Por Eduardo Tagliaferro
Sus celulares no paraban de sonar. En las agendas no tienen lugar para atender los pedidos de fotos y entrevistas. Patricio Echegaray, Jorge Altamira, Vilma Ripoll, Lía Méndez y Jorge Markarz, los cinco legisladores de la izquierda que ingresarán a la Legislatura porteña estaban contentos pero medidos. Página/12 los reunió en una entrevista en la que sus palabras dejan en claro que, por el momento, no formarán un bloque único. Son la Cenicienta de la última elección y lo saben. Por eso evitan polemizar en público. �Todavía no asumieron y ya se están sacando fotos�, les dijeron los transeúntes que pasaban ocasionalmente frente al edificio de la Legislatura. �Es la primera vez que la prensa repara en nosotros, así que no puede decir que estamos pendientes de las fotos�, contestó rápida Vilma Ripoll, flamante diputada de Izquierda Unida. Evitaron polemizar, pero el tiempo que les llevó explicar sus puntos de vista sobre la unidad de la izquierda mostró claramente que el tema los desvela. Eufóricos por el resultado electoral, están pendientes de las presiones que aseguran deberán afrontar en la Legislatura para convertirlos en la �pata izquierda del modelo�. A última hora de ayer el ingreso de Makarz a la Legislatura estaba en duda. Faltan escrutar ocho mesas y su lugar está en discusión con el Partido Movimiento de Jubilados y Juventud, de Jorge Mercado, que apoyó a la fórmula aliancista.
�Cuando existía la posibilidad de una segunda vuelta entre Aníbal Ibarra y Domingo Cavallo ustedes rechazaron cualquier opción que no incluyera el rechazo a los dos candidatos. ¿No distinguen diferencias entre ambos; cómo harán cuando las diferencias a salvar sean sutilezas?
Altamira: Si se trata de sutilezas vamos a tenerlas en cuenta.
Echegaray: Si bien Ibarra y Cavallo tienen trayectorias políticas distintas, ambos coincidieron en el mismo modelo político. Eso nos permitió definir una actitud unitaria en relación a una posible segunda vuelta. Creemos que las plataformas de nuestros partidos tienen un alto grado de coincidencia y eso posibilita una articulación interbloque. Este interbloque debe oponerse a la propuesta muy agresiva de las fuerzas del modelo que se expresan por ejemplo en la ley de empleo público en la Ciudad de Buenos Aires o la privatización de la salud o de la educación, para hacer propuestas positivas como subir salarios, el mejoramiento de las jubilaciones o articular una política contra el desempleo con un control obrero para que se cumpla la ley de 8 horas de trabajo.
Lía Méndez: No me parece secundario el dilema que usted plantea ante la coyuntura que se habría suscitado en una segunda vuelta. Moverse ante la coyuntura, por lo tanto no tener principios, es lo que caracteriza a los políticos de los partidos tradicionales. Ellos justifican la traición de los principios ante temas coyunturales, como por ejemplo el de la globalización. Poner la coyuntura por encima de los principios es lo que ha generado, por ejemplo, la traición de principios fundamentales de la legislación laboral. La globalización es un proceso dirigido desde los Estados Unidos. Así está la gente en esta situación de desorientación en la que no hay modelos.
Altamira: Sobre el tema salarios no creemos que sea conveniente ser tan ambiguo como plantear genéricamente un aumento de salarios. Proponemos un salario mínimo de 600 pesos por 8 horas de trabajo. Somos partidarios de realizar un empadronamiento con los desocupados para luego repartirlos según su calificación laboral entre las distintas empresas. A estas propuestas nos van a responder con que estamos sobrepasando el marco jurídico de la Ciudad de Buenos Aires.
Echegaray: Nosotros vamos a ser respetuosos de los principios y del programa, a la vez que de las tradiciones legislativas de nuestros anteriores diputados Luis Zamora, Silvia Díaz y Floreal Gorini, que establecieron una fuerte interacción entre la acción parlamentaria y las movilizaciones de los trabajadores.
�Por sus respuestas deduzco que si bien van a coordinar entre los bloques no van a formar un bloque único.
Lía Méndez: Venimos conversando este tema desde antes de la elección. Frente a la idea de que la izquierda está pulverizada, como difunde la ideología de Mariano Grondona, me parece interesante destacar nuestra disposición al trabajo unitario. Tenemos una excelente relación aunque en la prensa no salgan nuestras actividades. Eso se demuestra en la consigna de �unidad en la acción�.
�¿Pero cómo van a llevar adelante el trabajo legislativo?
Makarz: Desde Izquierda Unida estamos proponiendo un debate para formar un interbloque en función de los programas que hemos presentado y de que en los votos que hemos recibido se expresa la voluntad de que haya una expresión de la izquierda como alternativa al modelo neoconservador. Recién, sobre el desempleo hubo dos enfoques que no son contradictorios. Vamos a tener que articularlos para que aparezcan proyectos comunes. Debemos ser capaces de dar respuesta a la sociedad y de articular con las fuerzas sociales y su dinámica.
Altamira: Para un socialista la Legislatura y el Parlamento tienen una función que no se limita al tema legislativo. Hay que aprovechar la tribuna parlamentaria para impulsar un proyecto político que debe explotar la crisis del peronismo para que los trabajadores protagonicen una lucha para formar el partido de los trabajadores. Si consideramos la actividad parlamentaria disecada en proyectos legislativos, nos diferenciamos de los partidos dominantes en que los nuestros van a ser más justos. Con la desventaja de que los nuestros van a ser minoritarios.
�Sin embargo tienen un porcentaje cercano al 10 por ciento del cuerpo...
Altamira: Pero seguimos siendo minoría. Un partido revolucionario no se debe limitar a la función legislativa, no es para eso que ha sido votado. Hemos sido votados para explotar todas las contradicciones y polémicas que se dan en el Parlamento para dar a los trabajadores una salida a la crisis. La crisis máxima se da en el peronismo. No institucionalmente sino en el seno de los trabajadores que han ido a una huelga contra los senadores peronistas. Vamos a tratar de utilizar esa banca para que los trabajadores rompan con el peronismo y construyan un partido propio.
Ripoll: Nosotros creemos que la búsqueda de la unidad es esencial. Hemos planteado la unidad desde el mismo proceso electoral. Vamos a seguir con nuestra convocatoria no sólo para los partidos de izquierda. Vamos a impulsar el llamado a la unidad incluso desde el ámbito legislativo, ya que somos un referente desde ese ámbito. Al igual que somos referenciados en los conflictos, en las manifestaciones. Vamos a tener que darnos un debate en relación a cómo se forma esa alternativa.
Echegaray: Todas las fuerzas de Izquierda Unida hemos renunciado a la idea de autorreferenciarnos como la vanguardia de esta lucha contra el modelo. La crisis de los partidos tradicionales, por capitulación de la clase que los dirigía: la burguesía nacional, les impide representar los intereses de los trabajadores peronistas. La alternativa debe venir de la izquierda. ¿Pero cómo está la izquierda? La izquierda está en un estado de dispersión que es funcional a este capitalismo globalizador desde los dominantes y dispersivo desde el punto de vista de los dominados. La dispersión de la izquierda no le permite jugar este papel de alternativa. Izquierda Unida es parte de esa unidad pero no es toda la unidad. Por eso decimos vamos por más y mejor unidad. Parte de esta batalla por la unidad es conformar un interbloque y un centro coordinador de las luchas.
Lía Méndez: Yo quiero decir que toda esa opinión de la dispersión es parte de la teoría (Mariano) Grondona. El impulsa en realidad la pulverización de la izquierda. Una cuestión son los dirigentes y otra la gente en la base. Los progresistas están en la izquierda y en gente que no se identifica como de izquierda. Esa gente coincide con una nueva sensibilidad que los va agrupando. Ese es el verdadero Frente Social deBase. Después de tantas palabras las acciones son las que van a determinar cómo se dará esa unidad. La gente a esta altura está harta de escuchar declamaciones.
Altamira: Si uno habla de la disgregación de la izquierda tiene que explicar que se dio porque la izquierda tradicional se hundió bajo el peso de una condena histórica: la disolución de la URSS. No sólo en la Argentina sino en todo el mundo se hundió. Desde la clase obrera, esta disgregación se resuelve superando los programas de la izquierda tradicional y no asimilándose al sistema como hacen en todo el mundo. Hay que recuperar la consigna de �socialismo revolucionario�. Mientras marchamos separados pegamos juntos, sin mezclar banderas ni proyectos estratégicos.
�Ayer la presidente del bloque aliancista Gabriela González Gass dijo que espera que los partidos de izquierda ayuden a la gobernabilidad. ¿Qué piensan de esta opinión?
Ripoll: Va a haber una gran presión de los partidos mayoritarios. Cada vez que denunciemos su claudicación y convoquemos a la movilización nos van a pedir buenas formas, buenos modales. Para ocultar que en lugares de la zona sur hay índices de mortalidad similares a los del Chaco van a decir que debemos respetar el juego democrático. Van tratar de convertirnos en el pie izquierdo de la Legislatura. Que sepan que por más que nos hagan campañas tratando de mostrarnos cómo no somos, vamos a priorizar la defensa de las necesidades de los trabajadores.
Altamira: Los dichos González Gass muestran que hay un desgobierno total, porque un bloque de cinco legisladores sobre sesenta no pueden ser un peligro. En realidad ellos están asustados de ellos mismos.
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