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URUGUAY SE PREPARA PARA LAS ELECCIONES DEPARTAMENTALES DE MAÑANA 
Marche unos Canelones con salsa bien roja 

Por primera vez, los uruguayos elegirán autoridades locales en forma independiente de los comicios nacionales. Con Montevideo asegurado, la atención estará puesta en Canelones, donde la izquierda disputa la segunda intendencia más importante del país con el gobernante Partido Colorado. 

El candidato socialista Angel Spinoglio (der.) y el colorado Tabaré Hackenbruch siguen cabeza a cabeza en Canelones. 


t.gif (862 bytes) Se sabe que una de las máximas políticas de toda campaña es pasear a los líderes más reconocidos del partido por cada distrito donde esté en juego un voto. Pero en Uruguay decidieron dar vuelta ese mandato. El balance de la campaña electoral para las elecciones municipales y departamentales de mañana es clarísimo en ese sentido: los referentes partidarios tradicionales se quedaron en sus casas, y dejaron el trabajo pesado en el interior del país en manos de los caudillos locales, esos hombres fuertes prácticamente desconocidos fuera de su órbita de acción, pero asombrosamente diestros a la hora de tratar con la gente a la que el �discurso de la capital� le sigue despertando tanta desconfianza como apatía. 
Basta mirar los números para confirmarlo. El Partido Blanco, que salió tercero en las elecciones nacionales del año pasado, levantó su perfil en el interior del país gracias a la táctica de ausencia del ex presidente y candidato Alberto Lacalle; y la izquierda �excepto en Montevideo, y tal vez en Canelones� está de antemano fuera del juego en los otros 17 departamentos. El motivo: después de lograrlo en Montevideo, Tabaré Vázquez se consolidó como el líder nacional de la izquierda (ahora primera fuerza parlamentaria), pero a la hora de pelear palmo a palmo con la maquinaria caudillista de los partidos tradicionales, los hombres locales de la izquierda corren sin la menor ventaja. Y la única que tienen parece contraproducente: aparecer acompañados por Tabaré fue la excusa perfecta para que blancos y colorados se lanzaran contra �las recetas capitalinas� que la izquierda propone para el interior. 
De los casi tres millones y medio de uruguayos que viven en el país, poco más de dos millones y medio están habilitados para votar. El grueso de esos votantes �más de la mitad� está concentrado en Montevideo y, en segundo lugar, en Canelones, los únicos departamentos en los que la izquierda tiene posibilidades serias de ganar mañana. A esta altura, las encuestas dan por descontado que Mariano Arana conseguirá la reelección como intendente de la capital con casi el 60 por ciento de los votos, y pronostican una elección peleada en Canelones entre el socialista Angel Spinoglio y el colorado Tabaré Hackenbruch. 
La importancia numérica y política de alzarse con esos dos departamentos es innegable: supondría a la vez una consolidación y un avance de la alianza Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA). Pero ese eventual doble (o simple) triunfo no es suficiente para explicar qué está en juego en estas elecciones locales, las primeras que se realizan en forma independiente de las nacionales. 
Básicamente porque el resto del país quedaría repartido �como siempre� entre los dos partidos tradicionales de Uruguay, históricamente enemigos, coyunturalmente (ahora) aliados en el gobierno detrás del presidente colorado Jorge Batlle. Según los cálculos y especulaciones electorales, el Partido Nacional (Blanco) ganaría en Paysandú, Maldonado, San José, Flores, Durazno, Cerro Largo, Treinta y Tres, Lavalleja y Tacuarembó. Los colorados se quedarían con Artigas, Salto, Colonia, Florida y Río Negro y, muy probablemente, con Canelones, donde los blancos tendrán que limitarse a verla pasar por el simple hecho de haber puesto a la cabeza de la lista a Julia Pou, la mujer de Lacalle. En Maldonado, el Partido Nacional llegaría al 42 por ciento, con 16 encima del candidato del EP-FA. En Paysandú, donde el año pasado ganó el EP-FA y los blancos tuvieron como único dato memorable haber hecho una de las peores elecciones en su historia, la recuperación blanca es indiscutible: según la consultora Factum, ya tienen casi asegurada la Intendencia con una ventaja de 11 puntos sobre la izquierda. 
Los analistas uruguayos coinciden en que las elecciones de mañana no cambiarán demasiado el mapa político de la nación porque confirmarán la gran influencia de los aparatos políticos tradicionales en el interior del país, donde la izquierda aún no tiene fuerza ni hombres ni estructura suficientes, y donde el bipartidismo despliega sus últimas estrategiaspara intentar mantenerse vivo. Pero tal vez faltaría agregar que si el cambio radical no se produce mañana es porque ya se produjo en parte cuando la izquierda arrasó en octubre pasado, obligando a blancos y colorados a negociar y cerrar un acuerdo de segunda vuelta para evitar que Tabaré se quedara con la presidencia. Y que estas elecciones, además de demostrar que la izquierda no ha logrado penetrar en el interior del país, son una prueba de adónde van a refugiarse los partidos tradicionales cuando más de un tercio de la población ya no piensa en blanco y colorado.
Texto: Florencia Grieco

 

Claves

  Mañana serán las primeras elecciones municipales y departamentales en Uruguay que se realizan en forma diferida de las nacionales. Al quedar separadas de las presidenciales, la importancia de estos comicios está en las posibilidades que tiene la izquierda de ampliar su avance electoral y los partidos tradicionales de mantener su poder en el interior del país. u Después de convertirse en la primera fuerza parlamentaria en octubre del año pasado, la izquierda tiene prácticamente asegurado un nuevo triunfo en Montevideo y la reelección del actual intendente Mariano Arana con más del 50 por ciento de los votos.
  Por eso, la pelea principal se dará en el segundo departamento más importante del país, Canelones, donde el candidato del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) está empatado con el hombre del gobernante Partido Colorado. Si la izquierda gana en Canelones, gobernaría a nivel local para casi el 60 por ciento de la población uruguaya.
  A diferencia de las campañas nacionales, esta vez casi no hubo presencia de líderes partidarios importantes. Los analistas coinciden en señalar que, en el caso del Partido Nacional (Blanco), la ausencia del ex presidente Alberto Lacalle es uno de los factores principales que explican que haya logrado remontar el tercer puesto conseguido en las elecciones del año pasado.
  En el caso de la izquierda, la falta de hombres locales fuertes y la presencia de Tabaré Vázquez en la campaña sirvió a blancos y colorados para criticar �las recetas capitalinas� del EP-FA para el interior del país. 

 

OVIEDO ASUSTA AL GOBIERNO PARAGUAYO
El general reapareció y dijo 

Los llamamientos de Lino Oviedo para derrocar al gobierno paraguayo de Luis González Macchi no son ninguna novedad. Sin embargo, con cada día que pasa, la situación relativa de Oviedo y sus enemigos parece inclinarse hacia el ex golpista. Es por eso que al gobierno paraguayo no debe haber recibido con calma ayer una entrevista a Oviedo publicada en el Folha de Sao Paulo. Allí, Oviedo aseguraba que la policía y el ejército paraguayos sabían adónde estaba pero no deseaban detenerlo. Agregó que estaba en contacto con miembros del gobierno federal brasileño. En Paraguay, estas amenazas coincidieron con una crisis a varios frentes para el gobierno. Por un lado, las organizaciones campesinas parecen estar alzadas luego de que se reprimiera salvajemente la ocupación pacífica de una hacienda. Y en las ciudades los sindicatos públicos se declararon �en pie de guerra� para impedir el plan de privatización de Macchi. Es en este contexto delicado que el presidente Fernando de la Rúa realizará hoy la primera visita de Estado que recibe el gobierno de González Macchi. 
Si Oviedo tenía razón ayer, bien podría ser la última. Según él, nadie puede pretender que el actual gobierno paraguayo goce de apoyo popular: �Los que quieren que el gobierno salga son la población, los trabajadores rurales, que están insatisfechos�. Agregó ominosamente que �las fuerzas armadas también, porque están siendo humilladas�. El ex general se ocupó de señalar que el derrocamiento del presidente sería perfectamente legal: �El artículo 138 de la Constitución prevé que los gobernantes pueden ser retirados por el pueblo en caso de que no estén cumpliendo la Carta. Y, como el presidente Luis González Macchi no ha sido elegido democráticamente, el pueblo tiene derecho a derribarlo�. Oviedo negó además estar involucrado en el asesinato el año pasado de Luis María Argaña. El había sido el vicepresidente de Raúl Cubas, un discípulo político de Oviedo electo por una fuerte mayoría en las últimas elecciones presidenciales. La muerte de Argaña provocó una ola de revueltas que culminaron con la renuncia de Cubas y su huida al Brasil. Oviedo se refugió por algunos tempestuosos meses en la Argentina, para luego escaparse justo antes de que asumiera De la Rúa, de quien sospechaba que lo enviaría sin reparos a la Justicia paraguaya. Desde entonces él afirma estar en Paraguay. De hecho, el Folha de Sao Paulo informó que el número de teléfono al que llamó para comunicarse con el ex general �era una característica de Paraguay�. 
Pero el asediado gobierno de González Macchi podría mirar con igual preocupación al Brasil. No es sólo que ese país aportara una especie de Puerta de Hierro para Cubas. Lo que es mucho más preocupante es la posibilidad de que el gobierno brasileño esté complotando para una restauración oviedista en Paraguay. Oviedo alentó alevosamente estos temores al comentar que estaba en contacto con �civiles, militares y políticos en Brasil, entre ellos miembros de los gobiernos provinciales y del federal�. Por supuesto, no reveló nombres. Por supuesto, el gobierno brasileño no perdió tiempo en desmentir las aseveraciones de Oviedo. 
¿Cuáles son las posibilidades de la revuelta nacional con la que Oviedo espera regresar al poder? En la última semana comenzaron a perfilarse por separado las distintas puntas de un hipotético alzamiento. El conflicto más explosivo, como pareció indicar Oviedo, es el campesino. El jueves la policía y el ejército desalojaron por la fuerza a 800 campesinos que habían ocupado una hacienda en el distrito de Yuty. La operación resultó en que 78 campesinos fueran heridos, cuatro de ellos de bala. Ayer se informó que se habían encarcelado a nada menos de 258 campesinos.

 


 

MANIFIESTO DE LOS INTELECTUALES 
Calma, mexicanos, calma

Las elecciones presidenciales que se celebrarán el 2 de julio podrían resultar en que el oficialista Partido de la Revolución Institucional (PRI) pierda por primera vez en 71 años. Las últimas encuestas le dan una ventaja de alrededor de cinco puntos al candidato opositor Vicente Fox por sobre el priista Francisco Labastida. Una campaña tan reñida aumenta las posibilidades de un desborde violento luego de las elecciones. Fue para impedirlo que 135 intelectuales mexicanos enviaron una carta abierta a los principales candidatos, que apareció ayer en los principales periódicos.
Entre los firmantes se contaban los escritores Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, y Elena Poniatowska, el historiador Enrique Krauze, y el actor Pedro Armendáriz. El principal llamado para ambos candidatos era que �se respete el resultado de las elecciones y no se convierta en pretexto para nuevos enfrentamientos políticos que pongan en peligro la paz social�. Los comicios �constituyen un peligro y una oportunidad: con el ambiente político actual los comicios pueden conducir a México a una situación de ingobernabilidad�. Ese peligro pareció crecer en las últimas semanas, y es por eso que �nos hemos unido para expresar nuestra alarma por la degradación que se observa en nuestra vida política, por la ausencia en ella de un auténtico diálogo democrático y el peligro de la polarización creciente que redunde en una catástrofe para la nación�. 
Para evitar esa catástrofe, es esencial que todos comprendan que las elecciones eran una �oportunidad histórica para saldar cuentas con una herencia de divisionismo�. Por lo tanto, sea quien sea el ganador, éste deberá convocar a los representantes de todas las demás fuerzas políticas para �sellar un pacto que establezca nuevas bases para el desarrollo del país�. El manifiesto concluye advirtiendo que: �Creemos que aún estamos a tiempo para salvar nuestro futuro, pero para ello hay que actuar. Que la sociedad entera se exprese. Que su voz se levante para llamar la atención de todas las fuerzas políticas y las obligue a revisar los fundamentos mismos de nuestra convivencia�.

 

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