. En segundo puesto, el conservador Steve Norris mostraba señales de satisfacción por haber superado a Dobson e incluso la candidata Liberal Demócrata Susan Kramer se ilusionaba con la posibilidad de llegar tercera desplazando al candidato del Nuevo Laborismo. Sin maquinaria política, sin partido y con una abrumadora mayoría de los medios en contra, Livingstone, apodado �Ken el rojo�, se perfila como el gran triunfador de la contienda electoral. 
Los resultados a boca de urna y las primeras proyecciones confirmaban la predicciones de las encuestas desde que �Ken el Rojo� decidió presentarse en marzo como candidato independiente a la alcaldía de Londres, ganándose de paso la expulsión del Partido Laborista por no apoyar al candidato oficial partidario. Según los resultados preliminares que ofrecían pasada la medianoche de Londres la BBC y cadena televisiva ITV, Ken el Rojo arrasaba con un 42 por ciento de la votación por primera preferencia, seguido con un 26% por el ex ministro de Transporte Steve Norris y con Dobson y la Kramer disputándose cuello a cuello el tercer lugar. Livingstone, que debe sumar un 50% de los votos, superaba esa marca cuando, de acuerdo con el complejo sistema electoral, se le añadían los votantes que lo habían elegido como segunda preferencia. El sistema otorga a los votantes la posibilidad de elegir dos de los 11 candidatos a alcalde, bajo un sistema de primera y segunda preferencia (ver recuadro).
A pesar de la intensa campaña que desplegaron la mayoría de los medios buscando atizar el voto del miedo para impedir una victoria de Livingstone que dejaría a una de las grandes capitales del mundo en las manos de un �peligroso marxista�, el poder real que tendrá el alcalde es más simbólico que efectivo. En la práctica, los servicios básicos estarán en manos de los municipios (educación por ejemplo) o del gobierno central (salud, que seguirá regido por el estatal Sistema Nacional de Salud). El alcalde podrá presentar su candidato a la autoridad máxima de la Policía Metropolitana, pero la decisión final la tomará el ministro del Interior, y ni siquiera tendrá esa herramienta ancestral del poder que es la política impositiva: la práctica totalidad de los más de 6000 millones que constituyen su presupuesto serán asignados a los distintos servicios (policía, bomberos, etc.) por el gobierno central. La única opción que tiene el alcalde para reformar la política impositiva es la posibilidad de cobrar una cuota especial por el uso de vehículos y el estacionamiento en el centro de la capital, una de las políticas que impulsa Ken el Rojo.
El gran poder que el alcalde tiene en sus manos y que causa profundo temor en el cuartel central laborista es la posibilidad de que Livingstone use su puesto como trampolín para un enfrentamiento con el primer ministro Tony Blair. Ambos políticos se tienen escasa simpatía. Para el primer ministro, Livingstone representa todo lo que, desde la victoria electoral de Margaret Thatcher en 1979, condenó al laborismo a 18 años de oposición: infantilismo de izquierda, retórica exhibicionista, mentalidad corporativa. Por su parte Ken el Rojo considera que Blair es un traidor al programa y la misión histórica del laborismo que usó impunemente su poder para impedir que él fuera el candidato del partido. A pesar del inocultable odio mutuo, al conocerse las proyecciones de voto Livingstonemostró la voluntad conciliadora que muchas veces acompaña a las victorias electorales. �Es momento de aunar esfuerzos y dejar atrás una campaña muy sucia. Creo que no va a haber problemas para que Tony y yo trabajemos juntos por un proyecto en el que los dos creemos�, indicó Ken el Rojo, quien reiteró su deseo de volver a las filas del laborismo.
La virtual victoria de Livingstone puede interpretarse como un voto castigo a la voluntad de Blair de imponer su autoridad pasando por encima de los deseos de los votantes, laboristas y londinenses, que más de una vez habían dejado en claro su voluntad de que Ken el Rojo fuera el primer alcalde electo de la capital. La popularidad de Ken el Rojo se remonta a la época en que como líder del viejo Great London Council (GLC), antecesor de la actual Alcaldía de Londres, se enfrentó con la entonces todopoderosa primera ministra Margaret Thatcher. Mientras en el país reinaba el populismo libremercadista, Livingstone reveló las posibilidades políticas de un intervencionismo estatal consiguiendo que se rebajara el carísimo transporte público de la ciudad. En ese momento, el triunfo perteneció a Margaret Thatcher, que en 1986 abolió el GLC para sacarse de encima a ese izquierdista inadapatado. A la luz de los resultados anoche el díscolo Ken el Rojo reirá último y mejor. 


Claves

  El triunfo de Ken �El Rojo� Livingstone en Londres constituye una alerta para la Tercera Vía en Europa, ya que constituyó una opción electoral a la izquierda.
  En el contexto británico, �Ken El Rojo� constituye una amenaza para el Nuevo Laborismo. Livingstone es un laborista histórico que se separó de su partido, dominado por Blair, y que a partir de aquí puede transformarse en un rival del propio premier en las próximas elecciones generales. 
  La derrota para Tony Blair es doble: el candidato del laborismo para la intendencia, Frank Dobson, está peleando por el tercer lugar. Y el fracaso podría ser triple, ya que �Ken El Rojo� podría tejer una alianza con el conservador Steve Norris.

Una votación muy especial

Los residentes londinenses (británicos y extranjeros) marcaron en dos boletas diferentes sus dos primeras preferencias para alcalde y para los 25 miembros que conformarán la Asamblea de Londres. En caso de que el primer candidato no obtuviera el 50 por ciento de las primeras preferencias, se suman las segúndas preferencias de los dos primeros candidatos y el que obtiene más votos es el triunfador. Unas 5,2 millones de personas tienen derecho al voto pero la complejidad del proceso y la segura derrota del candidato laborista sonados de los factores que parecen haber influido decisivamente en el alto porcentaje de abstención que se registró en la elección (más de un 50 por ciento). El sistema es un sistema importado de Europa, y es la primera vez que se aplica en estas elecciones, también las primeras por las que se elige directamente, en una primera y segunda vueltas simultáneas, al jefe de gobierno de la ciudad de Londres. 

 

 

opinion
Por David Aaronovitch*

El anti Blair

Los lectores de esta columna saben que no soy un hombre de Ken. De todos modos, los ataques de esta semana contra el nuevo alcalde por parte de los tabloides me dieron ganas de arroparlo en mi viril seno y cuidar de él. A la hora de elegir entre el oportunismo de izquierda y el oportunismo de derecha, siempre doblo a la izquierda. Al menos Ken no quiere deportar a nadie. Excepto a los turistas sin dinero, por supuesto. Creo que Ken puede haber aprendido parte de su lección. Ken tiene un mandato: seguir siendo Ken. Esto es, tratar de ser aquello que la gente ya cree que es: abierto, atractivo, honesto y claro. A los londinenses les gusta su tolerancia y lo que ellos perciben como su capacidad de inclusión. Mucha gente de Londres que conozco siente que fue liberador tener la posibilidad de cortar boletas ayer, y votar por hasta cuatro partidos diferentes, incluyendo a los kenistas. Muy pocos de nosotros, en estos días, quiere hipotecarse a un solo partido a perpetuidad. Lo que nos lleva al gran perdedor de esta semana, que es irónicamente el creador del gobierno la ciudad de Londres (al que Ken originalmente se opuso) y del nuevo sistema de votación: el Partido Laborista. Muchos (incluidos algunos colegas) sugerirán que esta es la sentencia de muerte del Nuevo Laborismo. Los diarios de hoy le van a dar a Blair muchos consejos que él no pidió. 

*Analista político. Publicado en The Independent.

 

 

OPINION
Por Polly Toynbee*

Todos nuestros ayeres

En el año 2000, no nos faltan grandes causas por que luchar: la deuda del Tercer Mundo, el recalentamiento global, el comercio mundial, el hambre, la proliferación nuclear. Pero hay un vacío en el corazón de la política. Y ese vacío está precisamente allí donde antes estaba la ideología. Esto es lo que sienten los votantes que ayer eligieron a Ken el Rojo. El es la personificación de todos nuestros ayeres. Ken cayó antes de la Caída del Muro. Y aquellos años, de Ken vs. Thatcher, eran mucho más divertidos. Todo el país parece estar con ánimo de insurrección, y quieren dejar al oficialismo con la nariz sangrando. En sus versiones más extremistas, los ecomanifestantes del 1º de mayo expresaron la misma urgencia política cuando plantaron una peluca de pasto verde sobre la estatua del líder conservador sir Winston Churchill, en un gesto más imaginativo que cualquiera de los ganadores del premio artístico Turner en los últimos años. También ellos quieren que la elocuencia vuelva a la política. Esto demuestra la suerte que tenemos, qué lujos nos podemos dar. Porque en este momento mencionar los problemas de Birmania y Nigeria es como decirle a nuestros hijos que no dejen sobras en el plato porque los niños de Etiopía no tienen qué comer. No obstante, es cierto que hay que tener en cuenta la cobardía de Blair con el euro y la representación proporcional o su equivocada terquedad en el tema de la libertad de información, el de los exiliados que buscan asilo político, las cárceles, y toda otra serie de cuestiones en los dominios del ministro del Interior Jack Straw. Sí, hay muchos asuntos como para mantener encendidos los viejos fuegos. 
* Escritora y periodista. Publicado en The Guardian.

 

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