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LA POLICIA COBRABA EN LA EMILIA PARA NO DESTRUIR PROPIEDADES
Un pueblo entero extorsionado


Tres policías fueron pasados a disponibilidad: eran quienes cobraron durante tres años la cuota a los vecinos. El que no pagaba amanecía con los vidrios rotos o el auto desmantelado.

 

El comisario Rubén Gatti, de San Nicolás, habló con los vecinos.


Por Horacio Cecchi
t.gif (862 bytes) Tres policías del destacamento de La Emilia, ubicada a 16 kilómetros de San Nicolás, fueron pasados a disponibilidad luego de ser denunciados por los 9700 vecinos por extorsión y abuso de autoridad. Los tres uniformados, el oficial principal que estaba a cargo de la unidad, un sargento primero y un cabo primero se dedicaban a cobrar �una cuotita� a todos los habitantes para recibir protección contra ellos mismos. El que pagaba podía quedarse tranquilo y el que no amanecía con los vidrios rotos, el tanque de agua pinchado o su vehículo desmantelado. Durante al menos tres años, la agencia de protecciones �privada� se mantuvo encubierta detrás del terror de los emilienses. Los cobros se efectivizaban semanalmente y alcanzaban desde 20 pesos hasta mil, de acuerdo con la capacidad del �donante�, aunque en algunos casos los prósperos vigilantes de sí mismos aceptaban el pago mediante recursos de la misma tierra, ya sea un cordero, una res, o algunos cajones de cereales.
El pueblo de La Emilia, 16 kilómetros al norte de San Nicolás, es tan pequeño que no tiene hospital ni intendencia. Apenas cuenta con una estación de servicio YPF en la entrada, una fábrica textil del siglo pasado ya cerrada y que ahora funciona como armadero de motos japonesas, y un destacamento que no llega a la jerarquía de comisaría. En La Emilia un hurto de una torta casera eleva el índice delictivo en un 100 por ciento y el caso rebota en los comentarios de todo el pueblo durante meses. Pero desde hace unos días, tres de los doce policías del destacamento se las arreglaron para colocarse en el pináculo de la industria del chisme, después de haber sido pasados a disponibilidad, denunciados por extorsión.
La actividad del trío, el oficial principal Jorge Montenegro, jefe del destacamento; el sargento primero Eduardo Lescano, a cargo del servicio de calle; y el cabo primero Ismael Orcuña, era sencilla: cerraban las puertas de la unidad a las nueve de la noche. Religiosamente, los doce uniformados del lugar, incluyéndolos a ellos tres, se retiraban a sus casas, dejando a la población desguarnecida. En realidad, en La Emilia no existían los delitos, hasta que el trío comenzó a operar.
�Cuando alguien llamaba a la noche para hacer una denuncia no había nadie, y entonces tenía que pasar al día siguiente �dijo a Página/12 el comisario José Ferrari, jefe de la Departamental de Seguridad Paraná Sur y que intervino el destacamento después de investigar las denuncias�. Y ellos le respondían: �Los dos autos tienen el motor fundido�, o �no tienen nafta�.
Entonces comenzaba a operar el sistema de protección prepaga. Según las denuncias de los vecinos, los policías recorrían el pueblo y por lo bajo inducían a pagar para evitar desmanes, o vendían bonos de contribución no autorizados por la jefatura, pero con la venia del destacamento. �Los vecinos tenían que pagar una cuota por semana o por mes, según los casos -señaló el comisario Rubén Gatti, jefe de la 1ª de San Nicolás�. Arrancaban con un peso por día. Las casas de familia llegaban a pagar 20 semanales, los comercios 80 y los agricultores hasta mil�.
�Un chacarero contó que entregaba un cordero por semana, porque no tenía efectivo�, señaló Ferrari. �Es gente muy trabajadora, humilde y estaban aterrados�. Según los vecinos, los dueños de la estación de servicio YPF, que se encuentra sobre la calle Hermenegildo Córdoba, se negaron al pago y al día siguiente �se encontraron con todos los vidrios rotos�.
�Algo se conocía �aseguró a este diario don Luis, uno de los vecinos que prefirió mantener su apellido en el anonimato�. Le esquivaban al bulto. Si alguien quería denunciar un robo, le decían que llamara al día siguiente, se hacían los osos. Muchos terminaban denunciando en las comisarías de San Nicolás, y entonces recién venían de allá a investigar�.
Beatriz, vecina y también anónima por cuestiones de supervivencia, sostuvo que �me enteré por la televisión local, yo trabajo todo el día en San Nicolás y llego de noche así que no sé nada�, pero después de algunaspreguntas dejó entrever la situación: �Hace tres o cuatro años, acá no pasaba nada. Lo que hacían en la comisaría lo sabe todo el pueblo, pero todos tienen miedo de decir algo�.
Lescano y Montenegro vivían en el mismo vecindario. �Su presencia permanente reforzaba el amedrentamiento�, explicó Ferrari. Lescano era el más antiguo en el destacamento: estaba designado desde hacía 12 años. Montenegro era jefe de la unidad desde hacía un año, y según vecinos e investigadores, �no estaba nunca porque tenía una flota de remises en Arrecifes�. El cabo primero Orcuña, en cambio, ya no estaba en funciones oficiales en La Emilia: hace tres meses tuvo problemas dentro del destacamento y fue afectado a la comisaría 3ª de San Nicolás. 
Veinte días atrás, empezaron a llegar las primeras denuncias sotto voce a la Departamental Paraná Sur, no precisamente del lado del vecindario, sino de algunos de los policías del destacamento. Ferrari envió un equipo a cargo de Gatti. Los enviados inicialmente se encontraron con el mutismo de todos, pero a poco de indagar se llevaron la sorpresa de que todo el pueblo tenía algo para decir al respecto. Elevaron entonces lo investigado a La Plata y presentaron la denuncia ante el fiscal 3 de San Nicolás, Vicente Botteri. La semana pasada, unos 20 agentes de Asuntos Internos desembarcaron en el pueblo, intervinieron el destacamento y pasaron a disponibilidad a Montenegro, Lescano, Orcuña y a la agencia de protecciones de La Emilia.

 

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