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Manu Chao, en un viaje permanente

El ex Mano Negra sacudió Mendoza con una performance que hoy llega a Rosario.


Por Esteban Pintos
t.gif (862 bytes) La materia pendiente de Manu Chao desde aquel intenso �y convertido en mito con los años� único recital de Mano Negra en Argentina (1992) dejó de ser tal con la prepotencia musical de un show de tres horas y 40 canciones. Nada menos. El artista más influyente del llamado, seguramente a partir de la huella que dejó su banda en todo el continente, �rock latino�, empezó a desandar el tramo argentino de su gira con una extraordinaria actuación en directo. Al frente de una banda de siete compinches a la vez que aguerridos ejecutantes, incendió el vetusto ámbito del estadio Pacífico de Mendoza, en una noche fría y con clima de fiesta popular para más de 3500 personas. Esta noche Chao tocará en Rosario, y así habrá completado un dueto de recitales que estarán, sin dudas, entre lo mejor del año en la música popular. Tal es la expectativa que rodeará el recital de hoy, que se reprogramó el lugar: será en el Anfiteatro Municipal, en el Parque Urquiza, con 2000 nuevas entradas a la venta en el Centro Cultural Rivadavia (San Martín 1080) a partir de las 10 de hoy. Eran las dos menos veinte de la mañana del viernes cuando el francoespañol de sonrisa fácil y disposición permanente �literalmente, para todo� terminaba una performance que comenzó desde el mismo momento en que llegó a la ciudad. Como le dijo a Página/12 un rato antes de su actuación, �en realidad esta gira fue una excusa para darse una vuelta por Lationamérica, y este recital fue para conocer Mendoza�. Así debe entenderse el paso del huracán Manu por la tierra del vino y la tonada. El concierto en sí mismo, en donde se escucharon remozadísimas y emotivas versiones de canciones de Mano Negra y del elogiado Clandestino, significó apenas una etapa más en medio de un verdadero viaje. Que incluyó mucha calle, mucha gente, mucho cariño y muchas canciones tocadas donde fuera. He ahí el verdadero sentido del viaje, según la concepción que impone el músico.
Claro que la formal �presentación� tuvo lo suyo. En principio, una demostración magistral de cómo recuperar y trasladar al riesgo del vivo, el concepto central de Clandestino. Si el disco debe ser escuchado como un trip sonoro por las profundidades del continente, su música y sus cuestiones existenciales, el show en donde esas canciones y las de Mano Negra lucieron a pleno, también induce a ese tipo de percepción. El gran paraguas protector de ritmos-madre, el reggae y el ska, le permitió a la banda ejecutar toda una variante de ritmos �ralentados y acelerados, distorsionados en contadas ocasiones� que se apoderaron de las melodías originales en verdaderas sub-versiones. Títulos del decisivo Casa Babylon como �Machine gun�, �Sr. Matanza�, �Bala perdida�, o el ya clásico �King Kong Five� de 1988 cobran nueva y vital forma (impactante escucharlas por primera vez en vivo), tanto como �Clandestino�, �Desaparecido�, �Welcome to Tijuana�, �El viento� y una larga lista de pequeños ladrillos de una gran pared de canciones, redondas, cálidas, valientes. Casi, casi, más no se puede pedir.

 

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