Por Cristian Alarcón
El �Estrella de la Fortuna�, el barco en el que funciona el casino flotante, no puede moverse del puerto, anclao en Buenos Aires por la fuerza, después de que la Justicia lo declaró �embargado�. Por ahora a bordo seguirán funcionando mesas de juego y tragaperras de la empresa española Cirsa, mientras el juez en lo penal económico Marcos Aguinsky determina si hubo contrabando en el ingreso de la nave a aguas argentinas, tal como lo denunciaron en octubre del año pasado un grupo de diputados de la Alianza. Según esa presentación hubo una operación para ingresar el barco bajo un régimen de excepción de aranceles aduaneros dedicado a fomentar actividades económicas y productivas, por lo que no es solamente investigada la empresa sino también funcionarios de Aduana y de la Secretaría de Transporte. Lo cierto es que la economía de recursos de los ibéricos fue de 13 millones de pesos, la cifra por la que ahora el barco permanece quieto por orden judicial hasta que se resuelva si el ahorro fue legal.
�La medida fue tomada hace más de un mes �reconoció ayer a Página/12 el vocero de la empresa Cirsa, Mariano Gronemberg�. Se trata de una consecuencia razonable por la denuncia de evasión de impuestos aduaneros. Cualquier mercadería supuestamente contrabandeada no puede ser reexportada, por eso resulta lógica la decisión del juez.� Con aparente tranquilidad la empresa española campea los varios frentes judiciales que desde que se conoció la concesión abierta por Lotería Nacional para un casino flotante se abrieron persiguiendo su cierre. Por lo pronto, la cuestión más complicada, aquella polémica sobre quién tiene autoridad para determinar la apertura o el cierre del casino flotante, sigue su curso en la Justicia. La Corte Suprema debe decidir el conflicto jurisdiccional entre la ciudad y la Nación, aquel por el cual el día de la inauguración del �Estrella...� el surrealismo se impuso en las puertas del barco: mientras los inspectores municipales colocaban unas vanas franjas de clausurado, protestaban dos centenares de vendedores de la Solidaria e iban llegando unas señoras puro brillo y spray, a jugarse sus quilates en la nueva timba.
La historia del �Estrella...� es un poco complicada, y así también el trámite por el que se le dio ingreso a estas aguas. Como en la licitación de Lotería se dispuso que el barco para que funcionara el casino debía ser de bandera nacional, Cirsa se vio ante dos alternativas para obtenerla: el ingreso definitivo de la nave al país, o sea su compra; o un régimen de excepción, denominado de importación temporaria. Los diputados que presentaron la denuncia contra los españoles, Nilda Garré, Manuel Martínez y Darío Alessandro, pusieron el dedo en ese punto: para acceder al régimen de excepción estipulado por el decreto 343/97 el barco ingresado temporariamente debe ser alquilado y no comprado por la empresa que solicita su uso en aguas nacionales. Lo obvio; si es comprado es que se pagan esos alrededor de 13 millones de dólares que pudo ahorrar Cirsa.
El decreto 343/97 fue dispuesto para ofrecer a los armadores argentinos el uso de naves extranjeras ante la escasez de las nacionales. El espíritu de esa norma es el de promoción de la producción, el comercio, el transporte o la comunicación. Para los denunciantes el casino no calza en ninguna de esas motivaciones. Además entre los requisitos para poder acogerse a las exenciones aduaneras del decreto está el que el barco sea alquilado a un extranjero con quien se debe firmar un contrato en el que el propietario del barco obliga al inquilino a reexportarlo. El dato que resultó sugestivo a los diputados que denunciaron el asunto ante la fiscal en lo penal económico María Rivas Diez es que el buque fue alquilado por Casino Buenos Aires a Buenos Aires Entertainement Corporation, una empresa que pertenece al mismo grupo económico: Cirsa Business Corporation.
Tras el grupo Cirsa está la figura de dos españoles que de camareros han pasado a dueños de un imperio que entre bingos, casinos y tragamonedas hanllegado a 45 países con el negocio del azar: Manuel y Juan Lao. Claro que aquella industria de familia que comenzó con algunas tragaperras en los bares de Madrid y Catalunya, allá por el �89, enfermando a los españoles de codicia cotidiana, se transformó con el crecimiento en un holding internacional. Sólo en 1999 su facturación fue de unos 200 millones de dólares y en el primer trimestre del año pasado la ganancia neta fue de 12 millones. Aunque no todas son rosas con los Lao. En España están sospechados de funcionar bajo la protección de Convergencia y Unión, el partido de la derecha de Catalanya. Allá también fueron acusados de recibir beneficios impositivos. Nunca tanto como esos 13 millones que tienen ahora al �Estrella de la Fortuna� anclao aquí.
Un bebé de 1,80 metro
Tiene sólo 1,80 metro de altura pero ya va a crecer. Por primera vez en la historia del Zoológico de Buenos Aires, nació una jirafa en cautiverio. Como es habitual en el Zoo, recibirá el nombre que elijan los visitantes. Su padre se llama Pocho y tiene 11 años; la madre, Johari, tiene 6. El embarazo duró 14 meses y en el momento de nacer la jirafita cayó desde los dos metros de altura de las piernas de su madre, por lo cual se le había preparado un colchón de 30 centímetros de espesor, que reproducía la blandura de los pastizales africanos. En condiciones naturales, las jirafas viven sólo en Africa, desde el Sahara hasta el extremo sur. Llegan a pesar 1800 kilos y a medir 7 metros y medio. Habitan siempre lugares abiertos, para protegerse de los leones, y con arbolado: se alimentan principalmente de ramas y hojas de acacia. En el Zoo, la dieta principal consiste en cebollas con zanahoria rallada, avena arrollada y manzanas, pero el recién nacido, que pesa 60 kilos, durante todo su primer año se alimentará de leche materna. |
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