Por Maximiliano Montenegro
De Latinoamérica, Argentina es el país con mayor proporción de población (casi el 80 por ciento) que �no confía� en la policía ni en la Justicia. También está al tope del ranking cuando se le pregunta a la gente si el crimen se multiplicó en los últimos años: más del 90 por ciento de la gente responde que sí. Son datos del último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que destaca que en los noventa �Africa y Latinoamérica son las dos únicas regiones del mundo que han registrado un incremento tan marcado en las tasas de homicidios y delitos�. Paradójicamente, reconoce que semejante record es consecuencia del salto de la pobreza y la desigualdad social, en una década en la que la mayoría de los países de la región aplicaron a rajatabla las políticas del llamado �consenso de Washington�, que el propio BID no dudó en promocionar. Según el estudio, la distribución del ingreso en Argentina se �latinoamericanizó�, porque el grado de concentración ya se asemeja al promedio de la región, que es la más desigual del mundo.
El informe 2000 sobre el �Progreso Económico y Social en Latinaomérica� se denomina en esta oportunidad �Desarrollo: más allá de la economía�. El documento es una inusual (auto)crítica de los �logros� en materia económica de la región en una década signada por los preceptos que el FMI y el Banco Mundial se encargaron de exigir: privatizaciones, apertura comercial, desregulación, achique del Estado, ajuste y más ajuste. En esta década, América latina �se ha atrasado frente a otras regiones del mundo desarrollado y en desarrollo, su crecimiento ha sido inestable y los resultados económicos han estado muy mal distribuidos�, asegura.
Todo el capítulo dedicado al deterioro de la �convivencia social� en la región, donde la tasa de homicidios casi se duplicó en relación a los años setenta y ochenta, está enfocado en una misma línea de análisis. Se explica como una consecuencia directa del empeoramiento socioeconómico mirado por indicadores como pobreza y concentración del ingreso.
Según el BID, en términos de inequidad en la distribución, Latinoamérica batió records mundiales y hoy es una región aún más desigual que Africa, Medio Oriente, el Sudeste Asiático, y, por supuesto, los países desarrollados y Europa del Este. En este contexto, Argentina, en otros tiempos un caso peculiar de equidad, después de una década ininterrumpida de concentración económica, en la actualidad presenta niveles de desigualdad similares al promedio latinoamericano: mientras el 10 por ciento más rico de la población se queda con más del 37 por ciento de la torta del ingreso, el 10 por ciento más pobre apenas recibe el 1,5 por ciento.
Para el BID, estas tendencias explican el vertiginoso crecimiento de la criminalidad. Para peor, no casualmente, conviven con la desconfianza generalizada de la población en instituciones tales como la Justicia y la policía. Argentina es hoy líder en estas desgracias. Como lo demuestran las siguientes cifras:
De acuerdo con el informe existe una relación entre la �percepción de igualdad ante la ley� que tiene la población y la desigualdad real en el reparto del ingreso. Sin embargo, a primera vista, Argentina es una excepción a la regla: es, después de Brasil, el país donde menos gente (sólo el 13 por ciento) cree en la igualdad ante la ley, incluso comparado con países más injustos en la distribución como Paraguay, Ecuador, Bolivia o Chile. La respuesta que confirma la regla es que en ninguno de esos países la concentración del ingreso fue tan acelerada durante los noventa como en la Argentina.
En la Argentina la policía cuenta con menos reputación que en países tales como Venezuela, Perú, Guatemala, Colombia y Honduras. El documento explica que �décadas de corrupción, brutalidad y represión policial se han traducido en niveles muy bajos de confianza en la policía�.
La Argentina es el país donde la desconfianza en la Justicia está más generalizada, aún más que en Perú, México, Bolivia, Nicaragua, o El Salvador, entre otros países.
Planteado el diagnóstico, es obvio que la solución de fondo al problema debiera pasar por otro esquema de desarrollo económico, más equitativo y menos excluyente. Pero en el BID se limitan a considerar �una amplia gama de políticas alternativas�, de tipo social y preventivo, que �se dice� son más efectivas para bajar las tasas de delitos, como homicidios y violaciones, que las habituales recetas represivas de la justicia penal. Por ejemplo:
�Atención pre y posnatal de madres solteras en situación de alto riesgo, programas especiales de educación de niños y adolescentes pobres, y aquéllos destinados a desarrollar aptitudes para la resolución pacífica de los conflictos.� Según el BID, existen �varias experiencias exitosas� de esta clase. Por caso, �en los Estados Unidos, un plan destinado a dar educación preescolar a niños de riesgo redujo en un 50 por ciento la probabilidad de que esos niños fueran arrestados cuando fueran adultos�.
En el mismo sentido, se mencionan las políticas orientadas a �mejorar las oportunidades económicas�, como ser adiestramiento y empleo a desempleados y jóvenes pobres. La evaluación de los �grupos de trabajo� en los Estados Unidos demostró que �los participantes mostraron una probabilidad un tercio menor de ser arrestados una o más veces en relación a un grupo de control� que no había sido asistido por el Estado.
COORDINACION MACROECONOMICA DEL MERCOSUR
Moneda única, debate abierto
Según el canciller argentino Adalberto Rodríguez Giavarini, la convergencia macroeconómica de los países miembros del Mercosur se �coronará� con una moneda única, �que puede ser el dólar u otra vigente, o incluso otra diferente a crearse�. Para el ministro brasileño de Economía, Pedro Malán, en cambio, la moneda única no es un objetivo de los socios de la región, sino �un sueño, un deseo�, aunque advirtió que en lo inmediato �dolarizar no es una alternativa relevante para la región, no es la panacea ni la solución a los problemas financieros: las dificultades que enfrentan los países van a permanecer con una u otra moneda�. En tanto que el ministro chileno de Hacienda, José de Gregorio, aseguró que �la estabilidad macroeconómica, principalmente el control de la inflación y del déficit fiscal, es la primera etapa para seguir hablando de coordinación macroeconómica; después de eso podemos pensar, en un futuro, en una moneda única�.
Aunque con diferentes matices, los ministros de los países miembros del Mercosur y de aquellos otros con intención de incorporarse en el futuro abordaron el espinoso tema de la moneda única, colocándolo en el plano de un futuro indeterminado y poniendo por delante la cuestión de la convergencia macroeconómica, durante el encuentro regional organizado por el Foro Económico Mundial en Río.
Fue Malán quien puso mayor énfasis en rechazar la alternativa de la dolarización. �El dólar no será la moneda única, y esta última es, en todo caso, una esperanza, un sueño, un deseo a alcanzar en el futuro, pero no el objetivo del Mercosur�. Sin embargo, el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, afirmó que la coordinación macroeconómica conducirá a un pequeño Maastricht que desembocará en la adopción una moneda común.
El canciller argentino, en tanto, sostuvo que �la coordinación fiscal y monetaria implican que el resultado natural sea la adopción de una moneda común. ¿Qué moneda? Cualquiera puede ser posible: no hay que descartar el dólar ni la creación de otra diferente, como pasó en Europa. Interesa el proceso, no el resultado�.
La palabra �dolarización� provocó recelo y escepticismo de parte de las delegaciones oficiales que participaron del encuentro en Río de Janeiro, contra las expectativas que la alternativa genera entre empresarios e inversores. Pero los socios regionales, en cambio, encontraron un plano de mayores coincidencias al enfatizar el objetivo de la coordinación y convergencia macroeconómica. En setiembre de este año, según se anunció, estarán armonizados gran parte de los sistemas de medición de estadísticas, y �en marzo del año próximo se fijarán compromisos concretos orientados a una integración más profunda�, explicó Malán. Pero se encargó de subrayar que, en este momento, la unión monetaria �no es prioritaria, razonable ni factible�.
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