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RAFAEL MICHELINI, SENADOR URUGUAYO
�Después de casi veinticinco años, Uruguay busca la paz de las almas�

Cuando tenía 17 años, un grupo de tareas secuestró a su padre, Zelmar Michelini, uno de los fundadores del Frente Amplio uruguayo. Desde entonces, cada 20 de mayo, encabeza las marchas que recuerdan su asesinato y exigen el fin de la impunidad de los militares que creó la Ley de Caducidad. En esta entrevista, critica la pasividad del ex presidente Sanguinetti y analiza el cambio político que significó la aparición de la nieta del poeta Juan Gelman.


Por Andrew Graham-Yooll
t.gif (862 bytes) �¿Cómo recuerda aquel sábado de madrugada de 1976, cuando fue asesinado su padre en Buenos Aires?
Los recuerdos son muy tristes, porque desde el momento en que desapareció mi padre en Buenos Aires tuvimos la sensación, quizás no yo, pero sí algunos de mis hermanos, de que era muy difícil que apareciera con vida. La impresión fue que una vez que los militares uruguayos se metieran con mi padre, que era una figura uruguaya importante, no se iban a meter en forma suave. Dos de mis hermanos estaban con él, somos diez hermanos.
�Pero sus dos hermanos que estaban con él sobrevivieron.
Por supuesto. Mi padre vivía en el Hotel Liberty. Esa gente entró al séptimo piso con las llaves del hotel, o con duplicados, y lo primero que hicieron fue ponerles frazadas en la cabeza a mis hermanos y amenazarlos. A mi padre le dijeron: �Michelini, te venimos a buscar.� Le dejaron llevar sus remedios, cosa que nos pareció una señal de vida. El 21 de mayo apareció su cuerpo junto al de Héctor Gutiérrez Ruiz, y los de dos uruguayos más, Rosario Barredo y William Whitelaw Blanco.
�¿Dónde estaba usted?
En Montevideo.
�¿Qué edad tenía?
Diecisiete años... Estaba con mis hermanos, el más chico de siete. Un mes después, tenía a mi hermana Elisa, de 26 años, que se llama como mi madre, presa en Montevideo; mi hermana Margarita, desaparecida en Buenos Aires, que apareció cuatro meses después en Montevideo; mi hermano Zelmar, exiliado en París; mi hermana Cecilia, embarazada de ocho meses, exiliada en Suecia. Y mi padre asesinado.
�¿Alguna vez se supo quiénes fueron? ¿Quién había dado la orden esa noche?
Participaron militares uruguayos del Ejército. Quién dio la orden, no lo sé. Esas informaciones son muy difíciles de corroborar. Sí se sabe que algunos bienes personales de mi padre terminaron en Automotores Orletti. Su máquina de escribir, por ejemplo. Pero tampoco tenemos cien por ciento seguridad de que él estuvo ahí. La máquina de escribir la vio mi hermana Margarita que estuvo ahí. Pero ella no vio a mi padre. A mi padre lo raptaron el 18 de mayo, lo mataron el 20; su cadáver apareció el 21 de mayo, en la noche del sábado. Pero a mi hermana la raptaron un mes después.
�¿Qué es lo que queda en el ánimo? Ahora es senador.
Una Ley de Caducidad no permite investigar y en la Argentina las investigaciones que se hicieron inculparon a los dictadores de turno por la responsabilidad de sus crímenes. No hay una investigación seria para identificar sus últimos momentos. Es más, en Uruguay la Ley de Caducidad no ha permitido hasta ahora (a pesar de que su artículo 4 habla del tema de los desaparecidos) investigar dónde están los restos de los desaparecidos, o los niños, que en algunos casos están vivos y se han encontrado a partir del esfuerzo de sus abuelas. Pero el caso de Juan Gelman y su nieta puede cambiar todo esto.
�El presidente Jorge Batlle puede reabrir la búsqueda de los desaparecidos.
Sin duda. La aparición de la nieta de Juan Gelman, el recibimiento por parte del propio Batlle a Gelman y la audiencia que el presidente les dio a los familiares de los desaparecidos es muestra de ello. Esto recién empieza. Es una esperanza que todavía no se ha concretado. Pero parece que después de casi veinticinco años, que se cumplen el año que viene, el gobierno puede estar buscando no sólo la paz del Estado, sino que está la paz de las almas, en este caso la de los familiares de las víctimas. �Recuerdo haber entrevistado al ex presidente Julio María Sanguinetti a poco de asumir, en su primer gobierno, en el �85. Ya entonces dijo que no iba a haber búsqueda ni juicios.
Sanguinetti no hizo nada. Lo que ha hecho es obstaculizar cualquier salida posible. Ni siquiera consideró un diálogo con las familias de las víctimas. Ni siquiera los recibió. Ha obstaculizado cualquier tipo de solución en forma tenaz, sistemática.
�Tiene que haber mayor esperanza a partir del caso de Juan Gelman.
Por supuesto. Yo creo que el esfuerzo que en Uruguay se está haciendo es positivo. Va por el buen camino. Fíjese que el caso Gelman podía ser el más difícil ya que los indicios eran que la madre de la nieta de Gelman, Mara Claudia García Irureta Goyena, terminó en el SID uruguayo, el Servicio de Inteligencia de Defensa. Se sabe por sobrevivientes que había una mujer embarazada, que tuvo un hijo, y que al mes del nacimiento nunca más se supo de ella. Nadie reclamó porque nadie sabía quién podía ser la muchacha. Porque nadie la conocía.
�El hecho de que haya una continuidad del Partido Colorado, a pesar del gesto de Jorge Batlle en el caso Gelman, ¿no reduce las esperanzas?
No elimina las esperanzas porque esto no lo puede frenar nadie. Como nadie pudo frenar la situación de Pinochet. La verdad no la puede ocultar nadie ni nada. A Sanguinetti se lo va a juzgar porque en definitiva ayudó a ocultar la verdad. Jorge Batlle, un hombre superinteligente, no va a querer pasar a la historia como un hombre que no ayudó a que la verdad floreciera. Ahí está el cambio de línea.
�La esperanza es más bien histórica, radica en que la evolución del tiempo y de los personajes presenta la posibilidad de un esclarecimiento.
El presidente Batlle ha dicho en la Asamblea General que quiere lograr definitivamente la paz entre los uruguayos. Concretamente los uruguayos no estamos en guerra; la única lectura posible son las asignaturas pendientes que tenemos del pasado. Si él quiere lograr la paz definitiva de algún modo, el tema pendiente es el tema de los derechos humanos, el tema de los desaparecidos.
�¿En Uruguay cuál sería el camino por el cual se supera el pasado?
Sobre lo que pasó en el pasado puede haber múltiples interpretaciones. Quizá nunca nos pongamos de acuerdo. Lo que no se puede tolerar es que no se acepte la verdad piso, que es el inicio de la reconciliación...
�Es una frase interesante: la verdad piso. ¿Cuál es la verdad piso?
La verdad piso es que hubo desaparecidos en la Argentina, en Chile, en Uruguay, porque el Estado aplicó una política sistemática para ello. En la Argentina y en Chile hay una versión oficial sobre una política de Estado de desapariciones. En Uruguay el Estado no asumió su responsabilidad. No hablo de la responsabilidad pecuniaria. Hablo de la verdad. ¿Cuál es la verdad piso? Es que los desaparecidos están muertos, salvo los niños. Que murieron por apremios físicos, indefensos, y que merecieron un trato humano y un juicio justo. Fue el Estado que hizo eso. Y hasta que esto no se acepte como un elemento esencial es difícil la reconciliación. Una vez que se acepte esta situación será mejor. Creo que estaremos todos más viejos, más pelados, pero la reconciliación es posible. En algunos países vendrá más tarde. Yo creo que en Uruguay hay un nivel de tolerancia que permitirá que se alcance la reconciliación.
�Aparte de la manifestación del 20 de mayo, ¿los uruguayos hablan de esto?
Por momentos mucho, por momentos poco. Después del plebiscito sobre este tema, cuando la Ley de Caducidad fue refrendada por el pueblo, hubo cuatro o cinco años en que no se habló del tema. Desde el �95, cada vez se habla más. Y yo diría que hoy se habla hasta por los codos de este tema en los medios de comunicación y en la calle, porque es el momento en que estamos pensando todos cuál debe ser el camino, y cuál debe ser la salida.Y yo creo que además, si no tenemos responsabilidad, si los que tenemos responsabilidades no las asumimos, va a ser muy difícil mirar a los ojos a nuestros hijos. Porque nuestros hijos van a dar con la verdad, y nos van a preguntar por qué no lo hicimos. Estamos en la misma situación que viven Chile, Argentina, Paraguay. La pregunta es cómo pudimos vivir tantos años sin libertad. Es intolerable vivir sin libertad. ¿Cómo lo pudimos aceptar? En el caso de Argentina, siete, ocho años; en el caso de Uruguay casi trece; en el caso de Chile dieciséis. ¿Cómo pudimos aceptar vivir, tolerar vivir sin libertad?
�¿Sus hijos qué edad tienen?
La mayor casi quince, es una niña. Pregunta, le interesa, lo habla con los primos, y sin duda es parte de su identidad lo que pasó. Le cuentan que sus tías estuvieron presas, sus tíos exiliados. Le cuentan y pregunta.
�¿Qué visión tiene ella de su abuelo, el que no está, el que nunca va a conocer, el que apareció acribillado?
�Yo creo que desde ya es el sentimiento que yo tuve, que es lo que no perdono, es no haber podido disfrutarlo como padre un tiempo más, como ella no lo pudo disfrutar como abuelo. Estas preguntas son muy íntimas...
�¿Hay voluntad entre los uruguayos de esclarecer el pasado?
Por supuesto. Lo marcan las manifestaciones que se hacen todos los 20 de mayo en recordación de la muerte de mi padre, de Gutiérrez Ruiz, de Barrero y en recordación de todas las víctimas. Son manifestaciones inmensas. Ha llegado a haber cincuenta mil personas. Desfilan por Dieciocho de Julio.
�Entonces este año la marcha traerá un indicador de lo que va a suceder. Tiene que haber una respuesta política.
Eso está pendiente. Si no lo hace este gobierno, lo hará el que viene, o el siguiente. Nadie va a poder tapar la verdad. Es así. Estamos mucho más cerca ahora que antes...
�¿Qué lo decidió a formar el Partido Nuevo Espacio? ¿No quedar atado al viejo tronco de su padre?
Cuando se recupera la democracia, trabajó junto a Hugo Batalla. En el año �89 Batalla decide irse del Frente Amplio. El debate democrático para nosotros era muy importante y no estaba claro dentro del Frente Amplio que se apuntara a un principio básico de la convivencia de los uruguayos. En nuestra segunda elección para el año �94, Batalla regresa al Partido Colorado. Notoriamente ya no compartimos la postura colorada ni la política colorada, pienso que en un aspecto por los derechos humanos. Espero que por otros temas también. Batalla venía del Partido Colorado, como mi padre, y se fueron en el año 70-71. Mi padre era batllista, es decir socialdemócrata. Mi padre se va del Partido Colorado, y funda el Frente Amplio en el �71. En el �73 se exilia en Buenos Aires, por el golpe de Estado aquí, y en el �76 lo matan. Cuando vuelve la democracia yo fui electo edil en Montevideo dentro del Frente Amplio. En el año �89 conformamos el Nuevo Espacio y llevamos de candidato a la presidencia a Batalla. En el año �94, cuando Batalla regresa al Partido Colorado, nos levantamos con la bandera de Nuevo Espacio y sacamos un cinco por ciento. Esa es la conformación de Nuevo Espacio. Primero con Batalla, en el año �89. En el �94 encabecé yo. Sacamos un cinco por ciento y ahora en esta elección volvimos a repetir la votación. Aunque perdimos una banca. Eramos cinco diputados y un senador en la anterior Legislatura y ahora somos cuatro diputados y un senador. El porcentaje es parecido, pero tuvimos siete mil votos menos.
�¿Nuevo Espacio sigue la línea socialdemócrata?
Socialdemócrata con un fuerte ingrediente de preocupación social. Un fuerte componente de derechos humanos, de sensibilidad frente a la pobreza, una actitud responsable en el manejo de fondos. Creemos que lamejor política social es que la economía está ordenada. Cuando está desordenada, los que pierden son los más débiles, los que menos tienen.
�¿Cómo los aleja eso del Frente Amplio?
Al Frente Amplio, que es el otro partido de izquierda en Uruguay, le cuesta evolucionar y modernizarse. Le cuesta entender que la mejor manera de defender a los más débiles es con una economía ordenada, ya que en el caos son los más débiles los que se ven perjudicados. Reconozco que en estos últimos meses su actitud es de mayor diálogo y mayor moderación. El Frente Amplio es un componente de veintiséis grupos, incluyendo desde el Partido Comunista y los Tupamaros, a sectores de la Democracia Cristiana.
�¿Qué influencia puede tener un partido con un senador y cuatro diputados?
�En el sistema uruguayo, si bien hay cuatro partidos, cada partido tiene muchas fracciones. Entonces son pocas las fracciones que tienen más parlamentarios que la nuestra. En muchas votaciones somos decisivos.
�Así que su carrera para la presidencia no ha terminado...
�Pero no se basa en eso, en política uno no se pasa pensando sólo en tener el cargo mayor, al hacer política a veces va bien y a veces va mal. Cuando en el año �94 nos presentamos a la elección, lo hicimos por convicción. No había ninguna posibilidad de sacar ninguna representación parlamentaria; y sin embargo la tuvimos. La tuvimos en forma muy fuerte. Batalla se volvió al Partido Colorado porque pensó que no hay nada en un partido con el cinco por ciento.
�De aquí a cinco años, ¿cuál es su programa? Porque ahora están todos aquí por cinco años...
Ya lo veremos. Nosotros vamos influir en lo educativo, que el Estado dé más recursos. Queremos que Uruguay sea el primer país de América del Sur que elimine la pobreza. En el tema de los manejos macroeconómicos que se siga con cierta prudencia y que se creen condiciones de inversión y por lo tanto de generación de empleo, que para nosotros es sustancial. Queremos normas de transparencia. Yo pensaba que la corrupción no iba a golpear al país, y bueno, ahora se habla de la corrupción. Nos agarró con las defensas bajas. A la causa de los derechos humanos, sobre todo la ayuda a los familiares de las víctimas, le doy menos tiempo del que le quisiera dedicar, porque hay un tiempo parlamentario, como senador, que tengo que dedicarles a múltiples temas, entre ellos la Comisión de Hacienda, la Comisión de Ciencia y Tecnología, bien importantes para mí. Y también al espacio político y el espacio electoral. Pero sin duda en estos momentos el tema derechos humanos es un tema importante porque puede ser éste el tiempo en que se empiecen a dar posibles soluciones.
�Aunque se imagine ser la futura Bruselas del Mercosur, ¿Uruguay no se siente como queso en el sandwich?
El Mercosur a Uruguay le ha traído crecimiento económico y oportunidades. Esto no significa que los vendavales, los cambios económicos no nos generen una gran incertidumbre, una gran ansiedad y una gran angustia. Pero el crecimiento de la economía uruguaya no se debe a lo excepcional de sus gobiernos, sino que se debe a que la economía de Argentina y Brasil crecieron y arrastraron a la economía uruguaya. Por lo tanto se generaron más empleos, se generaron más oportunidades porque estamos en el Mercosur y yo creo que eso es importante. Empezamos a existir, y eso es muy importante. Si además la capital va a ser Montevideo, les estamos dando a las nuevas generaciones, primero, la posibilidad de plasmar en la práctica la unión que nuestros próceres querían y no pudieron hacer. Segundo, un nivel de comercio y oportunidades que ningún país tenía ni tiene por cuenta propia. Le estaremos dando también un potencial a toda esta zona, de paz y de oportunidades económicas para pesar en lo que es su voz en el mundo. Y en el caso de los uruguayos le estaremos dando la capital. Eso no se puede hacer,naturalmente, olvidando las identidades, las culturas, lo propio, lo local, y la propia historia de cada pueblo.

 

POR QUE RAFAEL MICHELINI 
Por Andrew Graham-Yooll

El coraje del séptimo hijo

En 1996, a pocos días de una marcha en memoria de su padre, asesinado en Buenos Aires el 20 de mayo de 1976, Rafael Michelini, entonces de 39 años, fue invitado a dar una conferencia sobre la política de su partido en el Centro de Altos Estudios Estratégicos Nacionales. Al iniciar su disertación dijo: �Todo el mundo sabe que yo hago responsable a las Fuerzas Armadas y al Ejército del asesinato de mi padre.� Aun cuando Rafael sea el senador Michelini, y aun cuando el asesinado Zelmar fue su padre, hay que tener huevos para abrir así una charla ante un auditorio de militares y de sus aliados civiles.
Con el retorno de la democracia en Uruguay, Rafael Michelini entró en la política de la mano del Frente Amplio que ayudó a fundar su padre, Zelmar Michelini. Antes de la política había estudiado mecánica en los Talleres de Don Bosco. Fue electo senador en 1994 por su partido, el Nuevo Espacio, cuyos orígenes y desarrollo relata en el presente diálogo. En octubre pasado fue candidato presidencial, y quedó como senador.
A poco de asumir la presidencia de Uruguay Jorge Batlle Ibáñez, el primero de marzo, Rafael Michelini inició contactos con la prensa en Montevideo y Buenos Aires para dar mayor publicidad a las causas de los desaparecidos, incluyendo la nuera y nieta del poeta Juan Gelman. Los hechos lo aventajaron con el anuncio, el 31 de marzo, por Batlle y Gelman, del hallazgo de la nieta del poeta. Luego vino el relevo del jefe del Estado Mayor conjunto, general Manuel Fernández, el 6 de abril, que afirmó la posición del presidente.
El domingo próximo, los uruguayos elegirán ediles e intendentes. Seis días después se cumplen 24 años del asesinato de Zelmar Michelini en Buenos Aires. Rafael, séptimo de los diez hijos del político, y sus cuatro hijos, participarán en la marcha anual que recuerda a su padre y a todos los desaparecidos.

 

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