Por Darío Pignotti
Desde San Pablo
 Al límite de la (in)tolerancia: así se siente el presidente Fernando Henrique Cardoso. Y así lo confesó admitiendo las virtudes de la tolerancia cero frente a la intransigencia de los campesinos sin tierra. �Esto ya no da para más, basta de transgresión�, declaró el lunes, enfurecido, luego de tomar una calle a contramano para eludir el piquete de sintierras y operarios que lo aguardaban en Macsoud Plaza Hotel de San Pablo.
Las amenazas distan de ser retóricas. Cardoso ordenó la creación de un aparato de inteligencia abocado a �identificar, acompañar y evaluar� la conflictividad social. El Subsistema de Inteligencia de Seguridad Pública remata una escalada de medidas y anuncios represivos que incluyeron la hipótesis de intervención militar, la creación de una división especial de la policía federal y la aplicación de la ley de defensa nacional de la dictadura militar de 1964-1985 contra dos sintierras de Mato Grosso (aunque esta carátula luego fue revisada).
�Esto ya parece una dictadura�, estalla Gilmar Mauro, líder del MST entrevistado por Página/12. �A Fernando Henrique Fujimori se le cayó la careta de profesor progresista, él ha elegido el camino de la fujimorización.� Luego del desalojo a regañadientes de los edificios públicos que ocuparon la semana pasada, los Sin Tierra están dispuestos a cruzar nuevamente la línea de fuego. �Fue un repliegue táctico�, sostiene Mauro.
�¿Y ahora?
�Si el gobierno no negocia volvemos a las ocupaciones. El viernes desalojamos los predios en Brasilia pero seguimos acampados frente a (el ministerio de) Economía, esperando que (Pedro) Malán nos reciba, y este miércoles vamos a ir con miles de compañeros para sumarnos a los trabajadores y los jubilados en protesta contra los 151 reales de salario de miseria que quiere imponernos el gobierno �advierte el dirigente.
Miembro de la dirección nacional del MST, Mauro repasa la nueva estrategia: �Nuestro interlocutor dejó de ser el Ministerio de Reforma Agraria: era perder el tiempo, ellos no deciden nada. Exigimos un presupuesto serio para la reforma agraria. Ahora sólo hablaremos con Presidencia o Economía�.
A pesar de la vehemencia campesina, lo cierto es que Cardoso no los recibió. Diestros en golpear y negociar, saben que no llegarán al Planalto (Presidencia) pero piensan mantenerse en el centro de la escena.
�¿Hay algún retorno desde esta lógica de choque?
�El gobierno adoptó una lógica burra que se inició con la represión en la conmemoración de los 500 años en Porto Seguro (Bahía). Un dique puede contener por un tiempo, pero si no da la solución definitiva el río explotará.
�El PT (Partido de los Trabajadores de Luiz Inácio �Lula� da Silva) rechazó la ocupación de oficinas públicas.
�Eso pasa con alguna cúpula demasiado institucionalizada.
�Pero tomar ministerios simboliza romper con el Estado.
�En cierta forma, pero antes es una pelea contra las élites que controlan el Estado y es una pelea en torno de 6 a 8 millones de hectáreas, alrededor de 60.000 u 80.000 kilómetros cuadrados.
�Ustedes plantean casi un Estado dentro del Estado.
�Encuentro que no. Diría que es una experiencia de un nuevo modo de organizar la sociedad. En los asentamientos estamos creando el germen de la nueva sociedad.
�El MST habló de guerra, el gobierno no.
�Vivimos una guerra civil escamoteada fruto de la política económica. Malán y FHC son nuestros enemigos.
Entretanto, y frente a la combustión campesina, el general Alberto Cardoso consolida su posición en el gobierno. El jefe de la Seguridad Institucional acompaña el crescendo represivo y la infiltración preventiva: �Queremos aumentar la capacidad de recolección de informaciones para poder anticiparnos a los hechos�, declaró el general, en lo que constituiria una verdadera peruanizacion del modelo, integrando poder civil, inteligencia y FF.AA..
�¿Cree probable la represión militar? �preguntó este diario al sintierra Gilmar Mauro.
�No creo que envíen militares. No hay condiciones objetivas. Si lo hacen, en vez de aislarnos lograrán que la sociedad organizada nos respalde. Cardoso lo hizo en el �95 contra los petroleros, pero ahora está muy desgastado.
�¿Dónde esperan nuevos conflictos?
�Posiblemente en Paraná, nuestro pueblo está rabioso con el gobernador Jaime Lerner (PFL, derecha), que asesinó a nuestro compañero (la semana pasada). Lo único que nos queda es luchar y luchar.
EL PESO DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN URUGUAY
Otro round para la izquierda
Por Florencia Grieco
Las elecciones departamentales y municipales de este domingo en Uruguay podrían pasar relativamente inadvertidas; pero en un momento en que el presidente Jorge Batlle está embarcado en cumplir una de sus promesas electorales más complicadas (el tema de los desaparecidos) en estrecha colaboración con Tabaré Vázquez, líder de la principal fuerza parlamentaria del país, Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA), no parecen menores en tanto podrían ser centrales para el futuro de la alianza de izquierda. Sobre todo teniendo en cuenta que es casi seguro que el actual intendente de Montevideo por el EP-FA, Mariano Arana, consiga su reelección, y ante las cada vez más sólidas posibilidades de que Canelones, el segundo departamento más importante del país en términos de población, quede en manos del socialista Angel Spinoglio.
Los pronósticos electorales coinciden en que el próximo 14 de mayo -cuando los uruguayos elijan intendentes e integrantes de las Juntas (gobiernos provinciales) en los 19 departamentos del país�, el mapa político del país no cambiará demasiado. Es decir, seguirá repartido entre los tradicionales Partido Colorado y Nacional (o Blanco), unidos en una inédita coalición a nivel nacional después de que los blancos dieran su apoyo al candidato colorado y actual presidente Jorge Batlle para la segunda vuelta del año pasado.
Sin embargo, a esta altura parece imposible obviar que el bipartidismo uruguayo entró definitivamente en crisis después de que en la primera vuelta del 31 de octubre, Tabaré Vázquez y el EP-FA hicieran la mejor elección de su historia y se convirtieran en la fuerza con la que los dos partidos tradicionales necesariamente tienen que dialogar en el Congreso. El primer indicio de que esa alternancia entre colorados y blancos podría recibir un golpe en el interior del país parece ser el departamento de Canelones, en manos del intendente colorado Tabaré Hackenbruch. Convencido de que en julio ya podrá ocupar el sillón de jefe comunal en Canelones, Spinoglio declaró la semana pasada que, en ese caso, la �derecha gobernante� ya no podrá desatender �los pedidos de la mayoría de los uruguayos sobre proyectos claros, limpios y sustentados en análisis económicos serios. Ganaremos Canelones y con Montevideo vamos a ser 1.800.000 uruguayos detrás de las banderas progresistas�.
�Si el Encuentro gana acá, casi dos millones de uruguayos van a tener un gobierno progresista y van a poder conocer sus bondades. ¿Y saben qué? Si gobernamos para casi dos millones de personas en las próximas elecciones más que lejos vamos a ganar�, celebró Tabaré Vázquez, quien aclaró que lo que está en juego son las perspectivas que abriría esa victoria. Vázquez insistió además que estos comicios no son �un apéndice de las elecciones de octubre y noviembre de 1999, sino que tienen un valor enorme, intrínseco por lo que está en juego�.
En el resto del país, los pronósticos prometen 10 u 11 intendencias para el Partido Blanco, y seis o siete para el Partido Colorado, donde la fuerza de los caudillos locales parece seguir indemne al crecimiento de la izquierda, que en la primera vuelta del año pasado consiguió 861.202 votos frente a los 703.915 del Partido Colorado y los 478.980 votos blancos. En ese escenario, es en Montevideo donde la alianza izquierdista tiene su pie de apoyo y plataforma de despegue, nada desdeñable considerando que allí vive la mitad de los casi tres millones y medio de habitantes del país.
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