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El asesinato de José Luis López de la Calle, periodista del diario español El Mundo y veterano antifranquista, abrió aún más la brecha entre los partidos nacionalistas vascos y los partidos nacionales españoles. Las manifestaciones de condena al atentado cometido por la organización separatista vasca ETA recorrieron todas las ciudades, todas las redacciones y hasta los reyes Juan Carlos y Sofía salieron al balcón en Jerez de la Frontera para iniciar unos largos minutos de silencio. En el País Vasco, aunque las protestas fueron igual de abarcativas, el pequeño pero fundamental dato fue que, como ya viene ocurriendo desde hace un año, los nacionalistas vascos y los partidos nacionales marcharon por separado y mirándose muy mal. El jefe de gobierno español, José María Aznar, apoyado por la oposición socialista, pidió directamente elecciones generales anticipadas para el País Vasco porque los dirigentes de la región deben elegir �entre democracia y nacionalismo�. Desde Rabat, en Marruecos, donde se encuentra en viaje oficial de dos días, Aznar estimó en declaraciones para el diario El Mundo que �algunos dirigentes nacionalistas conducen su partido al borde del abismo y el suicidio, arrastrando con ellos la población vasca�. Para el primer mandatario, �las urnas y el estado de derecho son la única respuesta a la ignominia y a la vergüenza acumuladas en el País Vasco�. El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, fue menos florido: �El PNV constituye un obstáculo para la paz y la libertad�, disparó. Y no sólo el gobierno cargó contra el principal partido nacionalista vasco, que gobierna junto a Eusko Alkartasuna (EA). José Bono, dirigente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), dijo que se hace necesario �distinguir entre los que quieren acabar con ETA y los que no quieren�. Las elecciones regionales vascas están previstas para dentro de dos años. El encono de los partidos nacionales con el PNV y el EA viene desde la firma de ambos, en 1998 y con la ETA, del llamado Pacto de Estella (Lizarra en vasco). Este documento contemplaba la independencia del País Vasco respecto de Francia y España, algo inaceptable para los gobiernos de Madrid y París, pero finalmente admitido si en el �mientras tanto� se conseguía que la ETA abandonara la lucha armada. Claro que esto no ocurrió, que la tregua que la organización separatista había declarado terminó, e incluso con una declaración etarra sobre el hecho de que se trataba de una trampa para atraer al nacionalismo vasco moderado hacia posiciones radicales. La tregua trampa de la ETA parece que funcionó, ya que desde la renovación de los atentados en diciembre del año pasado, el PNV y los partidos nacionales (fundamentalmente, el oficialista Partido Popular y el PSOE) se enredaron en una espiral de acusaciones. El PP y el PSOE le pide a gritos al PNV que rompa el Pacto de Estella, pero el titular del nacionalismo vasco, Xabier Arzalluz, no quiere ni hablar del tema. Antes de la firma del Pacto de Estella, el PNV, el PP, el PSOE e Izquierda Unida estaban unidos en el Pacto de Ajuria Enea, que denunciaba la violencia de la ETA. Por la tarde, las protestas continuaron bajo el lema �La Calle somos todos. Contra el terrorismo, no nos callarán�. Y mientras siguen las manifestaciones, el País Vasco y España también continúan en su pantano político.
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