Por Eduardo Videla
Desde Leleque, Chubut
La colonización de la Patagonia fue mucho más que un encuentro de culturas: hubo guerras entre tribus y luego otra con el hombre blanco en la que se combatió casi hasta el exterminio a sus pobladores originarios; hubo pioneros y también aventureros, luchas, represión y más masacre. Esa historia está contada en el Museo Leleque, ubicado a 100 kilómetros de la localidad de Esquel, creado a partir de la conjunción del trabajo de investigadores, donaciones de particulares y el apoyo financiero del Grupo Benetton, en cuyos inmensos campos del sur se levanta la muestra. El proyecto incluye el apoyo a un centro de investigaciones sobre el hombre patagónico y su medio, y la idea de incorporar el museo al circuito turístico de la Patagonia andina. Un lugar donde existió y existe aún la resistencia de los antiguos pobladores, que no se resignan a perder su cultura y sus tierras: ayer mismo una comunidad mapuche aprovechó la reunión de periodistas y científicos de todo el mundo para insistir con su reclamo, frente a las puertas del flamante museo.
Leleque supo ser, en sus buenos tiempos, un poblado con correo y comisaría, crecido alrededor de la estación del ferrocarril de la Trochita, que unía Ingeniero Jacobacci con Esquel. Allí se levanta el casco de estancia de la Compañía Tierras del Sur Argentino, que pasó de manos inglesas a terratenientes locales y que en 1991 compró el Grupo Benetton. Es parte de las 750.000 hectáreas que el empresario italiano acumuló aquí para la producción de lana.
La historia del museo parece demostrar que, a veces, las paralelas se cruzan. Así, por lo menos, lo ve don Pablo Korchenewski, un inmigrante ruso que durante 40 años se dedicó a recorrer la Patagonia a caballo y recolectar todo tipo de huellas de las antiguas culturas aborígenes: flechas y utensilios fabricados por tehuelches y mapuches. Enfermo y con 80 años a cuestas, don Pablo no encontró eco en las autoridades para fundar un museo, como legado de su colección, de más de 8000 piezas. Después de donar todo a la Fundación Ameghino, de Chubut, jugó su última ficha con una carta a Carlo Benetton, hermano de Luciano y titular de la Compañía Tierras del Sur.
El acuerdo llegó y, como resultado de un aporte de la empresa de 800.000 dólares, según informó el vicepresidente de la compañía, Diego Perazzo, el museo estuvo terminado en dos años. También hubo apoyo del gobierno nacional, a través de los haberes de los investigadores que trabajaron en el proyecto. �Los científicos y museógrafos trabajamos con absoluta libertad en los contenidos y puesta de la muestra�, destacó María Teresa Boschin, titular del Centro de Investigaciones Científicas �El hombre patagónico y su medio� y codirectora del flamante museo.
El otro director es Rodolfo Casamiquela, titular de la Fundación Ameghino. �Es un museo arqueológico, etnográfico e histórico, y el objetivo es hacer una muestra móvil, para llevarlo a todo el país y al exterior�, explicó el investigador.
El museo está instalado en un viejo almacén de ramos generales que los Benetton compraron a un comerciante libanés. Lejos de abrumar con la cantidad de piezas expuestas, la muestra se destaca por la calidad de los objetos exhibidos y su ordenamiento temático, al estilo de los modernos museos europeos: una sala está dedicada a los pueblos indígenas, desde los primeros rastros de su llegada a la Patagonia, hace 13.000 años, hasta el arribo de los conquistadores; otra se destina al contacto entre indígenas y europeos, hasta el siglo XIX, e incluye desde las pacíficas misiones jesuíticas hasta la sangrienta Campaña del Desierto. Y otras dos están dedicadas a la llegada de los colonos galeses, españoles, libaneses, italianos y norteamericanos, sin eludir el mítico paso de los bandolerosButch Cassidy y Sundance Kid �cuyos posibles rastros están registrados en un contrato para la compra de caballos�, ni los fusilamientos de la Patagonia Trágica.
Los Benetton ya piensan en levantar una estación ferroviaria para que los turistas que hacen el recorrido de la Trochita �desde El Maitén hasta Esquel� se detengan en el museo, que tiene entrada libre y gratuita.
En la inauguración estuvo el gobernador de Chubut, José Luis Lizurume. No pudo asistir Carlo Benetton, porque su madre falleció días atrás. Sí estuvo la cacique mapuche Lucerinda Cañumil que, después de apoyar la muestra, formuló un encendido reclamo. �Quiero pedir que se facilite la enseñanza de nuestra lengua, para que no se termine. Nuestra gente tiene mucha fuerza pero ahora está bastante apagada. Queremos apoyo para que nuestra raza no se termine.�
PROTESTA DE LOS MAPUCHES DURANTE LA INAUGURACION
Reclamo por tierras con buen rating
Por E.V.
�El Estado le da garantías al hombre adinerado y se olvida de nosotros, que estamos empobrecidos�, se quejó Luis Millán, huerquen (mensajero) de una comunidad mapuche, integrante de una comitiva de aborígenes que cruzó la tranquera de los Benetton para hacer oír su reclamo ante más de 200 periodistas de medios locales, nacionales y de todo el mundo, que habían llegado para la inauguración del Museo Leleque.
Representaban a 26 familias de la comunidad Vuelta del Río, que están en riesgo de ser desalojadas por antiguos juicios iniciados por dueños de estancias, a quienes ellos llaman �usurpadores�.
Enarbolaron su bandera azul, blanca y amarilla, con una flecha azul en el centro, mientras hacían sonar sus instrumentos y gritaban a coro: �Nuestro pueblo está vivo�, mientras el gobernador Lizurume cortaba la cinta inaugural.
�Nuestra gente no tiene tierras y termina yéndose a los pueblos para trabajar como mano de obra barata o vivir del asistencialismo�, se quejó Moira Millán, también huerquen de la comunidad. �Allí nos convertimos en marginales, algunos se refugian en el alcohol, otros en el delito y la violencia. Y el Estado, en vez de darnos soluciones, responde con represión.�
El gobernador salió a atender los reclamos de los aborígenes, pero no aportó ninguna respuesta concreta. �Las soluciones van a ser de acuerdo a lo que establece la ley�, les dijo. Josefina Braun, representante de Benetton, prometió estudiar una solución para las familias afectadas. �Es un problema que viene desde antes de comprarse la estancia�, explicó.
Los mapuches también pidieron por las tierras que tiene el Ejército y que pertenecen, según reclaman a la Comunidad Prane. �Para nosotros, esta inauguración no significa nada �agregó Luis Millán�. Estamos empobrecidos y nunca hemos sido escuchados.� Con el mejor sentido del marketing, esta vez, sin embargo, los mapuches hicieron oír su voz.
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