Por Facundo Martínez
Pasó lo lógico. Goleó Boca y se clasificó para los cuartos de final de la Libertadores. Cualquiera que haya visto el empate sin goles en Quito sabía que en condiciones normales Boca está tres goles arriba de los ecuatorianos y que eso se iba a ratificar en la Bombonera. Pero, por supuesto, nadie gana sin jugar y como el recuerdo de los jujeños está fresco, el nerviosismo recorrió el estadio en las horas previas. Hasta que Riquelme puso fin a la angustia.
El partido no existió. A los 3 minutos Boca ganaba 1-0 con un golazo de Riquelme �centro de Ibarra, bajada de pecho y toque a un rincón� pero ya se había perdido un gol el mellizo Gustavo y otro Moreno. La fortuna que Boca no tuvo con los jujeños la tuvo anoche a los 11 cuando un remate de Ibarra que a las manos de su homónimo arquero adversario se desvió en el pie de Moreno y puso el 2-0. Enseguida esa suerte cantó en contra cuando en un tiro libre desde la medialuna y pese que toda la barrera se le fue encima a Calle, éste logró pasar la pelota entre mil piernas hasta la red. En ese momento se acabaron las �rarezas� del partido. Apareció Riquelme para cerrar su noche poniendo dos pases magníficos que liquidaron la serie. Primero en la apertura a Gustavo que definió con otro remate bien colocado y enseguida a la salida de un corner, ubicándola en la cabeza de Arruabarrena. Sin hacer mucho, explotando al máximo las situaciones creadas y aprovechando las enormes ventajas que daban los ecuatorianos Boca había resuelto el partido en media hora. Y se fue al descanso con un contundente 5-1 después de que Bermúdez cabeceara un corner desde la derecha.
No hubo más partido. En el vestuario se acordaron que el domingo hay que jugar con River por el Clausura y luego, en los miércoles sucesivos, otros dos clásicos, si esta noche los de Gallego no sufren la mayor tragedia futbolera de su historia. Entonces se bajó el ritmo, se cuidó el aire y las piernas y el juego se fue a pique. Hasta un inesperado corte de luz sumó aburrimiento a una noche que había terminado mucho antes. El descuento no hizo ni cosquillas a Boca que siguió manejando el partido a voluntad pero sin buscar aumentar la ventaja. El penal de Maldonado sobre la hora fue un premio excesivo para El Nacional.
Y como todo estaba resuelto, en las tribunas se hablaba de otras cosas. Por ejemplo en los cantitos contra River, la visita inminente. Y contra el vicepresidente Pompilio. Al parecer varios barrabravas se reunieron con los jugadores en la noche del lunes en al concentración del hotel Los Dos Chinos �mangando� entradas para el domingo porque desde la dirigencia secortó el chorro. Basualdo, Bermúdez y Gustavo lo negaron, horas antes del partido de anoche, pero La 12 culpó a Pompilio.
Y el otro tema es la supuesta oferta del Real Madrid por Juan Riquelme. Crónica había titulado que ofrecían 20 millones pero los directivos de Boca negaron la oferta y dijeron que el 10 no vale menos de 10 millones. En verdad, la semana pasada, Franchi, el representante de Riquelme, cenó con Macri y el dirigente Salvestrini y pidió una mejora en la prima del jugador. Parece que una presunta oferta del exterior ayuda a conseguir los objetivos.
APRETADO TRIUNFO DE CORINTHIANS POR PENALES
Central casi logra la hazaña en Brasil
Central se va de la Copa pero nadie podrá reprocharles nada a los muchachos de Bauza. Los rosarinos estuvieron cerca de consumar la hazaña y sólo la inexperiencia y la mala puntería en la definición por penales le dio la clasificación al Corinthians, que ahora jugará en cuartos con el vencedor de Atlético Mineiro-Paranaense.
La noche de Pacaembú ofreció una de esos partidos definitorios típicos. Mucho nervio, mucha expectativa en cada jugada, la sensación de que podía suceder algo en cualquier momento. Corinthians, obligado por 2-3 de Arroyito, tomó la iniciativa pero Central controló bien a Vampeta y Carioca, los dos hombres que ponen el fútbol y tendió un cerco sobre el goleador Luizao. No agredía a la defensa paulista pero al menos tenía a los blancos lejos de Buljubasich. Recién pasada la media hora Luizao pudo quebrar el empate y poner en ventaja a su equipo que, sin embargo, necesitaba un gol más definir la eliminatoria. Central tuvo suerte porque en la primera llegada franca y poco después de soportar el gol de Luizao, la volea de Pizzi se estampó en la red de Dida. Pero los canallas hubieran preferido tener la suerte al final del partido y no en ese momento. La noche se cerraría con el amargo capítulo del último penal desviado por Gordillo que selló la eliminación. Pero una hora antes la fortuna seguía sonriéndoles a los argentinos. En el primer minuto de la reanudación sorprendieron a un Corinthians distraído y Gordillo puso un impensable 2-1 a favor. Si alguien creía que la victoria del primer partido daba una diferencia estrecha, nadie imaginaba que Central podía estar arriba en el marcador durante la revancha. Pero pesó la categoría de equipo de Corinthians �el mejor de Brasil� y la falta de �oficio internacional� para aguantar el resultado y el ataque constante del adversario. En dos minutos el castillo de naipes se vino abajo. Edilson primero y Luizao después colocaron el 3-2 que emparejaba la serie y encaminaba la definición hacia los penales. En esa instancia clave llegaron al último disparo después de que Dida detuviera el remate de González y que Edú la tirara lejos de Buljubasich. Toda la responsabilidad estuvo en Gordillo. Era gol y a seguir tirando o el adiós a la Copa. Fue esto último. Una pena.
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