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ENTREVISTA AL TECLADISTA JOE ZAWINUL
Músico sin fronteras

En su nueva visita a Buenos Aires, el ex integrante de Weather Report volverá a mixturar su particular estilo jazzero con 
timbres tribales. Jamás escucha música, pero le gusta el tango.

Tango: �En una disquería de Buenos Aires, cierta vez un vendedor me reconoció y me regaló varios discos, entre ellos unos de Piazzolla y Salgán�.

Zawinul es austríaco, tiene 67 años, y una historia musical envidiable.
Tocó con Miles Davis, Cannonball Adderley y Jaco Pastorius.


Por Fernando D�Addario

t.gif (862 bytes) Hay en Joe Zawinul un atisbo de rara marginalidad, que se percibe más en su actitud como artista que en sus discos. Refractario a los lugares comunes del ambiente jazzero, al que pertenece sólo en función de un target pre-establecido, el tecladista austríaco de 67 años vive tan encerrado en sí mismo que ni siquiera escucha música ajena. Su inspiración surge, según el propio Zawinul, de su universo interior. Resulta llamativo que, no obstante este encierro auditivo, sus discos se caractericen por una manifiesta apertura hacia ritmos africanos y asiáticos. Una apertura que, valga la contradicción, lo encerró dentro de la mal llamada world music. Al momento de la entrevista con Página/12, Zawinul estaba a punto de subir a un escenario en San José de Costa Rica, lo cual, sumado a la perspectiva de actuar esta noche, mañana y el domingo próximos en La Trastienda, provocó en él un renovado interés por los sonidos latinoamericanos: �Ante todo, volver a Latinoamérica es para mí una gran fuente de inspiración�, dijo, asumiendo que el contacto con otras culturas lo redime de tener que escuchar discos en su casa.
Para sus shows en Buenos Aires, actuará como invitada Beatriz Pichi Malén, una interesante artista mapuche que, a oídos porteños, también suena a world music. Pero Zawinul descree de los encasillamientos: �Lo que yo hago no es ni jazz ni world music. No me gusta esa limitación, yo soy un músico, no sólo de jazz�, subraya. Su condición de músico global, expresada a través de los sucesivos trabajos discográficos de �The Zawinul Syndicate� (integrado por Víctor Bailey en bajo, Manolo Bradena en percusión y voz, K. Ziad en batería y Gary Poulson en guitarra) no eclipsa los sonidos que amasaron su prestigio en el ghetto jazzero. 
Luego de haber acompañado a la gran Dinah Washington a principios de la década del 60, formó parte del conjunto de Cannonball Adderley, con el que recorrió de este a oeste el sur profundo de los Estados Unidos y conoció, en su condición de único blanco en una banda de músicos negros, los conflictos raciales que apenas la música logra diluir. �Vos no tocás como un blanco�, le dijo alguna vez Miles Davis, y poco después lo convocó para que incorporara la electricidad de sus teclados a su nuevo concepto sonoro. La historia oficial recordará fundamentalmente su condición de cofundador (con Wayne Shorter) de Weather Report, el grupo paradigmático de eso que se dio en llamar, con cierto dejo simplificador, �jazz-rock�. En Weather Report pudo experimentar sus primeras inquietudes de músico global, lo que abrió para la incipiente world music un camino de aproximación distinto del que, desde el rock, iniciaron artistas como Peter Gabriel y Paul Simon. Ya sin el peso abrumador de un grupo de las características de Weather Report, Zawinul profundizó su compromiso con músicas �lejanas�, pero compatibles con el espíritu improvisador del jazz. Una decisión que puede deberle tanto a un encomiable eclecticismo como a un desesperado intento por suplir vacíos creativos. �La música es un viaje en el que uno va incorporando todo lo que se le cruza. Aprendo de la vida, de lo que veo y conozco de la gente, no escuchando música todo el día.�
Recientemente se editó en Europa un nuevo CD de Zawinul, en el que homenajeó a las víctimas del campo de concentración nazi de Mauthausen (Austria): �Usaron ese campo para exterminar judíos, gitanos, gente de izquierda, socialdemócratas, etc. Lo presentamos en el mismo campo ante 8000 personas, con sobrevivientes en la audiencia. Esas son las cosas que me movilizan. Para mí fue un golpe directo al corazón�, asegura. 
�Usted tocó con Cannonball, Miles Davis y Jaco Pastorius, tres músicos característicos de distintas etapas de la música popular norteamericana. ¿Cómo se relacionó con cada uno de ellos? 
�Cannonball Adderley y Dinah Washington fueron mis primeros amigos y maestros cuando llegué a USA. Con ellos aprendí muchísimo. Miles y Wayne Shorter son mis hermanos, Miles es uno de los grandes del siglo XX. Jaco era un buen bajista y nosotros con Weather Report lo terminamos de convertir en una estrella.
�En su casa no escucha música, pero sin embargo es un conocedor del tango... 
�Bueno, a Salgán lo descubrí porque en una disquería de Buenos Aires una vez el vendedor me reconoció y me regaló varios discos de tango, entre ellos, algunos de Piazzolla y Salgán. Me encantaría invitarlo a mis conciertos de Buenos Aires, porque nunca lo vi y aún así me parece un excelente pianista. A mi mujer también le gusta. El tango es una de las grandes formas del arte de este siglo. Al igual que con el jazz, podés bailar con el y también emocionarte cuando lo escuchás. Me hice pianista estudiando arreglos de tangos viejísimos, que me resultaban más difíciles que Mozart. A los 19 años �La cumparsita� era un misterio para mí.
�El jazz ha sido fundamental en la cultura norteamericana del siglo pasado. ¿Cree que seguirá siéndolo en el XXI?
�No creo que tenga el mismo lugar de importancia dentro de la música popular. Tal vez Africa, Europa traigan a este siglo conceptos renovados. Pero no hay que olvidarse del jazz. Todo lo nuevo que venga no podrá obviar la influencia del jazz, porque a partir de él, todo es posible.

 

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