Por Luis Matías López
Desde Moscú
Vladimir Putin, que el domingo asumió la presidencia de Rusia, prolongó ayer la incertidumbre sobre la integración de su gobierno al asegurar que todos los nombramientos clave de su equipo se anunciarán �antes de mediados de mayo�. Con ello, introdujo algunas dudas sobre lo que se daba por seguro: que mañana miércoles presentaría a la Duma como candidato a primer ministro a quien ya lo es en funciones: Mijail Kasyanov. Kasyanov, de 42 años, ex ministro de Finanzas y negociador con el Club de Londres de un acuerdo de condonación parcial de la deuda rusa, es el máximo favorito a dirigir el gabinete, que Putin ha dado a entender que no se diferenciará mucho del actual y mantendrá el perfil reformista que era el sello de Boris Yeltsin.
El presidente de la Duma (Cámara baja del Parlamento), Guennadi Selezniov, comunista moderado que debe su puesto a Putin, aseguraba ayer que el nombre del primer ministro se conocerá mañana miércoles, pero el jefe de Estado se limitaba a señalar que los nombramientos clave se producirán antes de mediados de mes, tanto en el gobierno como en la Administración Presidencial. Para esta última, una especie de temido gobierno paralelo, los pronósticos apuntan a que seguirá al frente Alexandr Voloshin, considerado un hombre de Boris Berezovski, el gran intrigante de la época de Boris Yeltsin. También a Kasyanov se le atribuyen lazos con el magnate, que no parece tener ningún miedo de que Putin cumpla su promesa de eliminar a los oligarcas como clase fundida con el poder. Eso sería el síntoma para que fuera creíble que el sucesor de Yeltsin alienta un proyecto de regeneración real.
El líder comunista, Guennadi Ziuganov, aseguró ayer que �no quedará nada del país en tres o cuatro años� si prosperan las tesis ultraliberales del programa que prepara uno de los hombres de confianza de Putin, German Greff. No obstante, matizó que �todo dependerá del equipo�. Cabe suponer que, si se confirma la presentación de Kasyanov, los comunistas no se opondrán abiertamente a su nombramiento que, por otra parte, parece garantizado para cualquier candidato, dada la composición favorable al Kremlin de la nueva Duma. El principal partido de la Cámara, sin embargo, consideraría un insulto que Putin apostase por Anatoli Chubais, odiado hasta el paroxismo no sólo por Ziuganov y los suyos sino también por millones de rusos que lo culpan de haberlos empobrecido con su programa de privatizaciones. Entretanto, Putin, que dejó la KGB con el grado de teniente coronel, se recrea en su papel de comandante en jefe. Hoy martes presidirá en la Plaza Roja el desfile de la victoria sobre los nazis, y ayer rindió homenaje en Kursk a las víctimas y veteranos de la mayor batalla de tanques de la historia. Allí, unos 400 kilómetros al sur de Moscú, el Ejército Rojo frenó en seco a la máquina de guerra alemana. Más de dos millones de soldados, 5000 tanques y otros tantos aviones, y 30.000 piezas de artillería entraron en juego del 5 de julio al 23 de agosto de 1943. Las bajas de ambos bandos superaron el millón.
Putin destacó el papel de las Fuerzas Armadas, a las que ha prometido sacar de la postración y que han reforzado su papel desde el inicio de la guerra de Chechenia, hace ocho meses. En la república caucásica, la lucha proseguía ayer, ajena al relevo en el Kremlin. Y los rebeldes se anotaban una nueva pieza de caza mayor en forma de avión de reconocimiento.
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