|
Por José Natanson �Bueno, espero que ahora nos reconozcan la personería y que nos conviertan en los interlocutores sindicales del Gobierno�, dijo el metalúrgico Francisco �Barba� Gutiérrez. Del otro lado de la línea, en su despacho del Ministerio del Interior lo escuchaba Federico Storani. La escena, ayer por la tarde, cristaliza una de las lecturas del oficialismo: el paro fue un intento de Hugo Moyano por constituirse en el líder máximo del sindicalismo, algo que el Gobierno no está dispuesto a reconocer. Por lo demás, los funcionarios de la Alianza no parecían demasiado preocupados: más allá de la discusión sobre el nivel de acatamiento, aseguraban que el efecto político de la medida será débil y que se licuará inevitablemente luego de un eventual triunfo de Aníbal Ibarra en la Capital. En el Gobierno reconocían ayer la capacidad de Moyano quien, a través de la paralización casi total del transporte público, logró �crear cierta sensación de huelga general�. Además, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) de Víctor De Gennaro se plegó al paro, evidenciando la voluntad de unidad de las representaciones gremiales rebeldes. Dos datos que, más allá del margen político para futuras protestas, constituían la preocupación central de ayer entre los funcionarios de la Alianza. De todas maneras, en la Casa Rosada aseguraban que el efecto político del primer paro contra la gestión delarruista será débil. La evaluación oficial computó una adhesión del 33,31 por ciento, concentrada especialmente en aquellas provincias que suelen registrar conflictos sociales. En cuanto a la distribución sectorial, el mayor nivel de acatamiento se produjo en el transporte. Este último dato complica las mediciones, ya que el nivel de ausentismo no equivale al de adhesión. De acuerdo con un funcionario de Trabajo, mucha gente que quería trabajar no pudo hacerlo por la paralización de los medios de transporte. �Mucha gente cree que es apresurado parar a sólo cinco meses de que asumimos. El paro podría ser un boomerang para Moyano�, aseguró un funcionario. Y añadió que los piquetes y cortes de rutas podrían potenciar negativamente la imagen confrontativa del camionero. Según aseguraba ayer un alto funcionario de Interior, la decisión de Moyano de no acompañar la medida con una reivindicación concreta fue un error. Es que, luego del consenso por la reforma laboral, la CGT rebelde lanzó el paro criticando �la continuidad del modelo económico�, sin reclamos más tangibles. �No lo plantearon como una pulseada por un tema específico sino como algo más general. Y se equivocaron�, aseguraba el dirigente. En la lectura oficial, la decisión de convocar al paro se justifica sólo en términos de la interna sindical, como un intento de Moyano de ganar terreno frente a la CGT dialoguista por el liderazgo del sindicalismo. Una conclusión que explica el diálogo de ayer entre Storani y Gutiérrez y que no incidirá en los ánimos del Gobierno: la Casa Rosada continuará conversando con Rodolfo Daer como el representante oficial de la central obrera. En el Gobierno aseguraban también que, más allá de la adhesión real a la medida, buena parte de su efecto político se define en los medios. De acuerdo con este interpretación, la elección de mañana en la Capital terminará diluyendo la repercusión del paro. Finalmente, los funcionarios señalaban que fue clave la actitud de los líderes del PJ, sobre todo de los gobernadores. Más preocupados por las cuentas de sus provincias y por la sintonía con la administración nacional, los caciques justicialistas prefirieron �con matices� mantenerse a un lado de la huelga. La Alianza vivió con tranquilidad la primera huelga contra su gestión. A diferencia del miércoles de la semana pasada, cuando el Gobierno en pleno siguió el tratamiento de la reforma laboral y la marcha gremial, ayer los funcionarios parecían más distendidos: Fernando de la Rúa, de gira porCórdoba, recibió informes telefónicos de sus funcionarios. Storani monitoreó el paro desde la Casa Rosada y Flamarique, desde la sede del ministerio. De todas formas, a las siete de la tarde el titular de Trabajo se desentendió de la huelga y se enfrascó en una reunión en el Congreso. El ministro del Interior hizo lo mismo y participó de un acto en la Legislatura porteña.
|